jueves, 25 de agosto de 2011

Capitulo 16: Confianza y Desconfianza.


 Me sentía muy débil.

Aun mi cuerpo temblaba, pero, esta vez, era un temblor débil, controlable. Y por primera vez, después de tanto tiempo, volví a sentir frío. Una sensación que murió con el resto de mi parte human. Una sensación que se me hacia extraña.

Mi cuerpo yacía inmóvil en el suelo. No podía mover nada de el. Solo mi mente estaba atenta. Atenta a todo lo que me rodeaba.

Volví a temblar por el frío que ahora sentía. ¿A caso me encontraba desnuda en el suelo? De ser así ¿Qué era lo que había sucedido? ¿Qué fue lo que paso conmigo?

-¡No puede ser!- oí hablar a Jasper, pero no podía verlo, no podía abrir mis ojos.
-¿Es una de ellos?- la voz del fortachón Emmett sonaba con mas asombro y mas lejana, al igual que la de Jasper. ¿Qué era lo que había sucedido para que ambos se asombraran tanto? ¿Qué fue lo que vieron en mí?
-¡Row!- Carlisle había llegado. En su voz por primera vez había algo de preocupación. ¿Pero porque? Oí el zumbido que hizo su movimiento rápido.
-¿La conoces?- la voz de Jasper sonaba ahora dura.
-Si.- sentí sus frías manos en mi rostro y agradecí tal acto por parte de el. –Debemos llevarla a casa. Su cuerpo esta ardiendo. Emmett, tu chaqueta.- ordeno secamente.
-Ten.- oí como el fortachón se acercaba lentamente.
-Gracias.- mi cuerpo volvió a estremecerse al sentir la chaqueta del fortachón sobre mi. –Tranquila, Row.- susurro Carlisle mientras me tomaba en sus brazos fríos y duros como el hielo.
-¿Qué harás con ella?- la voz de Jasper era mas cercana y bajo, casi como un susurro.
-Llevarla a casa. Row necesita revisión medica.- los brazos de Carlisle se ciñeron a mi cuerpo, como si quisiera protegerme. ¿Pero de quien? ¿De Jasper? ¿O de Emmett? –Tu y Emmett asegúrense de que ningún lobo nos siga, ni que estén cerca de casa.
-¿Por qué?- Emmett estaba tenso, lo note en su voz.
-Les explicare todo en casa. No hay tiempo que perder.
-Bien.- Jasper suspiro pesadamente. –Volveremos en cuanto hayamos terminado de registrar la zona.- aun estaba serio y sabia que esas palabras iban dirigidas hacia mi y no hacia Carlisle. ¿Pero como sabia el que estaba escuchándolos?

Carlisle comenzó a correr y pude oír, y sentir, el viento, que me hacia estremecer cada vez mas.

El olor dulzón que había en la zona, me indico que habíamos llegado a la residencia Cullen. Mi nariz ardió un poco en ese momento. Era como oler alcohol en su estado más puro, pero con un distintivo aroma dulce.

Oí como abría con una mano lo que parecía ser una puerta corrediza y, dentro, el olor era más fuerte. Tanto, que me hizo temblar de nuevo.

Todo allí estaba en un profundo silencio. Era como si no hubiera nadie más que solo nosotros dos.

Me coloco en lo que parecía ser una cama, muy cómoda por lo que pude sentir, y me cubrió con unas sabanas suaves –de seda supuse-.

Abrí mis ojos lentamente y divise toda la habitación iluminada. Aun veía borroso y solo pude distinguir la esbelta figura de Carlisle dándome la espalda. Parecía estar buscando algo ¿pero que?

