viernes, 24 de agosto de 2012

Capitulo 27: Juicio. (POV Seth)


Desperté al oír movimientos cerca de la camilla. Carlisle se encontraba cambiando la bolsa de sangre.

-Buenos días.- susurro sonriente al ver que había despertado. –Seth, hay habitaciones con camas cómodas para que puedas descansar. No tienes porque dormir en el suelo.- dijo reprochándome. Negué con mi cabeza y él suspiro al notar que era en vano discutir.
-¿Alguna mejoría?- mis ojos se fijaron en Row, y note que mi mano aun sostenía la suya. En ella, su piel mostraba un cierto rosa tímido, cálido. ¿Se debería a que mi mano estuvo sobre la suya toda la noche?
-Aun es muy pronto para saberlo.- contesto, distrayéndome de mis pensamientos. –Aunque su cuerpo ya nos está dando los primeros indicios de que estamos por buen camino.- inmediatamente fije mis ojos en él.
-¿Primeros indicios?- murmure sorprendido.
-Su temperatura corporal subió, y está en su punto normal, en los 47o C.- contesto, volviendo sus ojos hacia Row, y los míos siguieron su dirección. Aquel rosa tímido, cálido, que había notado en su mano, ahora se encontraba en sus mejillas, formando un tierno rubor en ellas. ¿Cómo es que no lo había notado?... Aun rígida e inconsciente, ese rubor, que ahora reinaba en sus mejillas, la hacía lucir tan… hermosa… deseable. Incluso sus labios, carnosos, lucían deseables… exquisitos. –Seth, deberías bajar y alimentarte. Incluso Row tiene mejor aspecto que tú, en estos momentos.- dijo en tono burlón, sacándome de mis pensamientos. ¿Qué está sucediendo conmigo? ¿Por qué de repente veo a Row de una manera deseable? ¿Por qué Veo a Row de esa manera? ¿Por qué me siento tan atraído por ella? Cerré mis ojos por unos segundos. ¿A caso me estoy enamorando de Row? ¿Enamorarme? ¿Yo? ¡Sí, claro!... sonreí de lado al notar que esas preguntas eran estúpidas y locas; mire a Carlisle, quien parecía curioso al ver mi rostro. Agradecía que él no pudiera leer mis pensamientos, y mucho mas agradecí que Edward no estuviera presente… ¿Pero dónde estaba? ¿Y Jacob? Mire la habitación y solo estábamos Carlisle y yo en ella. Los dos solos.
-¿Y Jacob y Edward?- pregunte.
-Abajo. Se están poniendo de acuerdo en la seguridad de Row para esta noche.- sonrió de lado. –Ven, acompáñame. Hare que Esme te prepare un buen desayuno.- rodeo la camilla y se coloco a mi lado, señalando la salida. –Debes alimentarte y reponer fuerzas, Seth.- dijo amablemente. Sonreí de lado y asentí encaminándome a la salida, pero antes de irme, le di una última mirada a Row. ¿Por qué luce tan hermosa y serena ante mis ojos?...

La charla que mantenían Jacob y Edward, era en voz muy baja, casi en susurros. Estaban ubicados en el salón principal, sentados en el sofá y acompañados por Alice, Emmett, Rosalie, Fred, Eleazar y Carmen. Esme apareció segundos después desde la cocina, con una bandeja en sus manos. En ella llevaba mi desayuno –un tazón grande de cereales con leche, algunas frutas cortadas en otro tazón, jugo de naranja y todo tipo de panes, galletas y lácteos untables-, un desayuno muy nutritivo y abundante. “Debió oír mi corta charla con Carlisle”, pensé mientras le sonreía en forma de agradecimiento.

-El lugar es bastante seguro.- dijo Jasper adentrándose en la sala, seguido muy de cerca por mí hermana. La mire sin entender aquel extraño dúo. Nunca se habían acercado. Leah se encamino hacia mí y se sentó a mi lado, tomando de la bandeja que tenía en mi regazo, un trozo de fruta. La mire con cara de “que está sucediendo”.
-Le mostré el lugar donde se llevara a cabo el juicio.- dijo respondiendo a mi pregunta no expresada.
-Bien, entonces, está todo listo.- dijo Jacob.
-¿Todo listo?- murmure mirándolo de inmediato. Me había perdido toda la charla y la posibilidad de opinar y decidir también. Edward me miro y sonrió de lado.
-Carlisle y Fred los acompañaran.- dijo. –El resto nos quedaremos aquí.
-Yo también quiero quedarme.
-No.- contradijo Jake, mirándome fijo. –No puedes. Tenemos que estar presentes todos los miembros de las dos manadas.- una vez más, fue en vano discutir. Aunque no quería, Jake había hablado con doble voz, la del simple Jacob y la del alfa de la manada. Suspire pesadamente y asentí, no estando del todo de acuerdo, pero sabiendo que sus palabras eran una orden de la cual no podía escapar ni opinar.
-Cuidaremos de ella, Seth.- dijo Alice, notando mi cambio de ánimo. –Ella estará a salvo con nosotros.- la mire y ella sonrió. Sabía que podía confiar en ella. Confiaba en ella y en todos los Cullen. Después de todo, los Cullen eran mis amigos y mi otra familia. Asentí ante sus palabras y le devolví una media sonrisa muy poco convincente de la supuesta tranquilidad que ella quería darme.

Todo estaba listo, y mientras el día corría lento –demasiado lento para mi gusto y ansiedad-, todos decidieron hacer algo distinto para distraerse, mientras esperaban la hora del juicio.

Bella y Nessie aparecieron en la casa cerca de las 14 pm. No hable mucho con Bella, pero si con Nessie.

-¿Cómo está Row?- me pregunto, sentándose a mi lado en los escalones de la entrada. Necesitaba tomar un poco de aire. Tantos vampiros juntos irritaban mi nariz.
-Al menos ya tiene color en sus mejillas.- dije sonriendo levemente.
-Esas son buenas noticias.- en sus ojos note un sentimiento que no mostraba su sonrisa.
-¿Sucede algo? ¿Te sientes bien?- le pregunte. Ella me miro de inmediato y frunció su ceño.
-¿Quieres caminar un poco?- ¿Una pregunta como respuesta? Es obvio que algo le sucedía.
-Claro, porque no.- respondí colocándome de pie. –Me hará bien estirar un poco las piernas.- ella se coloco de pie y sonrió un poco, sin ganas. Nessie y yo éramos muy buenos amigos. Nos contábamos cosas que, tal vez, no lo comentábamos con nadie más. Era una relación de confianza plena lo que teníamos, y se debía más que a nada por el hecho de que la había visto crecer y porque ella me consideraba su único amigo.

Habíamos caminado un largo trecho atravez del bosque, en un completo y largo silencio. Aun ella fruncía el ceño y fulminaba con la mirada el suelo mientras caminaba, como si no entendiera o le molestara algo en particular.

-¿Qué sucede contigo, Nessie?- coloque mi brazo izquierdo en sus hombros y sonreí un poco mirándola. –Estas muy callada, y eso es algo inusual en ti.- relajo su rostro y me miro.
-¿Tanto se me nota?- murmuro suspirando.
-¿Qué sucede?- ella se detuvo en seco y se coloco en frente de mí.
-Sé que puedo confiar en ti, Seth. Sé que no le dirás nada a Jake, y no debes hacerlo. Por favor.- hablo rápidamente y suplicante.
-Ness… Ness… tranquila… Respira…- coloqué mis manos en sus hombros, tratando de calmarla. –Me estas asustando Nessie… ¿Qué sucede? ¿Qué te tiene así, en este estado?- ella suspiro y bajo su mirada al suelo. Estuvo unos minutos así, hasta que volvió a mirarme…
-Te lo mostrare.- susurro, y extendió sus manos colocándolas en mis mejillas. Ella nunca había utilizado su poder conmigo. Para ella era más fácil hablarlo, conmigo a solas, que usarlo.

Las imágenes eran claras. Imágenes de Bella y Edward discutiendo sobre algo relacionado con un secreto que Edward no quería compartir con ellas. Imágenes de ella y Jacob, también discutiendo, una y mil veces. Ninguna de las dos imágenes llegaba al límite de la separación, pero si al límite de dejar un sabor amargo en sus bocas y un montón de preguntas sin respuestas. Las dos discusiones tenían un mismo punto en común… Row. Y aunque a ella le doliera saber como había terminado lo relacionado entre Sam y Row, no podía entender el porqué ella era el motivo de discusiones interminables entre ella y Jacob, y entre sus padres.

-Se que Row nunca querría eso.- susurre mirándola. –Row no quiere lastimar a nadie.- asegure.
-Lo sé, lo sé… pero no puedo… evitar sentir… esto que siento.- dijo, volviendo a fruncir el ceño.
-¿Sentir que Nessie?- y volvió a colocar sus manos en mis mejillas. Esta vez, eran imágenes de Jacob mirando a Row, hablando con Row, discutiendo con Row, reconciliándose con Row, riendo con Row… siendo dulce y tierno con Row… Aparte sus manos, sabiendo lo que ella sentía ante esto… celos. Me alegraba saber que no era el único que no entendía el porqué de ese sentimiento. Ella volvió a colocar sus manos en mis mejillas, y esta vez era Edward haciendo lo mismo que Jacob. Luego Emmett… luego Jasper… Carlisle…y por último, Fred. –No es algo que ella pueda manejar.- murmure. –Se debe a ese…. magnetismo… que ella posee.- dije sonriendo amargamente. Volviendo a apartar sus manos de mis mejillas. –Conoces a Row, Ness… Ella no quiere ocasionar problemas. Solo vino para conocer su pasado, y a Sam.
-Y todos sabemos ahora como termino.- dijo en un tono triste. –Aun no entiendo cómo es que Sam reacciono así… atacándola.
-Ni yo.- suspire pesadamente. –Ness, puedes quedarte tranquila… Row no vino a separar parejas, ni a ponerlas en contra. Ella no es un monstro.- le regale una sonrisa. Ella asintió y me devolvió otra sonrisa, evitando reír ante mi frase burlona. Pero sabía que era así. Row es una buena persona, con un corazón inmenso y puro… Un ruido en los arbustos, nos alerto de la presencia de alguien y ambos miramos en la dirección de que provenía. Era Alice.
-¡Aquí están!- dijo sonriente. –Los he buscado por todos lados.- se acerco a nosotros, mientras Nessie bajaba sus manos. –Esme preparo algo de comida para que cenen tu y Jacob, antes de que se marchen.- dijo mirándome. –Carlisle dijo que tienes que alimentarte y no puedo estar más de acuerdo con él.
-Y yo estoy con ellos.- dijo Nessie mirándome, sonriente, algo más relajada. –¡Seth, te ves horrible!- ambas se echaron a reír, y yo baje la mirada avergonzado.

La cena duro lo necesario, y llegada la hora de partir, todos se encontraban en el salón principal, serios y en silencio.

La noche estaba agradable, solo una briza leve recorría el lugar donde, dentro de minutos, se produciría el juicio. Todos estaban presentes: mi madre, Rachel, Emily, el viejo Quil, Billy, Kim, la manada de Sam y, obviamente, Sam. Mis ojos se clavaron en él en cuanto lo vi. Su aspecto era rígido, apartado de todos y con los ojos fijos en el fuego de la fogata. Era difícil saber que sentía o pensaba, lo ocultaba muy bien bajo ese aspecto suyo.

Billy, el viejo Quil y mi madre, se acercaron al fuego y mientras los dos hombres se acomodaban, mi madre –de pie- miro a Carlisle e hizo un gesto con la mano para que se acercara también al fuego. Y este lo hizo, mirando fijamente a los tres únicos líderes del consejo.

Mientras mi madre tomaba asiento en un viejo tronco, el viejo Quil aclaro su garganta y pregunto…

-¿Sabe el motivo por el cual está aquí presente?
-Si.- respondió asintiendo. –Quieren conocer lo que Row es.- el viejo Quil lo miro como si las palabras escogidas por Carlisle no hubieran sido las que él utilizaría, pero asintió totalmente serio.
-Y dígame… todos queremos que nos responda la pregunta más importante de todas… ¿Corremos peligro con presencia aquí en la reserva y en Forks?- todos sabíamos y éramos consientes de que no se refería a la presencia de Carlisle y Fred, sino a la de Row.
-No, no corren ningún peligro con ella aquí.- dijo Carlisle muy convincente y seguro de sus palabras.
-¿Cómo puede estar tan seguro de eso, doctor Cullen? ¿A caso la conoce tan bien como para poner sus manos en el fuego por ella?- la voz del viejo Quil era dura y mordaz. Buscaba un punto de quiebre, un momento de duda por parte de Carlisle, algo que le diera a conocer que Row era peligrosa.
-Sí, lo haría.- contesto. –Fui testigo de su progreso y desarrollo. Row es diferente y única en su clase.
-¿Diferente y única? ¿A qué se refiere con eso?- ni el viejo Quil ni los demás presentes, le quitaron los ojos de encima a Carlisle. Solo Sam no lo miro; en ningún momento levanto su mirada ni hacia Carlisle ni hacia ninguno de nosotros. ¿Por qué? ¿A caso se sentía culpable? Porque lo era. El era culpable de que Row se encontrara como se encontraba, y de que estuviéramos aquí, realizando un juicio por lo que ella era, sin que pudiera ni tuviera la oportunidad de defenderse.