-Registramos toda la zona.- la voz de Jasper salio de la nada e hizo que Carlisle girara para verle.
-¿Qué hay de Leah? ¿Sabe lo que sucedió?- Carlisle miro a Jasper mientras movía algo con su mano derecha.
-No. Leah huyo tiempo después de que le ordenara a Emmett llevarla a ella…- cabeceó en mi dirección. –lejos. Leah quiso atacarla.- miro a Carlisle serio.
-¿Crees que haya llegado a decirle a Jacob?
-No lo creo.- aseguro aun serio. –Leah tiene ordenes de permanecer en La Push pase lo que pase.- cruzo sus brazos sobre su pecho. –El, Sam, Edward y Bella están en la frontera registrando toda esa zona.
-Entiendo.- susurro Carlisle. Se acerco hacia mí y acaricio mi antebrazo con algo suave, e hizo una leve presión que hizo que reaccionara de golpe, desapareciendo cualquier debilidad de mi cuerpo.
-¡¡No!!- tome la muñeca de Carlisle con mi mano derecha y apreté con todas mis fuerzas. Sentí una presión aun mayor en mi brazo y mano, y busque la fuente de la misma. Eran las manos de Jasper, que detenían mi accionar mientras yo detenía a Carlisle. Y no pude evitar fulminarlo con mi mirada.
-Tranquilos.- ambos miramos a Carlisle aun tensos. –Todo esta bien.- este solo clavo su mirada en Jasper, quien lentamente, y luego de unos segundos de pensarlo bien, comenzó a quitar sus manos de mi brazo y mano mientras yo lo observaba de reojo. –Row.- de inmediato volví mi vista hacia el rostro de Carlisle. –Es solo un calmante. Te ayudara con el dolor y los temblores de tu cuerpo. Solo te hará descansar unas horas.- me quede mirándolo fijamente, tratando de asimilar aquello que me decía. Tratando de controlarme. –Confía en mí. Todo estará bien. Solo quiero ayudarte.- algo en sus ojos me decía que estaba siendo totalmente sincero conmigo y que solo quería ayudarme, tal cual decía. Asentí una sola vez mientras soltaba su muñeca de mi mano y un temblor hizo que recostara y cerrara por unos segundos mis ojos. -¡Listo!- ni siquiera había sentido el pinchazo de la aguja.
-¿Cuánto tiempo la mantendrá dormida?- Jasper me vigilaba de reojo, como si esperara otra reacción errónea de mi parte que el considerara peligrosa, o agresiva.
-Unas 5 o 6 horas máximo.- contesto Carlisle. –Si bien el calmante es fuerte como para dormir a un humano por 12 horas, el cuerpo de Row se encargara de quemarlo dado a la alta temperatura que posee.- suspiro y ambos se quedaron en silencio, observándome.
-Edward llamo.- vi a Emmett aparecerse en la habitación y clavo su mirada en mi. –El, Bella y Jacob iran a Seattle y buscaran pistas allí. Quiere que nos quedemos con Sam vigilando la frontera hasta que ellos regresen.- miro a Carlisle de pasada y fijo sus ojos en Jasper.
-Vayan.- Carlisle los miro a ambos. –Yo me haré cargo de ella hasta que regresen.
-¿Estas seguro?- Jasper no estaba de acuerdo con la idea de dejarlo solo conmigo, se notaba en su voz. Se notaba su desconfianza en mí.
-Si.- contesto Carlisle muy seguro. –Ella dormirá hasta que ustedes regresen.- no lo dudaron mucho. Ambos desaparecieron de la habitación sin más nada que decir, ni discutir.

La habitación volvió a quedar en un profundo silencio, mientras la luz, que vi antes, comenzaba a disminuir.

Seguía con la mirada cada movimiento de Carlisle mientras mi cuerpo aun estaba inmóvil sobre la cama. Se acerco por el lado derecho de la cama y prendió lo que parecía ser una pequeña lámpara.

-Descansa.- susurro mirándome a los ojos. –Todo estará bien.- en sus ojos había tranquilidad y sinceridad. Y me hicieron que creyera en lo que el me decía, sin ni siquiera dudar.
-Gracias.- susurre muy bajo, casi en un suspiro para cualquier oído humano. Pero sabía que me escucharía. El solo me miro y dibujo en su perfecto rostro una sonrisa. Y desapareció, al igual que Emmett y Jasper, dejándome sola en la habitación.

El dolor y los temblores de mi cuerpo fueron desapareciendo, gracias al calmante que el doctor Cullen me había colocado. Pero dio paso al cansancio, haciendo que mí cuerpo siguiera más duro e inmóvil.

Sabia que era una perdida de tiempo tratar de que mi cerebro tomara el control de mi cuerpo otra vez, por lo que me di por vencida.

No podía hacer otra cosa más que descansar, tal cual me lo había ordenado Carlisle. Así que respire profundo, llenando mis pulmones de aire y del olor dulzón que había en la habitación –hecho que hizo arder de nuevo mi nariz- y deje que el calmante se apoderara de mí por completo.

No tardo mucho tiempo en hacer efecto.

Mis ojos se cerraron pesadamente sin la posibilidad de que yo pudiera resistirme.

Mi mente fue lo único que se salvo del calmante. Pero tal y demasiado era el cansancio que mi cuerpo sentía, que se rindió y dio lugar al más profundo sueño que jamás tuve.

Todo el bosque estaba a oscuras y en silencio.

Por alguna extraña razón estaba agitada y corriendo, siguiendo un olor que me resultaba familiar. Un olor dulzón. El olor de un vampiro.

Corría sin parar y mientras lo hacia, oí pisadas detrás de mi, acompañadas por bufidos, gruñidos y de otro olor que también me eran familiar. Pero no me detuve para verificar quien era.

Guiada por el olor de un vampiro y perseguida por el olor de un lobo, termine saliendo del bosque hacia un enorme prado cubiertos por pastizales altos.

En cuanto me detuve, inmediatamente me gire para ver al lobo que me perseguía, pero, detrás de mi, solo se encontraba el bosque a oscuras y en el mas profundo silencio. Volví mi mirada hacia el prado, buscando al vampiro que me guiaba, pero tampoco estaba allí. No había nada. Solo la luna que alumbraba en lo alto del cielo nocturno.

Su luz radiante y blanca, golpeaba en algo de metal, que se encontraba en medio del prado. Este objeto, bajo aquella luz, produjo un brillo que llamo mi atención.

Segada por la curiosidad y el brillo de aquel objeto, comencé a caminar por el prado, sintiendo la brisa nocturna y el quebrajar del pastizal bajo mis pies descalzos.

Agudicé mi vista, observando todo y cada parte del prado, buscando un posible peligro o algo que me indicara que esto era una trampa. Pero allí no había nadie más que yo y el objeto brillante al cual me encaminaba.

A medida que me acercaba, el objeto crecía y pude identificarlo. Era un enorme espejo de marcos de metales de color dorado. Lo rodee, admirándolo por completo y tocando su textura fría. Pero en cuanto volví a colocarme frente a el, me lleve una sorpresa.

En el lugar donde debía encontrar mi figura reflejada, se encontraba un enorme lobo blanco, mirándome fijo con sus ojos dorados.

Instintivamente me gire para mirar hacia atrás mío y el enorme lobo hizo lo mismo. Pero no había nadie ni nada. Volví mi vista hacia el espejo y el también hizo lo mismo. Ambos nos mirábamos el uno al otro fijamente.

Me acerque un paso hacia el espejo, observando cada parte del enorme lobo blanco que tenia en frente. Y el hizo lo mismo.

Su pelaje brillaba bajo aquella luz de luna, haciéndolo resaltar y convertirse en el ser mas hermoso que haya visto alguna vez.