Carlisle explico y expuso, lenta y pausadamente, lo que Row era, y lo hizo en su clásico tono medico. Para nosotros era común y ya formaba parte de nuestros conocimientos, pero para el resto de los presentes, que dejaban entrever en sus rostros la sorpresa.

Luego, el silencio se hizo presente por unos minutos…

-Hibrida.- murmuro el viejo Quil, algo pensativo. –Es decir que, al poseer un lado vampírico, se alimenta de sangre.- acuso. Un calor recorrió mi espalda. Calor de ira y enojo. Enojo ante sus palabras y acusación.
-Solo de sangre de animales.- salió en defensa Fred, ganándome de mano. Todos los ojos de los presentes se fijaron en él, al momento que él dio un paso colocándose al lado de Carlisle. Incluso Carlisle lo miro sorprendido.
-Y usted es…- el viejo Quil lo miro algo molesto por la interrupción.
-Su nombre es Fred.- contesto Carlisle por él. –Él es el testigo más fiel sobre el autocontrol de Row. Cuido de ella desde su conversión.- dijo colocando su mano izquierda en el hombro de Fred. Sam alzo su mirada por primera vez desde que el juicio empezó, y la fijo directo en Fred. En sus ojos brillaba la sorpresa, pero también algo más ¿pero qué?... ¿Odio? ¿Horror? ¿O solo la simple sorpresa que ya había detectado?
-¿Fue usted quien la convirtió?- pregunto el viejo Quil, mirando fijamente a Fred.
-No.- contesto fríamente Fred.
-Quien lo hizo ya está muerto.- explico Carlisle.
-Así que usted es testigo de su alimentación.
-Así es.- contesto sin rodeos.
-¿Intervino en eso?
-No.- dijo. –Yo solo la vigilaba y protegía desde la distancia. Row aprendió sola a alimentarse. Le repugna matar gente inocente por su sangre.
-¿Pondría sus manos en el fuego, asegurando eso y el hecho de que ningún habitante de la reserva ni de Forks corre peligro con su presencia?- pregunto de inmediato el viejo Quil.
-No solo mis manos.- contesto seguro. –También mi vida.- y mis ojos se fijaron en él de inmediato. ¿Su vida? ¿Tanto le importaba Row?... ¿Qué sentía él por Row?... Todos lo quedamos mirando ante sus palabras. Nadie, ni siquiera Carlisle, entendíamos el vínculo que poseía Fred por Row. ¿A qué se debía? ¿Por qué ambos arriesgaban sus vidas el uno por el otro?
-¿Usted sabia el motivo por el cual Row se hizo presente aquí en Forks?
-Si.- contesto fríamente. –Él fue su motivo.- miro a Sam. Ambos se miraron, y en sus ojos solo había odio. Odio que hicieron sentir, cargando el ambiente con él.
-¿Y no hizo nada para impedirlo?- el viejo Quil seguía buscando un punto de quiebre, siendo mordaz con sus palabras.
-Varias veces.- contesto Fred, con su voz llena ¿de qué? ¿Culpa? –Pero su motivación por él era más fuerte que cualquier racionalización de peligro.- su voz se endureció al decirlo y volvió a fijar sus ojos en Sam.
-¡¡¡Debiste llevártela lejos!!!- dijo Sam, con toda su voz cargada de odio. –¡¡¡No debiste dejar que ella se quedara aquí!!!- dio un paso hacia adelante, pero rápidamente Paul y Jared lo sujetaron por sus brazos.
-¡¡¿Qué pretendías que hiciera?!! ¡¡¿Lastimarla como tú lo hiciste?!!- Carlisle coloco su mano en el hombro de Fred, al ver que este dio un paso hacia adelante. –¡¡Ella estaba ciega y solo quería conocerte a ti!!- gruño Fred.
-¡¡No debiste dejar que se quedara!! ¡¡Esto es peligroso para ella!!- grito Sam.
-¡Si, eso lo dejaste bien en claro!- dije, colocándome a la par de Fred. Mis palabras hicieron su efecto en Sam, lo lastimaron en lo más profundo de su ser tal cual o incluso más de lo que él la hirió a Row, y no pude evitar sentir un poco de placer al notar ese efecto en él. Sam bajo su mirada y se libero de las manos de Paul y Jared, con el dolor y la culpa en sus ojos.
-¡¡Ya basta!!- dijo Billy. –Row es parte de nuestra familia, y por lo tanto de nuestro mundo. No nos reunimos aquí para juzgar los errores del pasado, porque lo sucedido entre ella y Sam forma ya parte del pasado, y de eso no se hablara mas. Es un tema que solo los involucra solo a ellos, y solo ellos lo hablaran en privado, si así lo desean.
-Billy tiene razón.- mi madre se puso de pie y fijo sus ojos en mi, con cierto aire de reproche ante lo que había hecho y dicho. Sabía que después, terminado este juicio, me había ganado un muy buen sermón. –Nos reunimos aquí para conocer más acerca de lo que Row es y dar tranquilidad a aquellos que no lo saben, y no para poner trapitos al sol de los errores cometidos ya en el pasado.- enfatizo las últimas palabras con mayor tono de su vos seria y calmada. –Y ahora que sabemos lo que Row es, ambas manadas pueden seguir haciendo su mejor trabajo, que es proteger a la reserva y a Forks de enemigos externos.- el silencio volvió a hacerse presente mientras, por primera vez en toda la noche, el viejo Quil asentía ante las palabras de mi madre. ¡Qué raro! Estaba seguro que él estaba en contra de permitir que Row permaneciera aquí. O al menos eso mostro toda la noche, al hacer preguntas duras a Carlisle y Fred.
-¿Hay algo más que tengas que compartir con ellos sobre Row?- pregunto Billy mirando a Carlisle. –¿O alguna pregunta que quieras hacernos?
-Bueno, a decir verdad, quisiera saber qué sucederá con ella de ahora en más con ustedes. ¿Qué medidas tomaran contra ellas?
-Bueno…-inquirió el viejo Quil. –Dado a que nos has informado sobre sus dones especiales, y manteniendo la teoría de que rompe todo tipo de unión, será ella quien decida sobre si desea formar parte de una de las manadas o bien ser ella sola. En cuanto a lo demás, Row llevara la marca Quileute y se le respetara su presencia aquí en la reserva, como se los respeta a todos los miembros de las dos manadas.- no pude evitar sonreír. Eso quería decir una sola cosa: Row no tendría que marcharse. Podía quedarse. Todos suspiramos aliviados y sonreímos ante esta noticia. Todos excepto Sam, quien volvió a bajar su mirada con gran pesar.
-¿A qué dones especiales se refiere?- dijo Collin, con aire pensativo y tardío, lo que nos hizo reír a todos.
-Ya lo veras por ti mismo.- contesto Jacob mirándolo.
-¿Qué pasara con lo otro? Con nuestros visitantes.- Carlisle fijo sus ojos en Billy. ¿De qué hablaba Carlisle? ¿A qué visitantes se refería?
-Llegado el momento lo hablaremos, Carlisle.- contesto Billy, devolviéndole la mirada, con voz seria. –Por ahora, hay que rezar porque Row despierte.- Carlisle asintió y sonrió de lado.
-¿Qué pasara con él?- pregunto fríamente Fred, señalando con su cabeza hacia Sam, quien alzo sus ojos y lo miro. –¿Es que el no recibirá un tipo de castigo por lo que le hizo a Row?- gruño.
-¡Fred!- Carlisle apretó el hombro de Fred en forma de reprenda.
-No. Fred tiene razón.- dije mirándolo de pasada a Carlisle y luego a Sam. –Casi mata a Row.- dije fríamente.
-¡Seth!- dijo Jacob, con voz de alfa, y tuve que callarme.
-¡¿Cómo puedes decir eso?!- replico Emily, asombrada ante mi reacción. –¡Él no sabía sobre Row, ni lo que era!- se encamino hacia él, colocándose a su lado, como protegiéndolo. Sam bajo la mirada de nuevo, y por primera vez, pude ver algo de dolor en su postura. “¡Que sínico! ¿Ahora le afecta? ¿Después de que casi la mata?”, pensé internamente enfurecido.
-Él ya está siendo castigado.- dijo Billy. –Cargara en su conciencia lo que hizo y el daño que ocasiono… Solo Row podrá o no perdonarlo.- Emily abrazo a Sam pero este a ella no. Fred siseó bajo antes las palabras de Billy, se giro y desapareció en el bosque nocturno. Conocía su odio, porque yo también lo sentía.

Terminada la “reunión” –termino que ahora usaba mi madre-, Carlisle se marcho enseguida para poder seguir controlando medicamente a Row. El resto de nosotros, tuvimos que quedarnos un poco más para informar los progresos sobre el estado de Row y sobre cómo se actuara de ahora en más que Row ya formaba parte de la tribu Quileute.

Mi madre me aparto de Jacob, Leah, Quil y Embry, y como había predicho, me regaño y sermoneó por mi actitud. Me quede callado, dejando que ella hablara y pensando en que en parte tenía razón. Era la primera vez que actuaba así delante de todos, pero ella no sabía cuán importante se había vuelto Row en mi vida. Y ante eso, ella no podía hacer nada. Nadie podía hacer nada.

Unas horas más tarde, Jacob y yo regresamos a la casa Cullen. Todos los allí presentes lucían algo alterados y tensos…

-¿Sucede algo? ¿Row está bien?- pregunto Jake al darse cuenta de que todos nos observaban.
-Ella está bien.- contesto Esme. –Aun sigue estable.- suspiro y miro en dirección a las escaleras. –Es Fred quien nos preocupa.
-¿Fred?- pregunte sorprendido. ¿Por qué les preocuparía él? Alice asintió y al mirarla note que Jasper, Emmett y Edward no estaban. ¿Pero donde estarían?
-Carlisle tuvo que llevárselo fuera por unos momentos. Al parecer, algo en ese juicio altero a Fred y…- trago saliva. –Trato de llevarse a Row de aquí.
-¡¡¡¿Qué?!!!- mi voz y la de Jake se unieron en la misma pregunta.
-Carlisle logro convencerlo, diciéndole que si se la llevaba Row no sobreviviría.- ella miro hacia las escaleras y suspiro. –Por lo que ahora, Carlisle, Jasper, Emmett y Edward están con él arriba.- volvió a mirarnos. –Dijo que no se moverá de la habitación hasta que ella despierte, y que una vez que lo haga se la llevara lejos.- su voz se quebró al terminar la oración.

Mire a Jacob, y él se giro saliendo de la casa. No sabía dónde o que haría él, pero yo si lo sabía. Subí las escaleras, dirigiéndome directo hacia la habitación en la que Row se encontraba, sin mirar hacia atrás y lo más rápido que mis piernas me dejaban. Las muy malditas se pusieron a temblar ante la idea de que Fred podía llevarse a Row lejos de aquí, lejos de mi…

Reprimí esa idea y, al entrar a la habitación, Emmett y Jasper se encontraban de espaldas a cada lado de Fred, quien también lo estaba. Edward y Carlisle se encontraban del otro lado de la camilla, el doc. cambiando otra bolsa de sangre y Edward muy atento a Fred, controlando sus pensamientos, tenso. Y en cuanto lo mire, el me devolvió la mirada, pero sin que los otros tres que estaban de espaldas se dieran vuelta a verme.

-Creo que ya somos muchos en la habitación.- dijo Carlisle, al notar mi presencia. Emmett y Jasper se giraban levemente a mirarme, sus rostros mostraban tensión.
-Él puede quedarse.- dijo Fred, sin girar a verme. –Solo él, nadie más.- Carlisle asintió y miro a Emmett y Jasper, quienes salieron de la habitación lentamente. Dudoso, me acerque hacia el costado derecho de Fred. Sus ojos estaban cerrados y sus brazos cruzados sobre su pecho.
-Edward ¿me acompañas?- murmuro Carlisle, mirándolo. Edward fulminaba con la mirada a Fred, de seguro por lo que él pensaba.
-“No dejaremos que se la lleve”.- pensé mirándolo. –“Jacob está afuera con Quil, Embry y Leah. No dejaremos que se marche con ella así”- Edward me miro de reojo y pestañeo en forma de aceptación y comprensión, luego de un largo momento de silencio. Y aunque tardo en reacción ante el pedido de Carlisle, lo hizo, dejándonos a Fred y a mí, solos.

Row seguía mostrando aquel rubor que cubría sus mejillas, seguía irradiando en su quietud aquella serenidad, aquella paz… belleza pura. ¿Cuánto tiempo la había mantenido Fred desconectada de las maquinas? ¿Cuánto tiempo la mantuvo a la intemperie y en sus brazos, sabiendo el riesgo que ello conlleva? No pude evitar hacerme esas preguntas. Lo que hizo Fred fue estúpido e irresponsable, ¡¡puedo haberla matado!!

Mi enojo crecía en mi interior, haciendo que apretara mis puños a ambos lados de mi torso. Estaba por estallar y enfrentarlo. ¿Cómo pudo haberle hecho esto a Row? Ponerla en peligro de tal manera…

Cuando estaba por estallar y enfrentarlo por su estúpida e irresponsable accionar y determinación, él suspiro lentamente y hablo, luego de un silencio que pareció eterno…

-Solo quiero protegerla, Seth.- dijo, e inmediatamente mis ojos se clavaron en él. –Solo quiero que ella este a salvo, protegida.- abrió sus ojos y se posaron en Row, evitando mi mirada. En ellos, pude ver como se debatían el dolor y el autocontrol por mantenerse inexpresivo y frio. Suspire para calmarme, aunque ya lo había hecho ante su confesión llena de calma y dolor. Él solo quería lo mismo que yo… proteger y mantener a salvo a Row, sin importar el costo de ello.
-Row está a salvo aquí, Fred.- volví a mirarla. –Carlisle está haciendo un buen trabajo manteniéndola con vida, solo queda esperar que ella despierte. Y en cuanto a protección se refiere… bueno… Row tiene más guarda espaldas que el propio presidente.- dije en tono burlón, pero cierto, mirando a Fred. Él dio un bufido, como conteniendo una risa inoportuna, y curvo sus labios en forma de una leve sonrisa.
-Lo sé.- dijo mirándome. –Y se que ella se pondrá muy contenta de saber que es muy querida aquí por todos.
-Es más que eso, Fred.- mire de nuevo a Row. –Ella es especial, diferente… única.- Y lo era. Row era más que una simple y fuera de lugar hibrida con poderes increíbles y temidos. Ella podía ver mas allá de los monstros que éramos, hacernos sentir normales… Vi un leve asentimiento por parte de Fred ante mis palabras. –¿Te puedo hacer una pregunta?- inquirí mirándolo fijo. Él asintió una vez y cruzo de nuevo sus brazos sobre su pecho, totalmente serio. –¿Por qué quisiste que solo yo esté aquí? Pensé que me odiabas por haber ayudado a Row a acercarse a Sam.
-No te odio, Seth.- dijo relajando su postura. –Lamentablemente, nadie podía evitar que ella quisiera acercarse a él, ni siquiera yo. Y si lo permití, fue en parte porque sabía que tú la protegerías.
-¿Es que no lo ves?- dije amargamente, mirando a Row de nuevo. –Si no la hubiera apoyado en su locura de querer acercarse y conocer a Sam, esto no hubiera pasado.- mi voz se estaba quebrando, y lo empeoraba mas el verla aun inconsciente. –Ella estaría sana, feliz.- susurre.
-Hay reacciones que uno nunca puede manejar ni predecir con anterioridad. Y esta noche tú lo descubriste, reaccionando en defensa de Row.- al oír esto, volví a mirarlo. –Fue por eso que quise que solo tú estuvieras aquí. Le diste a Row algo que yo no pude, y es un atisbo de visión de cómo hubiera sido su vida si su padre hubiera dado a conocer de su existencia, de haberse jugado por presentársela a Sam y criarlos juntos. Le diste el mayor regalo, Seth, el de poderse sentir ella un poco humana y en familia.

Nuestra conversación termino allí, y los dos nos quedamos en completo silencio, protegiendo la quietud y serenidad de Row aun inconsciente, el resto de la noche.

Los días corrieron con rapidez, volviéndose rápidamente en semanas, y luego en meses. Fred estableció que solo yo – y Carlisle en calidad de medico- podamos permanecer en la habitación. El resto, solo contaba con unos minutos en calidad de visitantes. Esta idea molestaba a Jacob y a Edward, pero no hicieron nada para cambiarla. Se apegaron a ella, como el resto.

Durante los días que siguieron corriendo, se había determinado una rutina: Esme, Alice y Rosalie, entraban en la habitación para higienizar y cambiar las ropas –tanto de cama como las de Row-; Carlisle entraba y cambiaba las bolsas de sangre, controlaba las maquinas y curaba de las heridas ya casi sanadas, y luego nos daba, en primer lugar, el parte médico.

Yo también me apegue a una rutina. Bajaba solo a comer o caminar un poco por el bosque –nunca tan lejos de la casa ni por más tiempo que 30 minutos por día-, llamaba a mi madre para asegurarle que estaba bien y que me estaba cuidando, dormía solo cuatro horas por día, pero sin salir de la habitación. Nunca dejaba a Row más de 30 minutos. Ni siquiera Fred… bueno… él nunca se movió más que para cambiar de postura en la habitación. Sus ojos ya mostraban los indicios de la sed que sentía.

Todas nuestras vidas se vieron obligadas a cambiar después de lo que le sucedió a Row, tanto dentro de la casa Cullen como fuera.

Solo vi dos veces a los chicos de Sam, y esto fue atravez del gran ventanal de la habitación. Solo venían a saber cómo seguía ella. Y en cuanto a Sam… bueno… ese es otro caso. Luego de la reunión y durante dos semanas, Sam merodeo por los alrededores de la casa Cullen, en forma de lobo; luego, de solo estar, desapareció. Nadie supo donde fue, ni siquiera Emily, a quien dejo sola y sin decir adiós. Ella quedo destrozada con esto.

Desde entonces, no he parado de preguntarme si tanto es la culpa que siente el por lo que hizo. Y mi respuesta siempre fue sí. Aunque había otras que me hacían dudar. ¿Significaba que la quería y la aceptaba como su hermana y miembro de la tribu? ¿O simplemente era para pensar y planear sus próximos pasos? ¿Su próximo ataque, quizás?

Tuve que reprimir en mi cabeza aquellas preguntas y sus posibles respuestas. Después de todo, Fred tenía razón: hay reacciones que uno no puede manejar ni predecir, pero fuera cual fuera la de Sam, estaré preparado. No permitiré que Row vuelva a ser lastimada.

Cuatro meses pasaron, y Row solo presento un cambio más a parte de su temperatura. Comenzó a respirar por sí sola… Esto nos lleno de más tranquilidad y a la vez impaciencia por su despertar.

Fred no soporto mucho mas su sed, y un domingo por la noche, tuvo que salir de casería, dejándome solo por primera vez con ella. Un montón de preguntas volvieron a surgir en mi mente. ¿Qué sucederá en cuanto ella despierte? ¿Cómo tomara la noticia de que Sam se marcho sin decir a donde? ¿Se quedara? ¿O saldrá en su búsqueda? De ser así ¿querrá decir que lo perdonara? ¿O se quedara aquí, temiendo a Sam? Odiándolo por lo que le hizo. Eran preguntas que –como una vez me dijo Edward- solo ella podría responder.

Minutos después de que Fred se fuera –y mientras me hacia las preguntas-, Jacob entro en la habitación…

-Seth, tenemos que ir a la reserva. Reunión de última hora.- su voz no estaba siendo sugerente, era más una orden. Lo mire y mire a Row después.
-¿Y Row con quien quedara?
-Los Cullen se encargaran de su protección. Vamos.- salió de la habitación, y segundos después, lo seguí.

¿Y ahora…? ¿De qué iba esta nueva reunión?...

Como dije, muchas cosas cambiaron desde que Row esta inconsciente.

Capitulo 26: El día después.



Mi visión se iba nublando a medida que iba perdiendo el conocimiento.

Mi cuerpo, desnudo y ensangrentado, aun se encontraba en el suelo temblando, mientras lloriqueaba débilmente, casi sin aliento ni fuerzas.

-¡¡Row no te duermas… quédate despierta… no cierres los ojos!!- el pedido insistente de Seth era lo único que aun me mantenían semiconsciente. Y quería responderle que no lo haría, que no cerraría mis ojos, pero no podía hablar.

Con mis últimas fuerzas, pude divisar los rostros de Jacob, Seth y Sam, quien se encontraba apartado, asustado y horrorizado ante lo que veía.

-Su respiración disminuye.- la voz de Carlisle se oía lejana, como un susurro. –Su costilla perforo su pulmón izquierdo… Edward, adelántate y preparen la mesa de operaciones. Habrá que quitar esa costilla.
-“¿Edward?”- pensé débilmente. Oí como se detuvo y tomo mi mano.
-Aquí estoy.- susurro. –Todo estará bien.
-Lo… lo siento…- sentía que me ahogaba. Quería ver su rostro, pero lo único que divise fue si contorno todo borroso.
-Shh… Ahorra fuerzas.- murmuro.
-Edward.- volvió a murmurar Carlisle. Y fue lo último que escuche.

Mi respiración se detuvo y con ella, todo se volvió oscuro y lleno de silencio…


POV Seth.

Carlisle llevaba horas operando a Row en aquella habitación en la que, alguna vez, utilizaron para salvarle la vida a Bella. Aunque, todos sabíamos en que había terminado todo aquello…

Ahora podía entender y sentir lo mismo que Jacob y Edward sintieron aquella vez… ¿Pero porque? ¿Por qué sentía esto?... ¿Por qué sentía que me moría al no saber de Row? ¿A caso estaba…?

Me puse de pie, negando aquel pensamiento, mientras todos los presentes en la sala concentraron sus miradas en las escaleras. Alice bajaba por ellas y, por detrás, Edward.

Sus rostros mostraban cansancio y algo mas…

-¿Y bien?- Jacob se acerco a ellos. Alice se movió de su paso y se coloco a la par de Esme, tomando sus manos, con un rostro que mostraba tristeza, dolor. Pero no dijo nada, ni una palabra.
-¿Edward?- la necesidad por saber sobre Row, estaba latente en todos nosotros, pero mucho más en Esme. Ella adoraba a Row como su hija, aunque no fueran nada. Edward bajo las escaleras y tomo asiento, suspirando pesadamente. Indicio de que nada bueno estaba por decir.
-Row está en coma inducido.- murmuro.
-¡¿Qué?!- mis piernas temblaron y tuve que sentarme para no caer de rodillas.
-Carlisle no sabía que tanto resistiría su corazón la operación, dado a la cantidad de sangre que ha perdido.- miro a Jacob con dolor y tristeza. –Su costilla perforo todo su pulmón izquierdo. Fue por eso que tuvimos que colocarla en coma.
-¡¿Pero porque?!- Fred estaba atonito, como todos nosotros. –Quiero decir… ella puede sanarse sola, como ellos.- miro furioso a Jacob.
-Exacto…- Edward miro a Fred serio. –Su cicatrización era tan rápida que no nos permitía sacar la costilla, y eso impedía que Row pudiera generar oxigeno por sí sola.
-Pero es bueno ¿no?... Es decir que son buenas noticias… Row estará bien ¿cierto?- mi voz sonaba como la de un niño tratando de creer firmemente en algo que, muy por debajo, era imposible.
-En parte si…- contesto Alice, tratando de no hacer notar en su voz el dolor y la tristeza. –Y en parte no.- me miro fijamente, y luego miro a Esme.
-Row recibió una dosis superior de sedantes y anestésicos, de lo que generalmente utilizaría en un humano.- contesto Carlisle mientras bajaba las escaleras, limpiando sus manos ensangrentadas.
-¿Qué tanto?- pregunte de inmediato.
-Diez veces más de lo que Jacob recibió aquella vez que rompieron sus huesos.- Carlisle fijo sus ojos en Jake por unos segundos. –Y esa es la parte no tan buena…
-¿De qué hablas?- Jacob dio un paso hacia Carlisle.
-Debido a que la colocamos en coma y a la gran dosis que recibió, su proceso de cicatrización rápida fue interrumpido.- contesto el doc. –Es decir, que el cuerpo de Row cicatriza como lo hace cualquier humano. Lo cual hace que corra riesgo de que las heridas lleguen a infeccionarse.- Todo los presentes se quedaron en completo silencio ante esto último…

Sentía como mi mundo se detenía… como todo a mi alrededor se colocaba en un estilo de pausa, donde el silencio, el dolor, la angustia y la tristeza, formaban parte y cobraban vida en todos los presentes…

Ese silencio atormentador, que ahora reinaba en aquella sala, solo me hacía pensar lo peor… Row podía morir… ¿Podía morir?