Sus ojos dorados seguían cada movimiento mío, pero en cuanto levante mi mano izquierda para tocar el espejo…

-No puedes escapar de lo que eres.- hablo. Su voz sonaba familiar en mi mente.
-¿Tu…?- el asombro por escucharlo hablar me dejo muda. Rápidamente fije mi mirada en su hocico, pero este estaba cerrado, por lo que no pudo haber articulado aquellas palabras tan familiares.

Sus ojos aun se fijaban en mí, observando cada reacción mía.

-¡No puedes escapar de lo que eres!- repitió mientras agachaba un poco su cabeza y el pelo de su nuca se erizaba. – ¡No puedes escapar de tu verdadera naturaleza!- su voz sonaba amenazante en mi mente.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo.

Conocía la postura que el lobo estaba empleando. Era la postura del cazador acechando a su presa. Era la postura de ataque.

El miedo crecía dentro de mí e hizo que, instintivamente, retrocediera un paso. Pero en cuanto lo hice, el enorme lobo me enseño los dientes y atravesó el espejo, rompiéndolo en su totalidad; se abalanzo sobre mí, gruñendo y mirándome fijo, y mordió mi cuello…

Desperté agitada mientras llevaba mi mano hacia mi cuello, verificando que estuviera bien. Y suspire aliviada al sentirlo el su totalidad.

“Fue solo un suelo. Un horrible y escalofriante sueño”, pensé tratando de calmar mi respiración y la agitación. “Estupido calmante”, suspire cerrando mis ojos por unos segundos.

Afuera, la noche se había hecho presente.

Comenzaba a detestar el hecho de no tener noción del tiempo. Era algo con lo que tendría que vivir el resto de la eternidad y ya comenzaba a odiarlo.

Hice una mueca de disgusto y me incorpore lentamente de la cama, observando toda la habitación en silencio.

Todo en ella estaba prolijamente ordenado y limpio.

La habitación, en su totalidad, era muy hermosa y acogedora. ¡Y espaciosa, muy espaciosa!

No pude evitar mi impulso de recorrerla, aun cuando estaba sola y semidesnuda. Tuve que envolver mi cuerpo con las sabanas –de las cuales no me había equivocado al identificar su textura-. Pero antes de que pudiera hacerlo, me lleve una sorpresa.

Sobre un sofá de cuero blanco, se encontraba una combinación perfecta de ropa y calzado para elección mía. Me quede mirando todas las prendas que, al parecer, parecían ser nuevas y de muy buena calidad.

“Quien sea que haya elegido toda esta ropa sabe de moda”, pensé mientras sonreía y tomaba unos Jens oscuros y una chaqueta liviana de lycra, también oscura. El calzado fue lo mas dificil de elegir, ya que los que allí había, no combinaban con mi sutil estilo casual deportivo y aburrido, por lo que decidí quedarme descalza.

Mientras apilaba toda la ropa restante y volvía a observar la habitación en su totalidad, un estante repleto de CDS ubicado en la pared oeste de la habitación, llamo mi atención por completo, dejando la ropa de lado.

Me acerque a esa inmensa colección de CDS y leí los títulos de todos ellos. No pude evitar sonreír ante aquella gran variedad de música que allí había, y que iban de la más clásica música de orquestas y pianos a la extrovertida música moderna del rock pesado.

“Un perfecto amante de la música y gran coleccionista”, pensé mientras sonreía aun mirando los CDS. “¿Quién de ellos será el dueño? ¿Jasper? ¿Emmett? ¿Osera Carlisle?”. Reí un poco y de inmediato descarte a Emmett. El no podía ser el dueño de esta habitación. Su perfil físico no lo describía como amante de la música.

“Carlisle tampoco podría serlo”, pensé. “El solo vive para la medicina, o al menos eso mostraba su despacho”, enarque una ceja ante este pensamiento.

“Solo queda Jasper”, pensé seria. “¿Podría ser el?”.

El sonido de una puerta cerrándose interrumpió el hilo de mis pensamientos e hizo que me moviera rápido y en silencio hacia la puerta de la habitación.