-¿Hay algo que podamos hacer?
-Lamentablemente nada, Jake.- contesto Carlisle. –Solo controlar que la infección no se genere y ser pacientes… Esperar a que Row despierte.- rápidamente mire a Alice.
-Lo siento, pero no puedo verla Seth.- dijo ahogando su tristeza e impotencia. –Al parecer, Row se auto bloqueó para que no pudiera ver su futuro, o que Jasper pudiera sentirla.- fue la primera vez que vi a Alice apretar sus puños por lo impotente e inútil que se sentía. Y no era la única… Busque a Edward con la mirada.
-Tampoco puedo leer sus pensamientos.- murmuro, reflejando en su voz los mismos sentimientos que Alice. –Ni siquiera puedo saber si ella está o no consiente.- gruño casi con lamento.
-Como dije, habrá que ser pacientes y esperar.- dijo Carlisle.
-¿Qué hay con la sangre?- dijo Jake, como algo pensativo. –¿Podría servir la sangre humana para limpiar su sistema de los sedantes?
-Ya puse en práctica esa idea, Jake.- contesto Carlisle. –Y es lo único que nos mantiene con esperanzas de que el cuerpo de Row no genere una infección. Lo único que podría ayudar a que despierte.
-¿Cuánto?- pregunte colocándome de pie y con la mirada perdida entre el dolor y el odio. Odio hacia Sam. –¿Cuánto tiempo estará Row así?
-Podrían ser días… o meses.- suspiro mirándome fijo.
-“¿Meses?”- pensé, y pude sentir la mirada de Edward en mi.
-Pero tenemos un punto a favor.- dijo el doc., acercándose a mí y colocando su mano gélida en mi hombro. –El cuerpo de Row acepta cualquier tipo de sangre.
-¿Qué’- musite, mirándolo con algo más de esperanza.
-Si.- sonrió, algo cansado. –Por lo que necesitare de tu sangre.- volvió su mirada hacia Jake. –Y la de todos aquellos miembros de la manada que quieran donarla.
-Cuenta con ello.- dijo Jacob. Carlisle volvió a mirarme y, automáticamente, extendí mi brazo ante él. El se rio un poco.
-Primero necesito buscar todos los materiales para hacerlo.- miro a Emmett y este asintió, saliendo de la sala y por detrás de este, lo siguió Rosalie. Luego miro serio a Fred, quien estaba enfurecido y con su seño todo arrugado, fulminando al piso con su mirada. –Me gustaría que me acompañaras.- Fred levanto su rostro y lo miro fijo. –Necesitare de tu habilidad.- el sopeso las palabras de Carlisle por unos segundos y, sin decir nada, asintió y salió en la misma dirección que Emmett y Rosalie. –Alice, Jasper, Esme, Bella, Nessie y Edward quiero que vayan de casería. Necesitare de su ayuda a mi regreso para las extracciones.- los nombrados asintieron, a excepción de Edward, quien se coloco de pie y lo miro fijo.
-Yo estaré bien. No lo necesito.- Carlisle asintió ante sus palabras. –Me quedare hasta que regresen.- le dijo a Alice, en contestación a alguna pregunta q sus pensamientos generaron internamente.
-¿Qué hay de ti Carlisle?- pregunto Esme. –Tú más que nadie necesitas hacerlo.- Carlisle se movió rápidamente ante ella.
-Los chicos y yo lo haremos durante el viaje.- la miro tiernamente y luego la beso. Aquella escena era tan incómoda como hermosa. Tanto, que sentía que no pertenecía a ella. –Eleazar, Carmen… están en su derecho el querer quedarse o marcharse.- dijo mirándolos.
-Nos quedaremos.- contesto Carmen. –Ayudaremos en todo lo que sea posible aquí.
-Gracias.- dijo Esme dulcemente. Y ambas se tomaron de las manos.

La bocina de un auto, fuera de la casa, dio la pauta para ponerse manos a la obra y ocuparse cada uno de sus asuntos.

Alice, Bella, Nessie, Jasper y Esme, salieron de la casa por la puerta de atrás. Carmen y Eleazar se acomodaron en el sofá grande, tomándose de las manos y fijando sus miradas en la tv plasma. Carlisle le dio unas pautas a Jacob y a Edward, mientras que yo, me escabullí escaleras arriba, hacia donde se encontraba Row.

El sonido de las maquinas era todo lo que se oía a medida que subía los peldaños.

El silencio y el fuerte olor a sedantes y alcohol, reinaban en la habitación poco alumbrada.

Row se encontraba sobre una camilla, conectada a un respirador, un monitor cardiaco y a una bolsa de sangre. Sangre que nos mantenía a todos con la esperanza de que ella despertara. Esperanza que –al ver todas esas maquinas y en el estado en el que estaba- me fue imposible de creer y mantener.

Su cuerpo ya comenzaba a mostrar lo débil que se ponía ante la falta de alimentación, y a causa de las heridas. Lucia pálida –más de lo común- y parecía tener frio.

Me acerque a ella, lentamente, como si quisiera no despertarla –aunque era eso lo que más deseaba hacer en ese momento-, tratando de ser cuidadoso de no enredarme y desconectar algún cable que la mantenía viva. Aunque su cuerpo no parecía afirmar este hecho.

Me arrodille y tome su mano izquierda. Tocarla despertó en mi las ganas de llorar, y sentirla –fría como el hielo- el deseo de abrazarla y brindarle mi calor, quitando con el ese azul-violáceo de sus labios. Labios que desee que pronunciaran alguna palabra o sonido. Algo que me diera el indicio de que ella aun seguía viva.

Verla en ese estado, tan quieta y fría, dolía en lo más profundo de mi ser.

-No deberías estar aquí.- Edward se hizo presente en aquella habitación, aunque su olor lo delato antes de que dijera algo. Contuve mis lágrimas, solo para no mostrar debilidad.
-¿Crees que ella este bien?- lo mire fijamente al momento que él se colocaba a los pies de la camilla.
-Lo estará. No dejare que nada le suceda.- dijo serio mientras la observaba. –Row es fuerte, Seth. Y se, y creo firmemente, que pronto despertara… Tiene que hacerlo.- susurro. Aquel rostro que una vez vi en los recuerdos de Jacob, aquel que lo mostraba sufriendo, volvió a aparecer. Le dolía, en lo más profundo de su ser, ver a Row de esa manera, ¿pero porque? ¿Qué podía significar Row para él? Si el ya tenía una familia, tenía a Nessie y a Bella.

El silencio se hizo presente, mientras yo trataba de comprender aquel dolor e interés que Edward mostraba y dejaba ver tan claramente.

Row tenía aquella capacidad de hacer que todos los hombres sintiéramos aquel deseo y necesidad de conocerla y protegerla a cualquier precio. ¿Sera esto lo que influí en Edward para que mostrara aquel dolor, que ahora se notaban en sus ojos y su rostro? ¿O seria aquella promesa que Row le había hecho a el? Tal vez, solo tal vez, Edward le había tomado cariño. Lo cual era más probable. Era difícil no encariñarse con ella.

Volví mi mirada hacia ella –quien parecía estar en paz- y oculte una sonrisa, cómplice de mis pensamientos y deducciones.

-¿Qué hacen aquí?- Jacob se detuvo en el umbral de la puerta, mirándonos fijamente. Supuse que Edward sabía que subiría, ya que él no se sorprendió como yo. –¿Sucede algo con Row? ¿Esta ella bien?- camino hasta colocarse a mi lado.
-Tranquilo, ella está bien.- Edward sonrió de lado mirándolo de reojo, pero no por mucho tiempo. –Creo que tenemos visitas.- dijo seriamente, volviéndose hacia el gran ventanal de la habitación y fijo sus ojos en el bosque casi a oscuras por el atardecer.
-¿Sam?- me puse de pie al instante, sintiendo el odio correr por mis venas y músculos, ciñendo mis puños y controlando el temblor en ellas.
-Creo que deberías salir.- respondió, mirando a Jake. –Me quedare aquí.- Jacob asintió y salió de la habitación. Luego de unos segundos, Edward me miro fijo. –Deberías ir también.
-No dejare a Row sola.- concentré mi mirada en ella, aun con mis puños ceñidos.
-Leah está aquí y no se irá hasta que sepa de ti. Está preocupada, Seth.- moví mi cabeza negando. Me importaba poco si mi hermana estaba o no preocupada por mí. –Tu madre también está aquí.- susurro.
-“¿Mi madre?”- pensé, fijando de inmediato mis ojos en el. ¿Qué hacia aquí mi madre? Algo debía ir mal para que ella se presentara aquí, ¿pero qué? Edward se movió rápidamente y coloco su mano gélida en mi hombro izquierdo.
-Ella estará bien, Seth.- susurro y miro a Row. –No la dejare sola, ni que nada le suceda en tu ausencia.- soltó mi hombro lentamente. Confiaba ciegamente en Edward y sabía que así seria. Oí como en auto se detenía fuera y mire a Edward, asintiendo una sola vez.

Baje a regañadientes las escaleras.

Si Leah había traído a mi madre solo para lograr saber algo de mí, la mordería; y sabía que Jacob no se opondría ante eso, porque odiaba tanto como yo el que Leah se la diera de mandona conmigo.

Al salir de la casa, vi a Leah y Jacob junto a Rachel, Emily y los miembros de la manada de Sam, pero no había rastros de el. Mi madre se acerco apresurada para abrazarme.

-Estoy bien mamá.- asegure mientras la alejaba un poco de mi. –¿Qué sucede? ¿Qué haces aquí?
-Solo quise venir a verte.- contesto. –Supe lo que paso y no pude evitar preocuparme.- acaricio mi rostro con ambas manos, y vi en el suyo aquella preocupación.
-Yo estoy bien ma… Es Row quien no lo está.- quite sus manos, tratando de no lastimar sus sentimientos.
-Se que ella estará bien, hijo… Es fuerte… Siempre lo ha sido.- dijo tratando de animarme, pero sé que lo decía porque no la había visto en el estado en que Sam la había dejado… Detrás de ella, vi como Jacob hablaba con Paul, quien parecía evitar que Emily y Rachel se acercasen hacia mí. Aunque, sabía bien que no era a mí a quien temía, sino a la gran casa Cullen.
-¿Qué está sucediendo?- mi madre miro en la misma dirección en la que mis ojos se encontraban.
-Rachel y Emily vinieron a ver a Row.- dijo mirándolas. –Pero Paul no las dejara, a menos que el también entre.- la mire y ella a mí. –Ordenes de Sam, supongo.- Me escape de un segundo intento de abrazo por parte de ella, y me encamine hacia ellos.
-Por favor, Paul. Se trata de Row.- dijo Emily, tratando de abrirse paso entre él y Jared. –¡Solo serán unos minutos!
-Lo siento, Emily. Tengo órdenes de Sam.- Paul detuvo su andar, tomándola del brazo, al igual que a Rachel.
-Déjalas entrar.- dije serio. –No corren ningún peligro. Los Cullen no son como Sam, que ataca sin piedad.
-¡¡Seth!!- el tono de voz empleado en Jacob era en advertencia, al igual que su mirada.
-Solo cumplimos con órdenes, Seth.- dijo Jared, serio y en defensa. –Solo entraran si el lugar es seguro para ellas.- detrás de él, estaban Collin y Brady, asintiendo con los brazos cruzados.
-Y lo es.- Edward apareció detrás mío. –Eleazar y Carmen accedieron salir de paseo por unos minutos, para que puedan ver a Row.
-No hacía falta que hicieras eso, Edward.- le dijo mi madre, acercándose hacia él.
-No quiero que se sientan incómodos…- le sonrió de lado y se giro hacia la casa. –Por aquí, por favor.- Emily se abrió paso entre Paul y Jared, aun molesta por el comportamiento de ellos. Rachel hizo lo mismo, solo que seguida muy de cerca por Paul, a quien se lo sumo Jared y luego Collin, y más tarde Brady. Mi madre fue la última en seguirlos, y en su semblante reflejaba tristeza y preocupación.
-¡No debiste traer a mamá aquí!- le acuse a Leah ni bien mi madre entro en la enorme casa. Estaba molesto, más que molesto. Estaba furioso, y listo para saltarle a Leah encima y morderla.
-¡Yo no la traje! ¡Ella vino por su propia cuenta!- dio un paso hacia mí. Mala decisión. –Estaba preocupada por ti y por… Row.- dijo tragándose alguna clase de insulto hacia ella.
-¡No debiste dejar que viniera!- mis manos temblaban cuando di un paso hacia ella, gritándole. Pero Jacob se coloco en medio y evito que diera otro paso más.
-¡¡Ya basta los dos!!- ordeno, y ambos sentimos esa orden. –Leah tiene razón, Seth. Tu madre vino por su cuenta.- dijo mirándome, mientras relajaba su postura de alfa.
-¡Te lo dije!- Jacob la miro con advertencia y Leah se cayó, bajando la mirada. A veces no hacía falta que Jake hablara con voz de alfa, solo bastaba una mirada de advertencia y sabríamos lo que quería decir.
-Entonces, ¿Qué hace ella aquí?- pregunte mirando a Leah, ocultando una sonrisa de placer al verla sumisa ante la mirada de Jake.
-Vino para informarnos sobre lo que está pasando en la reserva.- se giro para observar la casa. –Al parecer, habrá una reunión del consejo.- susurro pensativo.
-¿Una reunión?- murmure.
-Oí a mamá llamar al doctor Cullen para que forme parte de la reunión.- ella me miro a los ojos y supe que no mentía. Leah nunca mentía.
-¿A Carlisle?- susurre pensativo, tratando de entender de qué iba la cosa. Hasta que lo adivine… -Pondrán en juicio a Row.- dije, sintiendo la mirada de Jake. –Pondrán en juicio lo que es.- lo mire serio, entendiendo todo. ¿Para qué otra cosa invitarían a Carlisle, un vampiro, si no es para hablar sobre lo que Row era? Sobre su origen, sobre los peligros que la reserva corría con su existencia. Era un juicio, y de eso estaba más que seguro.
-En ese caso, solo hay una sola persona que puede decirnos si es cierto…- volvió a mirar hacia la casa. –Habrá que hablar con tu madre.- suspiro pesadamente y se encamino hacia la casa. Leah y yo nos miramos y, luego de unos segundos, seguimos a Jake, sin decir nada.

Al entrar, vi a Collin y Brady parados cerca de las escaleras, con sus brazos cruzados –como dos guardaespaldas en estado de alerta a todo movimiento y sonido-.

Unos minutos más tarde, Rachel, Emily, Paul, Jared y mi madre bajaron por las escaleras, seguidos muy de cerca por Edward. Sus rostros lo decían todo, habían visto en el estado en el que se encontraba Row.

Se ubicaron en silencio en el sofá grande. Emily y Rachel eran consoladas por mi madre, quien guardaba bien su tristeza.

-¿Les ofrezco algo de beber?- dijo Edward mirándolas con cierto aire de incomodidad. Lo vi en su rostro, y estaba más que seguro que no era por nuestro peculiar aroma, era más como si tratase de no querer escuchar algo en los pensamientos de alguien ¿pero de quien? ¿y que era aquello que tanto le molestaba?... Los invitados negaron en silencio, y Edward se ubico en los peldaños de la escalera.
-¿Por qué Row no nos dijo?- pregunto Emily, quien luego miro a Jake, como si tratara de querer entender todo lo que estaba sucediendo. Como si tratara de justificar lo que Sam hizo. –¿Por qué callarse algo así?
-Row no estaba segura de que Sam aceptara lo que era.- contesto mi madre. –En especial, la idea de que fuera su media hermana.
-Espere… Es decir, ¿que usted sabía lo que era?- pregunto Paul sorprendido, mirando fijo a mi madre. Y ella asintió ante su pregunta. –Es decir ¿Qué el consejo también sabe lo que Row es?
-Ellos se enteraron recién ahora lo que Row es. Solo Billy y yo lo sabíamos desde antes.- contesto mi madre, mirando de reojo por unos segundos a Paul.
-¿Qué está sucediendo ma?- Leah se puso de pie, con su mirada fija en ella. –Te escuche llamar al doctor Cullen para una reunión. ¿Por qué? ¿De qué va esa reunión?- Mi madre suspiro pesadamente, soltando las manos de Emily.
-Como dije, solo Billy yo sabíamos lo que Row es. Pero el consejo sabia de su existencia y su origen.
-¿Con origen se refiere a quienes eran sus padres?- pregunto Jared.
-Así es.- respondió mi madre, colocándose de pie. –Lo sabíamos y creíamos que era un niño, por lo cual manteníamos la teoría de que podría llevar el gen…- sonrió de lado, como recordando algo, y nos miro a Leah y a mí. –El día que su padre la conoció y regreso a casa, sus ojos brillaban de felicidad al decirme que Joshua había tenido una niña y no un niño. Decía que se había salvado de la maldición Quileute.- su sonrisa desapareció así como había llegado, rápidamente. –Se fue de este mundo con esa teoría.- susurro triste. Aun le dolía la muerte de mi padre.
-¿Por qué nunca se lo dijeron a Sam?- pregunto Emily.
-Es obvio el porqué.- conteste mirándola.
-No estábamos seguros de que ella apareciera por aquí.- respondió mi madre. –Joshua temía que el consejo tomara alguna represaría contra Row y su madre. Pero más que nada, temía perder a la familia que había formado en la reserva, es especial a Sam… Por lo que nos hizo prometer que no diríamos nada; nos dijo que él lo solucionaría a su modo, el día que fuera necesario.
-A ver si entendí… el consejo sabia de la existencia de que Sam tenía una media hermana, que es Row, ¿pero no sabían la clase de fenómeno que es?- dedujo Jared. Le gruñí al oír como se refería a Row.
-Hibrida.- conteste mirando fijo a Jared. –Row es una hibrida.
-¡¿Qué?!- Paul otra vez estaba sorprendido. –¿Una hibrida?
-Así es.- contesto Edward, bajando las escaleras. –Row es mitad licántropo y mitad vampira.- miro a Paul.
-Eso es… ¡es imposible!- dijo Paul aun mas sorprendido. Y no era el único.
-No, no lo es.- Jake se puso de pie mirándolo como si esperara otra reacción por parte de él o de cualquiera de los otros chicos. –Row es una hibrida. La única en si clase.- La sorpresa brillaba en los rostros de los invitados, mientras el silencio se prolongaba por unos minutos. Como también lo hizo el estado de alerta en todos nosotros, que defenderíamos a Row de cualquier estupidez que se le ocurriera a cualquiera de ellos.
-Entonces… ¿de esto ira la reunión?- pregunto Rachel –¿De si es o no aceptada Row en la reserva?
-No exactamente.- contesto mi madre. –El consejo tiene asumido y aceptado que Row es una Quileute, y como tal llevara la misma marca que ustedes.- miro a Paul y a Jared. –Lo que se busca, al hacer esta reunión, es tener los conocimientos sobre a lo que ella misma debe enfrentarse, por lo que es. Pero más que nada, dar tranquilidad de que no significa un peligro para el resto del la tribu.
-No es justo hacer esa reunión, sin que Row pueda defenderse y ser parte de ella.- mire a mi madre.
-Lo sé, hijo.- ella se acerco hacia mí y coloco su mano derecha en mi mejilla. –Pero lamentablemente ya no podemos esperar, no después de lo sucedido. Además, Row ya cumplió con su primera transformación en lobo.
-Tu madre tiene razón, Seth.- dijo Edward. –Se que Carlisle defenderá a Row en ese juicio.
-Y no solo el.- mi madre miro a Edward. –El resto de ustedes también está invitado a asistir y presenciar el juicio.- sonrió. –Después de todo, ¿qué mejores testigos que ustedes que conviven día a día con ella?- Edward asintió en forma de agradecimiento y sonrió de lado.
-¿Cuándo se hará el juicio?- pregunto Jake. Mi madre fijo sus ojos en el.
-Mañana en la noche.- contesto.
-Eso nos dará tiempo para poner tu idea en práctica.- Edward miro a Jake.
-¿Idea? ¿Qué idea?- pregunto Brady.
-Cuando Carlisle regrese, traerá con él objetos que le servirán para extraer sangre de nosotros.- contesto Jake mirándolo serio. –Row necesita sangre y nosotros…- mis miro a Leah y a mí. –la donaremos.
-Creí que cuando alguien necesita sangre, tenía que ser de un grupo sanguíneo en específico.- dijo Jared.
-No ella, que es vampira.- murmuro Paul seriamente.
-No es para que la beba.- dije en defensa de Row. El tono que utilizaba contra ella, como si fuera un bicho raro, un fenómeno, me molestaba y mucho. –Es para una transfusión.
-¿Una transfusión?- pregunto Emily. –¿Tan grave esta?
-Su proceso de cicatrización rápida se detuvo, dado a la gran cantidad de sedantes que su cuerpo recibió.- contesto Edward con el mismo todo de medico que empleo Carlisle. Supongo que se debía a que él también lo era (o al menos eso leí en un viejo diploma que colgaba Carlisle en su despacho). Emily desvió la mirada, y vi como una lágrima rodaba por su mejilla ante la noticia.
-¿Y para qué es la sangre, entonces?- pregunto Paul.
-Limpiara su sistema y nos dará, o al menos así creemos, la tranquilidad de que despertara más rápido y que no se genere una infección por las heridas que recibió.- Edward seguía empleando su tono medico.
-¿Cualquiera puede donar?- pregunto Rachel mirándolo fijo.
-Así es.- contesto Edward, sonriendo algo amable. –Su cuerpo recibe cualquier tipo de sangre.
-Entonces, también donare mi sangre.- dijo Rachel, sin dejar de mirarlo.
-También lo hare yo.- dijo Emily, secándose sus lagrimas.
-Y yo.- dijo segundos más tardes mi madre… Era perfecto que se ofrecieran, aun cuando sus cuerpos no pudieran dar más de 1 litro de sangre… era increíble y perfecto. Mientras más sangre dispusiéramos, Row despertaría más rápido.
-También necesitaremos de ustedes.- dijo Jake mirando a Paul. Este miro a Jared, luego a Collin y más tarde a Brady, quienes asintieron levemente. Sus ojos volvieron a Jacob y respondió.
-Cuenta con ello.- Edward asintió y, aquellas esperanza que había sentido tan débil, brillo y creció con más fuerza dentro de mi pecho.

Cerca del anochecer, Carlisle llego con todo lo necesario para extraer la sangre. Su sorpresa fue evidente al ver que Emily, Rachel y mi madre se hallaban presentes, junto con Paul y los chicos, en la casa; pero más evidente, al oír que las tres mujeres donarían sangre.

Fred, Rosalie y Emmett, se ubicaron en el tercer piso, con la intensión de no poner incómodos a los “nuevos invitados”. Pero, aunque no dijeron nada, supuse muy bien que era más porque no les agradaban. No tanto por las tres mujeres, sino por la presencia de Paul y los otros chicos. Aun así, evitaron hacer comentarios y se quedaron allí, en la casa por las dudas.

Edward ayudo a Carlisle en transformar su despacho en la sala de extracciones y, minutos más tardes, salió y nos observo a todos.

-Está todo listo.- dijo sonriendo. -¿Quién será el o la primera?
-¡¡Yo!!- Jacob y yo nos pusimos de pie… luego nos miramos en uno al otro. Note en sus ojos que su mirada no era la del jefe alfa de nuestra manada, sino la del simple Jacob.
-Mejor seré el ultimo.- murmure, aun mirándolo. Y el asintió una sola vez, volviendo su mirada a Carlisle.
-Por aquí, Jake.- Carlisle se movió un poco y señalo el camino.

Uno a uno fuimos pasando, demorando cada uno entre una hora y una hora y media.

Emily, Rachel y mi madre solo podían donar 1 litro de su sangre, mientras que cada Quileute, podíamos donar entre 2 a 3 litros, por lo que –cuando Carlisle termino conmigo- la cantidad de sangre rondaba entre los 23 y 24 litros. Lo que le serviría a Row por al menos lo que quedase de este mes.

La buena noticia era que –según Carlisle- cada miembro Quileute podíamos donar al día siguiente la misma cantidad de sangre… No entendí bien la explicación que me dio, pero estaba ligado a la rápida cicatrización y regeneración que teníamos. Lo cual era bueno… éramos la fuente que mantendría a Row con vida y con la esperanza de que pronto despertaría.

Con la promesa de volver en cuanto la sangre se hubiera acabado, Paul y los chicos, junto con Emily, Rachel y mi madre, se marcharon de la casa. Aproveche el momento en que ellos se fueron para subir y quedarme con Row.

Mi sorpresa fue grande cuando vi a Fred, a un costado de la puerta, sentado en el suelo con su mirada perdida en la pared que tenía en frente. Ni siquiera se molesto en mirarme o decirme algo en cuanto me acerque a la puerta y tome el picaporte para abrirla. Ninguno de los dos queríamos dejar a Row sola en aquel cuarto… Ninguno de los que la conocíamos queríamos hacerlo.

Al entrar, la tranquilidad y quietud que poseía recostada en aquella camilla, golpeo con fuerza en mí. Y dolió el doble, tanto que me dejo sin aire.

Mis lágrimas comenzaron a brotar, sin que yo pudiera controlarlas, mientras caminaba hacia ella. Muy estúpidamente recordé el cuento de la Bella durmiente y como el beso del príncipe la traía de regreso a la vida… Hubiera dado mi vida porque aquello fuera como el cuento… Hubiera dado mi vida por poder despertarla con dulce y tierno beso, y si no fuera yo quien rompiera el hechizo, aceptaría a cualquiera que lo hiciera, siempre y cuando la trajera de nuevo con vida.