-¿Aun no despierta?- era Jasper. Su voz sonaba algo más relajada, pero aun seria.
-No.- contesto Carlisle en su total tranquilidad. –Alice no pudo ver cuando despertara.- “¿Alice? ¿Quién era Alice?”, pensé mientras aun prestaba atención a lo que hablaban.
-¿Alice estuvo aquí?- Emmett sonaba mas tranquilo, casi aburrido.
-Si. Sintió curiosidad por su nuevo bloqueo mental.- la voz de Carlisle sonaba con un distintivo tono de diversión. ¿Pero a que se refería con “bloqueo mental”? –Sin las visiones de Alice no podremos saber que es lo que realmente quiere el de ella.- su voz se puso seria de golpe. –A no ser que…- dejo la frase sin concluir.
-No.- contesto Jasper. –No encontraron nada en Seattle.- “Fred”, pensé. “Aun lo buscan”. Mi rostro se coloco serio.
-Eso solo significa una cosa.- suspiro pesadamente Carlisle. –Tendremos que dejarlo en manos de la manada. Es una lastima.- su voz se lleno de pena. –Podríamos haber evitado una muerte. Pero no podemos dejar que llegue a ella ni ponerla en peligro.- oí un bufido de disgusto.
-¡Genial! ¡Los lobos se llevaran toda la diversión!- se quejo Emmett. Jasper y Carlisle rieron un poco.

No podía dejar de pensar en las palabras de Carlisle.

Iban a matar a Fred. Y ya estaba decidido.

Mi momento de actuar había llegado.

No iba a dejar que lastimaran a Fred, ni muchos menos que el se enfrentara con Sam y Jacob. Tenia que detener todo esto y esta era mi única oportunidad.

Ya no importaba nada más que la vida de Fred, Sam, Jacob y la de todos los demás chicos, incluyendo a Leah. Ni siquiera mi secreto importaba.

Impulsada por el deseo de intervenir y detener todo esta situación, baje las escaleras en solo movimiento rápido y silencioso hasta el piso de donde provenían las voces de los tres vampiros.

Me detuve a la mitad de las escaleras y los observe fijamente.

Los tres tenían sus miradas perdidas en distintas cosas. Jasper y Carlisle estaban ocupados con un juego de ajedrez, mientras que Emmett leía una revista deportiva, sentado en el otro sofá.

No supe que decir llegado el momento. Me quede inmóvil allí, mirándolos. Parecían tan normales, tan… humanos.

-¡Fred no es un peligro para mi!- dije sin pensar, sin medir cada palabra que salio de mi boca. Estaba nerviosa y se noto en mi voz al hablar. Pero tenía que intervenir y acabar con esto de una vez por todas.

Los tres vampiros se colocaron de pie, formando una línea. Carlisle estaba en medio de Emmett y Jasper.

Los tres clavaron sus miradas en mi algo… ¿sorprendidos?

“¿A caso logre sorprender a tres vampiros?”, pensé mientras reprimía una sonrisa de puro placer.