Me arrodille a su lado y tome su mano, como lo había hecho anteriormente y como lo seguiría haciendo siempre. Acaricie su fría y pálida mejilla, sin poder dejar de llorar, hasta que Jacob me sorprendió…

-No deberías estar aquí.- dijo serio mientras caminaba y se ubicaba del otro lado de la camilla, mirándome fijo.
-No me moveré de su lado.- susurre mientras secaba mis lagrimas. Jacob miro a Row por unos minutos, y luego lentamente se apoyo en la pared, dejándose caer en el suelo, sin sacarle los ojos de encima. –Y por lo que veo, tu tampoco lo harás ¿no es así?- lo mire de reojo, pero él a mi no, ni tampoco contesto mi pregunta. –No… creo que no.- sonreí de lado. Sabía que era así, él tampoco la dejaría.
-Y ya somos un trío.- dijo de repente, mirando en mi dirección, pero no hacia mí, sino hacia Edward, quien estaba a mis espaldas.
-No estaré tranquilo hasta que ella despierte.- dijo, moviéndose rápidamente hacia la misma posición que ocupo anteriormente, mirando fijo también a Row.
-Nadie lo estará.- murmure, sin dejar de mirarla.
-¿Crees que tenga que ver con su otro don? Con ese del cual ninguno de nosotros puede escapar… Esa clase de magnetismo, o lo que sea que sea, que nos hace unirnos y seguirla.- los ojos de Jake se clavaron de nuevo en el rostro de Row, sonriendo de lado ante su deducción, mirándola con deseo y adoración… Aquellos despertó algo interno en mí. ¿A caso eran celos? ¿Hacia Jake? ¿Por qué?
-Eso significa que ella esta consiente.- murmure, despejando aquellas preguntas de mi cabeza. –Pero no lo está… ¿o sí?- mire de inmediato a Edward, y él negó con su cabeza.
-No, no lo está.- susurro sonriendo de lado. –Pero no necesariamente tiene que estarlo para hacernos sentir esa fuerza de magnetismo.- miro a Row de la misma manera que lo hizo, y lo hacía, Jacob. Y, aquello que sentía en mi pecho, creció aun más dentro de mí… Me obligue a desviar la mirada de Edward y a fijarla en Row de nuevo.

Era ilógico aquello que sentía. Se trataba de mis amigos, no de cualquier extraño… Esto que sentía no tenía lógica ni coherencia alguna. Row era mi amiga. Lo era… ¿Lo era?

Me acomode en el suelo, mirándola fijo y acariciando si manos gélida y pálida, y pensé en todo lo que había vivido con ella. Recordé el momento justo que la conocí, que la encontré en el bosque, sola y perdida. Recordé como me hizo sentir su compañía en esos días que se quedo conmigo.

Row se había convertido en el pilar fundamental para olvidar todo lo que había vivido, todo lo que había sentido anteriormente; aquello que tanto dolor me había causado y me había aislado de todos aquellos que querían ayudarme, pero que no sabían cómo.

Row había despertado esa parte de mi que creí muerta ya, ese Seth compañero y feliz, cuidadoso y divertido, pero por sobre todo ese Seth protector y familiar. Había vuelto a ser él y todos lo notaron, incluso mi madre, quien fue la que más sufrió. Y todo se lo debía a ella… a quien solo por puro destino encontré, y en quien confié aun sin conocerla y sin saber quién era.
¿Pero porque? ¿Por qué ella revivió aquel antiguo Seth? ¿Qué estaba sucediendo conmigo? ¿Por qué sentía todo esto, si solo era una simple chica?... bueno… simple para mi, aun sabiendo todo lo que era. La única en su especie…

Reprimí una risa, pero no lo suficiente como para evitar que se dibujara en mis labios y se pusieran en una sonrisa torcida, cómplice de mis pensamientos, mientas me acomodaba.

La noche se hacía cada vez más presente, mientras las horas no parecían correr con la misma velocidad. Jacob cerros sus ojos, quedándose en el mismo lugar, mientras que Edward se apoyo en el enorme ventanal, dejándose caer en el suelo sin sacarle los ojos de encima a Row.

Aun con lo cansado que me encontraba, era consciente que Edward leía mis pensamientos; era algo que él no podía evitar. Aun así, él mantuvo su silencio y respeto; no diría nada a nadie sin mi consentimiento. De eso estaba seguro. Confiaba en él.

Suspire lentamente y mi mente genero una nueva pregunta, que no pude esquivar. Una de la cual temía su respuesta…

-Solo ella podrá respondértela.- susurro muy bajo Edward, tratando de no despertar a Jacob. Inmediatamente fije mis ojos en él y, este, solo se limito a sonreír y dar por finalizada la conversación, mirando aun a Row.

Tenía razón, solo ella podría responder aquella pregunta. ¿Pero cuál sería su respuesta? ¿Sería aquella que deseaba oír? ¿O seria todo lo contrario?... Si así fuera, ¿Cómo reaccionaría yo? ¿Qué sería de mí?

El deseo porque ellas despertara, creció más en mí. Había llegado ya al punto de desesperación y necesidad…

jueves, 10 de mayo de 2012

Capitulo 25: Transformación



-¿A dónde vamos?- pregunte mientras le seguía el paso atravez del bosque, aun cubierto por la neblina.
-“A una reunión familiar.”- pensó, mientras giraba un poco para ayudarme a saltar un tronco.
-Estoy bien, puedo sola.- rechacé con una sonrisa su ayuda y él me devolvió otra.

La caminata atravez del bosque era tranquila.

El día ayudaba poco, dado a que las nubes no dejaban que el sol matutino se mostrara por completo. Pero aun así, estar con él, era tener un poco de vida normal y humana. Muy a pesar de que él era un lobo.

El bosque estaba tranquilo, lo que me hizo dudar en si estaba siendo controlada y vigilada por el nuevo espía… Fred.

Me coloque algo tensa al recordar que fue capaz de seguirme, escuchar mi conversación con Sam y los chicos, y encima de todo –y como si fuera poco- contarle todo a Jacob y Edward. Por lo que decidí estar en alerta a su olor, pensamientos y su futuro.

No tardamos mucho en llegar al extremo donde el bosque se unía al mar.

Sus ojos estaban clavados en mi persona al notar mi reacción de sorpresa y sonrió mas ampliamente, mientras se colocaba a mi lado.

El olor reinante de aquel lugar era más que claro, estábamos en territorio Quileute. Señalo un punto en la playa y allí, reunidos todos juntos, estaban Sam junto a su amada Emily, Quil con Claire, Paul junto a Rachel, Jared con Kim y, los menos afortunados y sin parejas, Embry, Collin y Brady.

Me gire y lo mire, regalándole una sonrisa en forma de agradecimiento por haberme invitado,  el sonrió y asintió, como si hubiese comprendido aquella reacción mía.

Me quite mis zapatillas, sintiendo por primera vez –después de mucho tiempo- el suelo húmedo bajo mis pies y la libertad que me hacía sentir normal. Pero antes de que disfrutara de aquella normalidad, antes de que pudiera sentirme libre y feliz por completa, Fred se apareció frente a mí, cortando mi paso hacia una diversión asegurada.

-Podrías al menos haberle avisado a Jacob que vendrías aquí.- dijo serio y con sus brazos cruzados sobre su pecho. –O al menos, y de última, a mí.
-Fred…- intervino Seth. Los ojos de Fred se posaron sobre el al instante.  –Fue mi culpa. Pero Row necesita distraerse un poco. Tanto entrenamiento solo la terminara agotando, más de lo que ya lo está.- su tensión crecía; pero no a causa de la presencia de Fred, se debía mas a Sam y a los chicos, quienes no dejaban de mirar a Fred cortando e impidiendo mi avanzar.
-¿Qué haces aquí?- murmure molesta y con pocas ganas de conocer su respuesta.
-Edward te está buscando.- volvió a mirarme, restándole importancia a lo que le había dicho Seth. – ¿A caso olvidaste lo que le prometiste?- sonrió malicioso.
-¡Maldición!- susurre. Recordar esa promesa solo me hacía sentir de nuevo las pesadas cadenas de la fastidiosa rutina de entrenamiento. Mire a Seth apenada, quien no comprendía lo que estaba sucediendo.
-“¿Qué sucede?”- pensó. –“¿Qué promesa de hiciste a Edward?”- aunque tratase de ocultarlo, Seth estaba más preocupado por el hecho de que, tanto Jacob como Edward, se las hubieran apañado para alejarme de él, así como de Sam y del resto de los chicos. Podía sentir aquella preocupación, tanto que me hizo dudar de las intensiones de Fred. ¿Lo estaba haciendo como un favor a Edward o solo lo hacía para alejarme de ellos?
-Tranquilo.- me gire del todo hacia él, dándole la espalda a Fred. –Le prometí a Edward ayudarlo con su don.- le sonreí apenada. –Solo serán unas horas.
-¿Lo prometes?- fijo sus ojos a los míos y vi en ellos el deseo de que así fuera.
-Siempre cumplo con mis promesas.- le entregue mis zapatillas, en garantía de que volvería. –Dile a Sam y a los chicos que volveré pronto.- sonreí.
-Lo hare.- volví a ver su sonrisa como devolución y sin poder evitarlo, bese su mejilla rápidamente.
-Tu…- mire a Fred seria. –Tendrás que llevarme a cuestas.- camine hacia su cuerpo inmóvil y me coloque en su espalda. Fred tardo en reaccionar, pero en cuanto lo hizo, se movió rápidamente atravesando el bosque, sin emitir palabra alguna ante lo que vio.

El viaje duro solo unos cuantos segundos, y antes de que pudiera preguntar nada, ya nos encontrábamos en un prado no muy lejos de la casa Cullen.

En él, se encontraba Edward de espaldas a la dirección por la que Fred y yo habíamos aparecido, acompañado por Eleazar, quien estaba frente a él serio.

-Gracias, Fred.- murmuro al momento que Fred me colocaba de pie, a unos escasos 3 metros de el. Fred no respondió, ni se despidió al momento de desaparecer. Estaba enojado, podía sentirlo. El creía que Seth solo alimentaba mis ganas de hacer permanente mi estadía aquí en Forks, pero más aun en La Push. Y eso no le agradaba nada. Consideraba a los Quileutes un peligro eminente.
-Buenos días, Eleazar.- lo mire mientras suspiraba y trataba de hacer oídos sordos a los pensamientos de Edward, quien se percato del enojo de Fred.
-¡Buenos días!- respondió cordialmente, mientras volvía a fijar sus ojos en Edward. –¿Empezamos?-  señalo con su mano izquierda en mi dirección para que el girara. Y así lo hizo, muy lentamente mientras repetía las palabras que Fred había utilizado en sus pensamientos. Pero a diferencia de Fred, el solo estaba preocupado por las consecuencias en cuanto Sam supiera la verdad. Temía que el tomara alguna represaría en contra mía, de Seth o su familia.
-“Edward”- pensé en forma de saludo hacia él.
-“Row”- pensó, sonriendo de lado mientras Eleazar nos observaba en completo silencio. –“Deberías tener más cuidado con lo que haces. Si Sam se entera de la verdad…”
-“No lo hará”.- interrumpí sus pensamientos. –“Se lo que hago Edward”.- fije mis ojos en el, seriamente. Y antes de que el pudiera decirme algo, Eleazar se aclaro la garganta.
-Bueno…- nos miro a ambos, pero ninguno de los dos lo miro. Teníamos nuestros ojos clavados uno en el otro, leyendo cada pensamiento. –Ambos son consientes y recuerdan el motivo por el cual nos encontramos aquí.- ¿y cómo no recordarlo? El motivo, o el objetivo, era intentar que Edward pudiera apagar el interruptor de su don. Y yo era la pieza clave para q eso sucediera.
-Paz interna.- susurro Edward, sonriendo de lado.
-No mas pensamientos ajenos y privacidad para los demás.- murmure imitando si sonrisa y postura.
-Exacto…- dijo Eleazar y ambos reímos un poco. –Si bien nos estamos basando en deducciones y cierta información, no perdemos nada con intentarlo, ¿verdad?- Eleazar nos miro uno al otro, y ambos negamos. Y tenía razón, las deducciones eran muchas y la información escasa.

Aquella sensación que había sentido al momento de conocer a Isabella, ese golpe de poder que había sentido recorrer mi cuerpo, se debía a que había absorbido su don. Y Jasper se había percatado de eso, informándole más tarde a Edward y a Eleazar.

Aquella sensación, aquel don que había absorbido de Isabella, parecía ser la clave para lograr que Edward lograra apagar aquel interruptor. Y si me había ofrecido a ayudarle, era porque conocía el deseo –por parte de Edward- de tener un poco de paz después de tantos años y años de escuchar pensamientos ajenos.

Pude llegar a imaginar cómo sería si yo no pudiera hacerlo, pero esa era la diferencia entre él y yo, yo podía apagarlo cuando quisiera, el no. Estaba condenado y en cierta forma bendecido por ese don.

Era lo menos que podía hacer por él, ayudarlo, darle esa paz, aunque fuera por unos minutos. Y no me detendría hasta lograrlo.

Eleazar nos había indicado varias cosas –comunes para Edward y para mi- pero que nos ayudarían –según él- a no tener que forzar nuestras mentes y dones.

-Cierren sus ojos. Relájense. Concéntrense uno en el otro.- indico, mientras ambos obedecíamos. Luego de unos minutos en completo silencio, y solo con los pensamientos de Edward y Eleazar en el aire, nuestro maestro se movió rápidamente hasta colocarse detrás de Edward. –Quiero que te concentres solo en oír los pensamientos de Row… Aísla los míos y los tuyos.- susurro casi inaudiblemente, como si solo tratase de que fuera un secreto entre él y Edward. Aunque ambos sabían, y eran consientes, de que podía oírlos claramente… Luego de que otros minutos pasaran, y de oír solos mis pensamientos en la cabeza de Edward, Eleazar se coloco a mis espaldas y susurro en mi oído. –Row…- me sobresalte un poco pero no abrí mis ojos ni me moví. –Quiero que leas tus propios pensamientos en la mente de Edward… concéntrate nada más que en ellos.- asentí una sola vez y obedecí.

Mi cuerpo estaba atento y en estado de alerta a todo lo que me rodeaba, por lo que me costó concentrarme. Pero en cuanto lo hice, y descubrí mis pensamientos en la mente de Edward, me sentí avergonzada y estúpida.

Mis pensamientos solo giraban en torno a él, a lo que quería lograr. Eran tan evidentes y claros, que debieron notarse en mi rostro en cuanto llegue, si no fuera por la máscara que los ocultaba. La máscara de enojo por lo anteriormente ocurrido. Ese recuerdo aun estaba fresco y aun me molestaba.

Eleazar aun se encontraba detrás de mi, mientras los minutos seguían pasando y mis pensamientos eran cada vez mas claros y humillantes.

-Ahora, Row…- volvió a susurrar. –Quiero que utilices el escudo que absorbiste de Bella… pero no en ti, sino en Edward.- me tense un poco.
-¿Cómo hago eso?- susurre, dejando en claro, en el tono de mi voz, que lo veía casi imposible.
-Expúlsalo fuera de ti.- contesto tranquilo. –Envuelve a Edward con él y corta su don.- pude sentir como Edward se tensaba, esperando tal vez lo peor de aquellos que Eleazar me ordenaba, pero sin perder el hilo de mis pensamientos.

Podía sentir el don de Isabella recorrer mi cuerpo y pujar por querer salir.

Era como sentir una electricidad recorrer cada parte de mi cuerpo, minimizando los otros dones absorbidos. Pero, más que nada, volviendo a hacerme sentir aquel fuego que tanto odiaba.

-Vamos Row, yo se que tu puedes.- susurro Eleazar a mi oído. –No permitas que Edward lea tus pensamientos.- mi mente se lleno de imágenes dolorosas, mientas el fuego seguía creciendo, haciendo que mis manos se ciñeran. –No dejes que él se meta en tu mente, Row.- susurro Eleazar. Y no lo dejaría. No quería que Edward viera esos recuerdos en mi mente, porque sabía que le causarían dolor, pero no el mismo dolor que yo sentía y que incrementaba con cada esfuerzo que hacía por sacar ese escudo de mí.
-¡No puedo!- susurre mientras mi cuerpo comenzaba a temblar, pero no abrí mis ojos no perdí la concentración.
-¡Si, si puedes! ¡Solo sácalo de ti y colócalo en Edward!- ordeno Eleazar serio. -¡Esfuérzate, Row!- Las imágenes seguían pasando por mi mente. Cada momento doloroso, cada palabra del pasado, cada rostro que mostrara desilusión solo alimentaba el fuego que sentía, haciendo crecer más aquel escudo. Pero no podía sacarlo de mi, era como si estuviera estancado en mi interior.
-“Row, detente”.- la voz de Edward sonaba lejana en mi mente, como si fuera solo un recuerdo.
-¡¡No, no lo hare!!- grite y aquel temblor bajo por mas piernas, haciendo que cayera de rodillas. Pero aun en el suelo, no perdí mi concentración ni abrí mis ojos.
-“No está funcionando, Row. ¡Detente!”- pensó Edward, pero aun así no lo hice y negué con mi cabeza, aun siendo consiente de que no podía verme más que Eleazar.
-¡¡Edward, concéntrate!!- ordeno Eleazar, mientras sentía como el fuego, el escudo y mis temblores aumentaban cada vez mas.
-¡No!- susurro el. Y en el momento que sentí sus manos tomar mis hombros, todo cambio.

Todo se había apagado. El fuego, el escudo, los temblores, solo desaparecieron.

Si tuviera que describir aquello que sentí, en ese momento, con una palabra, esa seria ‘alivio’.

Edward me obligo a ponerme de pie y a abrir mis ojos, y en cuanto lo hice, el estaba sonriendo como si nada pasara. Lo que hizo que me sintiera una inútil por no poder ayudarlo.

Bajo sus manos lentamente por mis brazos mientras seguía mirándome confortablemente, tratando de que olvidara el fracaso reciente. Pero al momento que tomo mis manos, y en medio de mis ganas de llorar por aquel fracaso, una descarga minima de electricidad hizo contacto con sus manos, aunque el no pareció sentirla.

Algo había cambiado, y podía sentirlo.

-Fue suficiente por hoy.- susurro mirándome fijamente pero sin soltar mis manos.
-¡¡Espera!!- ordeno Eleazar mirándonos a ambos con una expresión rara en sus ojos y rostro. ¿A caso estaba asombrado? ¿Pero porque? –“Creo que lo lograste”- pensó mirándome.
-¿Qué suce…?
-¡No puede ser!- farfulle asombrada y mire a Edward. Ambos nos quedamos mirándonos por varios minutos en un completo silencio.
-“Suelta sus manos”.- ordeno Eleazar y lo mire. –“Hazlo”.-  sonrió de lado y yo asentí una vez, algo confusa. Y en cuanto lo hice, Edward cerro sus ojos y bajo su cabeza, propinando un siseo bajo. –Lo que pensé.- dijo mirando a Edward y colocando una mano en mi hombro y la otra en el de él. –No solo has absorbido el escudo de Bella, señorita.- me miro sonriendo y casi con orgullo. –También lo has hecho con los de la joven Nessie.
-¡¿Qué?!- murmure.
-Eso explica porque estoy oyendo de nuevo sus pensamientos.- dijo Edward, tocando su sien y sonriendo de lado. –Nessie tiene el don de trasmitir sus pensamientos, ideas, sueños e incluso hablarte con solo tocar tu piel.- explico dulcemente.
-Eso lo explica todo.- susurre sintiéndome mareada y tambaleándome.
-¿Estás bien?- Edward me sujeto por los hombros, mientras yo trataba de controlar aquel mareo y los temblores de mis manos.
-Si…- murmure. –Solo necesito sentarme un momento.- y lo hice sin esperar ayuda por parte de él o de Eleazar.
-Creo que será mejor continuar mañana.- dijo Eleazar y podía sentir su mirada en mí, concentrada en mis manos, que oculte bajo mis piernas. –El primer paso ya está dado.- lo mire y sonreí de lado. –Solo habrá que trabajarlo.- miro a Edward quien se arrodillo a mi lado, sintiendo su felicidad por completo ante aquel hecho.
-Podemos seguir un poco mas.- le dije.
-¡No!... ¡Es suficiente por hoy!- discrepo Eleazar mirándonos a ambos seriamente.
-El tiene razón, Row.- dijo Edward sin dejar de sonreír ni de emanar aquella felicidad que sentía. –“Si espere este milagro por años, puedo esperar un poco más”.- pensó. Reí bajo al oír como llamaba a este suceso; “milagro”.
-Sera mejor que la llevemos a casa para que descanse.- le ordeno Eleazar a Edward y, este, asintió una vez.
-“No puedo volver a casa Edward”.- pensé mirándolo fijamente. –“Seth esta esperándome”.- El silencio nos rodeo por varios segundos.
-“Creo que necesitan estar a solas”.- pensó Eleazar al notar que ambos nos mirábamos sin decir nada en voz alta, pero diciéndonos mucho entre pensamientos. –Los veré en la casa.- se giro  y en pocos segundos, desapareció entre el bosque. Edward se coloco de pie, suspirando pesadamente. Me quede mirándolo desde el suelo, sintiendo aquello que ahora opacaba su felicidad. Miedo y preocupación.
-Entiendo.- susurre entre suspiros mientras bajaba la mirada. –Pero entiéndeme tú a mí, es la única forma que tengo de conocerlo y estar con él.- dije apenada. –“De imaginarlo como mi hermano”.- pensé. Luego de unos minutos, Edward extendió su mano izquierda ante mi rostro, la tome y me coloque de pie mirándolo detenidamente. Sus pensamientos seguían girando en torno a lo que sucedería si Sam descubría la verdad.
-Estas arriesgando mucho.- no soltó mi mano y su voz, al hablar, era dulce, como si tratara con mucho esfuerzo de no ser duro. –Y no debiste involucrar a Seth en esto.
-Lo sé, lo sé.- susurre apenada. –Pero créeme Edward, si hubiera otra forma de acercarme a él, si involucrar a Seth, lo haría.
-Cualquier cosa que hicieras no dejaría tranquilo a Jacob.- sonrió de lado.
-Si el aprendiera a confiar en mí, estaría tranquilo.- solté su mano. –Pero nadie lo hace. Y no los culpo, tienen motivos para no hacerlo.
-Confiamos en ti. Solo tratamos de protegerte.- su voz seguía siendo dulce y compresiva, aunque en el fondo, muy internamente, el trataba de convencerse de que todo estaría bien. –Sabes que no puedo ocultárselo… preguntara por ti.
-Lo se.- suspire y me gire dándole la espalda. Estaba comenzando a odiar el que Jake me protegiera demasiado.
-Algo se me ocurrirá.- se coloco a mi lado. –“Un paseo, compras…”-
-¡No!- interrumpí sus pensamientos sobre lo que haría y le diría a Jacob. –Si el pregunta, dile la verdad… Yo me encargare de él.- lo mire seria y con mis brazos sobre mi pecho.
-¿Estás segura?- asentí ante su pregunta una sola vez y el sonrió de lado. –OK…- suspiro. Sus pensamientos ahora giraban en las diferentes reacciones que Jacob tendría en cuanto supiera mi paradero, y estos iban de una simple discusión con él y conmigo en cuanto regresara a casa, hasta un posible rescate, seguido de una orden estricta a Seth de que se alejara de mí definitivamente.
-¡No lo permitiré!- mi voz se cargo de miedo y enojo ante ese pensamiento y posibilidad.
-No puedes hacer nada ante eso.- su voz cambio, colocándose fría y dura. –Él es el alfa. Y Seth tendrá que cumplirla.- mientras el miedo ante aquello me invadía, la repentina visión del futuro intervino en mi mente por completo. En ella, Jacob llegaba a la playa, donde me encontraba con Seth y el resto de los Quileutes, en su flamante moto negra, saludando a todos, incluso a Seth y a mí, y quedándose alerta a todo lo que hacía o decía; como un policía controlando a si preso. Edward rio bajo ante aquella extraña visión, cortándola del todo. –O bien podría pasar eso.- susurro sin dejar de reír. Su mirada se encontró con la mía y el noto mi sorpresa ante aquello que sucedería. Ambos sabíamos que Jake estallaba por mis constantes desapariciones y esta reacción que tendría, no era una de ellas. –“No dejes que esto arruine tu día de diversión”.- pensó, estirando su mano hacia mí. –Ven… te llevare con ellos.- su sonrisa, cómplice y traviesa, apareció, haciéndome olvidar todo aquello que me preocupaba. Tome su mano y me acerco a él… tomo mis piernas, levantándome en sus brazos y apoyando mi costado contra su pecho. –“Sujétate”.- pensó, echándose a correr por el bosque.

El viento golpeaba mi rostro, y aunque el viaje duro solos unos minutos, aquel poco viento ayudo a relajar mi semblante que denotaba preocupación ante la visión y Jake.