-Veo que la ropa que te preparo Alice te sienta bien.- Carlisle sonrió y dio un paso hacia mi, apartándose de la línea en la que estaba Jasper y Emmett. -¿Cómo te sientes?- su voz era amable y amigable, al igual que su rostro.
-Mucho mejor, gracias.- tuve que tragarme todo mi enojo. No podía ser descortés con el. No después de brindarme su ayuda. Termine de bajar las escaleras y me pare frente a ellos.
-Quiero que conozcas a dos de mis hijos.- Carlisle se coloco a mi costado izquierdo sonriendo. –El es Emmett.- lo señalo con la mano. Este, estaba de brazos cruzados y al escuchar ser nombrado, libro uno de sus brazos e hizo un gesto en forma de saludo con la mano y sonrió de lado. Parecía relajado y a gusto con mi presencia. –Y el es Jasper.- sus ojos estaban clavados en mi. Pude leer en su postura rígida que el no estaba tan contento de conocerme como su hermano Emmett.
-Hola.- se forzó a decirme sin relajar su postura.
-Hola.- desvíe mi mirada de el y la deposite en Emmett, quien aun sonreía.
-¿Quieres algo de beber o comer?- ofreció Carlisle mientras depositaba su mano en mi hombro derecho.
-Solo agua, gracias.- lo mire y trate de sonreír, pero no pude.
-Esta bien.- sonrió amablemente. -¿Emmett?
-A la orden.- camino hasta la cocina.
-Ponte cómoda.- Carlisle señalo con su mano el sofá que allí había. Me encamine hacia el y mientras lo hacia podía sentir la mirada vigilante de Jasper sobre mi. Emmett regreso con un vaso con agua segundos después de que me sentara en el sofá y depósito el vaso en la pequeña mesa que había frente a mí.
-Gracias.- mire a Emmett mientras tomaba el vaso y bebía en pequeñas cantidades. Los tres estaban parados, mirándome fijo.

El silencio se apodero de toda la habitación mientras los segundos pasaban rápido.

Carlisle miro a Jasper y luego se acerco hacia mí con una sonrisa amable.

-¿Qué tanto sabes de lo que esta pasando?- me pregunto en total calma. Había llegado el momento de jugar mi mejor juego y poner las cartas sobre la mesa. Pero tenia que ser cuidadosa en lo que iba a revelar.
-Todo.- coloque el vaso en la mesita y lo mire. –Lo suficiente como para saber que el no es peligroso para mi.
-¿Cómo sabes eso?- Emmett se acerco, colocándose a la par de Carlisle.
-Porque, si así fuera, ya me habría matado hace mucho tiempo.- sostuve su mirada seriamente.
-¿Lo conoces?- intervino Jasper duramente. Yo solo asentí una sola vez, sin mirarlo.
-Su nombre es Fred.- mire a Carlisle y suspire.
-¿Qué es lo que quiere de ti?- Carlisle se acerco y se sentó en la pequeña mesita, sosteniendo mi mirada.
-Solo protegerme.- apreté mis manos. –Fred salvo mi vida el día del accidente automovilístico y desde entonces se ha encargado de cuidarme.- mire mis manos y volví a suspirar. –Gracias a el recordé lo que paso esa noche.- susurre.
-Eso explicaría le porque nunca se alejo de aquí.- murmuro Emmett mirando a Jasper con una leve sonrisa. Este aun me miraba serio, con desconfianza. ¿A caso sabia que le estaba ocultando información?
-¿Qué tanto sabes sobre el?- Carlisle me miro tiernamente.
-Todo.- lo mire. –El me encontró el día que me perdí en el bosque y me contó su historia y lo que paso la noche del accidente.
-¿Qué paso?- intervino Emmett curioso.
-¡Emmett!- Carlisle lo miro serio.
-Esta bien, Carlisle.- sonreí un poco y mire a Emmett, quien estaba ansioso por saber. –La noche el accidente, Fred y dos de su aquelarre, salieron de casería y dieron con mi madre y conmigo. Interseptaron el auto e hicieron que volcáramos.- el relato trajo otra vez los gritos de mi madre a mi mente y no pude evitar hacer una pausa. –Mientras uno de ellos acaba con la vida de mi madre, el otro fue por mi; fue en ese momento que Fred apareció y me salvo.- volví mi mirada a Carlisle. Supuse que vio el dolor del recuerdo en mi rostro, porque inmediatamente sus ojos se llenaron de pena.
-Tuviste suerte.- murmuro de nuevo Emmett. Carlisle le dio una mirada como regaño y volvió su mirada hacia Jasper.
-¿En que piensas, Jas?- le pregunto.
-En algo que ella dijo.- su mirada seguía clavada en mi mente mientras su voz sonaba dura y llena de desconfianza hacia lo que contaba. –Dijiste que tu amigo solo quiere protegerte ¿es así?
-Si.- asentí mirándolo seria.
-¿Pero de que o quien quiere el protegerte?- Emmett y Carlisle intercambiaron una mirada fugaz y luego me miraron, justo después de que el terminara su pregunta.

Los tres aguardaban una respuesta de mi parte. Y no tenía otra que dárselas. Pero ¿ayudaría eso a detener la casería y matanza de Fred? ¿Cómo reaccionarían?

-¿El nombre Riley les dice algo?- los mire a los tres por igual. Y ellos se quedaron serios e inmóviles.
-¿Qué tiene que ver con tu amigo?- pregunto Emmett.
-Era uno de los neófitos de Victoria.- Carlisle miro a Jasper.
-¿Victoria?- lo mire.
-Fue ella quien convirtió a tu amigo Fred.- respondió amablemente.
-Pero ellos están muertos.- Jasper se acerco un paso hacia mi. -¿Qué tiene que ver con lo que dijiste, de que el solo quiere protegerte?- su voz volvió a ser dura.
-Mucho.- lo fulmine con la mirada. –Riley les implanto en la cabeza antes del enfrentamiento, que ustedes son dueños de todo Forks y que matarían a cualquier vampiro que intentara cazar aquí.- Emmett se hecho a reí mientras que Carlisle solo sonrió. Solo Jasper mantuvo su postura seria.
-Ahora sabemos cual fue la excusa que creo Victoria para hacer que Riley y los demás la siguieran.- murmuro Jasper, quien seguía mirándome fijo. Solo el sonido del celular de Carlisle desvió su mirada sobre mí.

Mientras Carlisle hablaba por su celular, Emmett se sentó en el sofá y prendió el televisor plasma, colocando un viejo partido de béisbol.

El único que no se movió fue Jasper, quien parecía estar atento a la conversación que mantenía Carlisle por celular. Eso significo un alivio para mí, ya que, al menos, dejo de vigilarme. Lo que hizo que me relajara un poco y pudiera pensar en mis próximos pasos a seguir.

Pasados unos minutos, Carlisle regreso y me miro.

-Supongo que tu intención es evitar que tu amigo muera ¿es así?- dijo serio.
-Si.- me puse de pie, sosteniendo su mirada. –Fred no es un peligro ni para mí, ni para ustedes, ni para la manada.- Jasper volvió a mirarme y en sus ojos pude leer su inquietud por saber como era que sabía tanto.
-Por nuestra parte puedes estar tranquila de que no tomaremos represaría contra el.- se acerco y coloco su mano en mi hombro. Jasper no parecía estar de acuerdo con aquella decisión de Carlisle. –Me encargare de explicárselo a Jacob.
-Gracias.- susurre mirándolo fijo.
-Pero tu debes hacer una cosa por mi.- sonrió.
-Lo que sea.- le dije determinada, sin saber que me pediría. Y no me importaba lo que fuera que vaya a pedirme.
-Debes ir a ver a Billy. Yo mismo te llevare con el.- me quede mirándolo. Y solo pude asentir lentamente sin decirle nada.

Una parte de mi quería ir a ver a Billy y pedirle una explicación ante su decisión de callarse sobre lo de Sam. Pero la otra parte, sentía miedo. No miedo a confirmar de que Sam era mi hermano, sino miedo a la reacción que podría llegar a tomar ante el.

Aunque esto era una preocupación para mi, no lo era tan importante. Mi mente estaba más concentrada en salvarle la vida a Fred, que en mi visita a Billy y todo lo que ella significaba.

¿Había logrado detener la casería que en el pesaba? ¿Lo había ya salvado de la muerte?

Solo el trascurrir de las horas lo diría. Al fin y al cabo, podía confiar en la palabra de Carlisle.

¿Podía?

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