Reconocí el lugar, en donde Edward se detuvo, de inmediato. Era el mismo de cual había partido horas atrás, y a unos pocos metros de donde nos detuvimos, se encontraba Seth esperándome… No se había movido de allí en ningún momento…
-¡¡Regresaste!!- dijo, encaminándose hacia nosotros al momento que Edward me colocaba en el suelo. -¡Hey, Edward! ¿Cómo estás?- extendió su mano para saludarlo mientras sonreía.
-Seth.- tomo su mano. –Todo bien ¿y tú?- sonrió amablemente.
-No me quejo… ¿Te quedaras un rato?- pregunto mientras se colocaba a mi lado.
-¡Oh, no! Solo vine a dejarla.- me miro.
-“Gracias”.- pensé devolviéndole la sonrisa.
-“De nada”.- pensó. –Bueno… cuídala.- le ordeno sin dejar de sonreír.
-Estará a salvo aquí.- dijo Sam, tomándonos por sorpresa, dejando a Seth con la palabra en la boca. Detrás de el, se encontraba Paul y Embry… Mientras Embry mostraba estar relajado y sonriente, Paul mostraba lo contrario y podía sentirlo.
-Sam.- saludo respetuosamente Edward, pero sin dejar de sonreír.
-Saluda a Bella y a Nessie. Y diles que aun nos deben una visita a Emily y a mi.- dijo relajado Sam, pero seriamente.
-Se los hare saber.- Edward me miro. –Te veré en casa, Row.- asentí una sola vez. –“Divierte”.- pensó.
-“Lo hare”.- sonreí. Segundos después, Edward se giro y desapareció.
-Deberías vivir aquí.- dijo Paul mirándome. –Al menos tendrás privacidad.
-¿Y dejar toda esa comodidad? ¡¿A caso estás loco?!- discrepo irónicamente Embry, empujando a Paul. –¿A caso has visto esa casa por dentro? Privacidad es lo que más tiene y no le falta nada. ¡Los Cullen si que saben vivir!- Seth y yo reímos mientras caminábamos junto a Sam de regreso a la playa.
-¡Wow! Ya suenas como Seth… todo un fan Cullen.- Seth se abalanzó sobre Paul, empujándolo y luego los tres, Paul, Embry y Seth, comenzaron una riña entre risas, burlas y empujones mientras corrían por la playa, dejándome sola con Sam caminando mientras reíamos al verlos.
-¿Todo bien, Row?- pregunto sonriendo de lado y en ese momento que mis ojos se fijaron en el, pude ver en los suyos aquello que pensaba y se preguntaba insistentemente. Sam no entendía por qué tanta preocupación y protección por parte de los Cullen y Jacob.
-Todo bien, Sam.- sonreí. Agradecí en ese momento que Edward no estuviera cerca para leer los pensamientos de Sam, aunque de seguro ya lo habría hecho. El grito de Emily, llamándonos a comer, hizo que ambos concentráramos nuestras miradas en ella y apresuráramos un poco el paso.

El día estaba resultando ser lo que había deseado, lleno de normalidad y diversión.

Risas, charlas y juegos acallaban el silencio de la playa, volviendo el día en unos de mis favoritos, el cual no olvidaría.

Las horas pasaron veloces. Y con ellas, trajeron la realización de la visión que había tenido. Jacob se acercaba para hacerse presente con su flamante moto negra.

Sus ojos estaban clavados furiosamente sobre mi y Seth, quien se encontraba a mi lado. Solo rogaba que la visión no cambiara y se transformara en una de horror.

-¡¡Jake!!- grito Collin mientras este se acercaba. Todos los presentes lo miraron y nombraron en forma de saludo.
-¡Hey familia! ¿Qué onda?- disimulo muy bien su enojo en aquellas palabras al momento de acercarse al grupo. –Sam ¿todo bien?
-Todo bien, Jake. Qué alegría verte por aquí.- Jacob se detuvo a mi costado izquierdo, ocultando bajo una sonrisa el enojo que sentía y me hacía sentir. –¿Qué haces por aquí? Creí que estarías disfrutando del regreso de Nessie.- Sam estaba tranquilo porque no tenía ni idea de lo que sucedía.
-Solo vine a divertirme, como lo está haciendo parte de mi manada.- miro a Embry, Quil y Seth fijamente uno por uno, y en sus ojos vi aquel dominio alfa que hizo que ellos bajaran sus cabezas. Y esto solo me enfureció.
-Eres más que bienvenido.- dijo Sam todo sonriente.

Mientras las horas pasaban, Jake relajo su postura al ver que me comportaba como una simple humana entre ellos, sin decir no hacer nada que llamara la atención.

Si… esa postura la relajo contra Embry y Quil, permitiéndoles divertirse, pero no contra Seth. Su mirada de macho alfa dominante aun estaba sobre él y esto solo aumento mi enojo, haciendo que volviera a sentir mis temblores. Lo cual era extraño, nunca los sentía cuando me enojada.

Me quede sentada en un tronco -mientras el resto participaba de un juego de futbol playero-  observando a Emily y Rachel armar lo que pronto seria una fogata.

-Row ¿Estás bien?- me pregunto Emily al notar en mi rostro la seriedad y el enojo. –¿Sucede algo?- cerré mis ojos tratando de borrar aquello de mi rostro antes de contestarle.
-Ehmm… sí, estoy bien.- sonreí y me coloque de pie. –Las ayudare con esto…- señale el circulo de piedras muy bien acomodado. –Iré por más ramas.
-¿Quieres que te acompañe?- se ofreció Rachel amablemente, encaminándose hacia mí.
-No, no, quédate. Puedo sola.- sonreí. –Además, creo que Emily te necesitara para repartir la comida y las bebidas.
-¡Es es cierto!- rio irónicamente Emily, contagiándonos a Rachel y a mí. –Ten cuidado, ¿sí?
-Lo tendré.- asegure girándome hacia el bosque. No lo cumpliría con lo que me había ofrecido, sino que también utilizaría ese momento a solas para calmarme y calmar lo que ahora dominaba mi cuerpo… los temblores.

A medida que me adentraba en el bosque y juntaba las ramas secas –que servirían para la fogata- el rostro de Jacob se aparecía constantemente en mi mente con aquella postura de macho dominante. Y eso solo alimentaba más aquel fuego que recorría por mi cuerpo y aumentaba los temblores de mis manos.

Estaba más que enojada por el hecho que Jacob no confiara en mí, pero más aun por como trato  al pobre de Seth, arruinando su diversión y arruinando la mía.

Mis sentidos estaban tan alertas, que escuche con claridad como los pasos de Jacob se acercaban hacia Emily y Rachel.

-¿Dónde está Row?- pregunto. Me detuve y mire hacia atrás, seria y aun temblando, soltando las pocas ramas que había recogido.
-Fue a buscar ramas secas para la fogata.- le contesto Emily. Los pasos de Jacob volvieron a sonar en la arena, pero esta vez con dirección hacia donde yo me encontraba. –¿Sucede algo Jacob?- pregunto Emily.
-No, nada. Iré a ayudarla.- contesto Jake sin dejar de caminar. Pero yo no quería ayuda y menos la de él en estos momentos, por lo que me adentre mas en el bosque, tratando de ser sigilosa para que no descubriera mi posición. Y mientras lo hacía, algo comenzó a cambiar en mi.

Una extraña fiebrecilla se hizo presente en todo mi cuerpo, haciendo que el aire que golpeaba mi cuerpo se sintiera como miles de agujas pinchando por todos lados. Acompañando a esta, mi respiración y mi ritmo cardiaco se elevaron repentinamente, acompasándose con el fuego y los temblores, volviéndose así uno solo.

Me detuve de seco y lleve mi mano derecha, al notar y sentir, que una gota de sudor recorría el lado derecho de mi rostro.

¿Qué estaba sucediendo conmigo? Nunca antes había sentido esto, ni mucho menos el cansancio que inundaba ahora mi cuerpo…. ¿Qué estaba pasando?...

Mire mis manos, aun temblorosas, tratando de entender que estaba sucediendo conmigo o que significaban todos estos síntomas.

-¡¡Row!! ¡¿Dónde estás?!-  el grito sorpresivo de Jacob me altero y mire de forma desorientada hacia atrás, buscando el lugar de donde provenía. Estaba cerca, muy cerca. Podía saberlo por el sonido de sus pasos y el ruidoso bombear de sangre de su corazón… Pero detrás de el había otros ruidosos pasos.
-¿Qué sucede, Jake?- era Seth. –¿Qué haces aquí?
-Estoy buscando a Row.- contesto. –Necesito hablar con ella.- había seriedad en su voz.
-Escucha Jake, se que lo que hice estuvo mal ¿sí? Pero…- Seth suspiro pesadamente. –Tengo todo bajo control. Confía en Row, ella sabe lo que hace.
-Lo sé. Y es por eso que quiero hablar con ella. Le debo una disculpa… y a ti también.- suspiro y ambos se quedaron en silencio por unos segundos.
-Te ayudare a buscarla.- dijo Seth con cierta tristeza en su voz. ¿Pero por qué? ¿Qué vio en Jacob para que sintiera eso? –No debe estar muy lejos.
-Gracias.- murmuro Jake. –Yo seguiré este camino, tu ve por tu derecha y en cuanto la encuentres, transfórmate y aúlla.- ordeno.
- Lo hare.- contesto Seth. –¡¡Row!!- grito y oí como se alejaba del lugar.

Ese grito, y los pasos de Jake acercándose, me despertaron de aquella extraña conversación que había oído entre ellos dos.

No podía permitir que Jacob me viera en el estado que me encontraba, no ahora que había empezado a confiar en mí.

En mi desesperación por huir de Jake, me moví rápidamente por el bosque, alejándome de asechador insistente. Pero antes de que pudiera avanzar más, un fuerte dolor en mi estomago me detuvo de golpe y caí a los pies de un enorme árbol.

Arrastrándome, y sintiendo aquel desgarrador dolor apoderarse de mi cuerpo, me senté a los pies de aquel árbol para tratar de calmar aquello que estaba sintiendo. ¿Pero qué es lo que me estaba sucediendo? ¿Por qué sentía esto ahora?

En mi intento de aminorar aquel dolor, golpee mi cabeza contra el ancho tronco, haciendo que este temblara hasta sus ramas más altas, cayendo sobre mi algunas de sus hojas…

-¿Row? ¿Eres tú?- el dolor había apagado mis instintos a tal punto que no oí cuando Jake se detuvo.
-¿Jake?- susurre ahogando un grito de dolor, retorciéndome en el suelo. –¿Qué haces aquí?
-¿Estás bien? ¿Te suce…?- su preocupación lo hizo avanzar un poco.
-¡No te acerques! ¡No quiero verte!- lo interrumpí y oí como se detenía de seco. –¿Qué quieres Jake? Ya oí tus disculpas.- sabía que estaba siendo dura con él, pero era la única forma de que no se acercara, de mantenerlo a salvo de esto que estaba sintiendo, y de que siguiera confiando en mi como había comenzado a hacerlo.
-¿Lo hiciste?- pregunto asombrado.
-Si.- conteste ahogando otro grito mientras mis lágrimas recorrían mis mejillas. –Te oí hablar con Seth.- mi cuerpo temblaba violentamente; tuve que recostarme en el suelo y tomar mis piernas para tratar de controlarlo, pero no podía. Aquel dolor y temblor ya se había apoderado de mí y cumpliría con aquello por lo que había aparecido. ¿Pero qué?
-Escucha… sé que me equivoque al  no confiar en ti y quiero pedirte disculpas por eso.- no podía hablar. El dolor se había apoderado de todo mí ser. Me costaba respirar e incluso seguir consiente. No podía decirle a Jacob que se fuera, ni siquiera pedirle ayuda. –¿Row?- mi cuerpo seguía temblando y sin poder aguantar más, grite.
-¡¡¡¡Ahhhh!!!!- mi grito se hizo eco en todo el bosque.
-¡¡Row!!- Jacob se acerco hacia mí, colocando sus manos en mi torso, tratando de girarme para averiguar que sucedía conmigo.
-¡¡Duele, duele!!- lloriqueé. Podía oír como mis huesos se dislocaban de sus uniones, como mis músculos ardían y se estiraban, como mi respiración se agitaba junto con los latidos de mi corazón.
-Está sucediendo… te estás transformando, Row.- murmuro Jacob entre el asombro y el terror. –Te llevare a otro lugar…- me tomo en brazos y corrió por el bosque. Podía sentir la brisa golpear mi cuerpo como agujas de hielo, muy frías para mi nueva temperatura.
-¡¡¡Detente, detente!!!- rogué al no poder aguantar más aquel dolor. El me coloco sobre el suelo con delicadeza y sostuvo mi mano.
-Deja que suceda… No pelees contra el.- murmuro, pero mi cuerpo ya no quería obedecer aquello que él me ordenaba. Solté su mano y me retorcí, sintiendo como mis costillas se salían de su lugar.
-¡¡¡¡Ahhhh!!!!- volví a gritar, hundiendo mi rostro en el suelo y agarrándome a él con la poca fuerza que me queda. El dolor se estaba volviendo cada vez más insoportable, cada vez mas dueño de mi ser, cortando mi posibilidad de algún control sobre él. ¿Cuánto más duraría? ¿Acaso este era el castigo que tenía que pagar por ser lo que era? ¿Un inquietante e insoportable dolor?... ¿Lo aguantaría mi cuerpo?
-¿Row?- la voz de Jacob se oía lejana otra vez.
-¡¡Aléjate de mi!!- grite entre el miedo y el dolor por lo que estaba pasando. Y fue en ese momento que deje de pelear… deje que, fuera lo que fuera que estaba sucediendo conmigo, se apoderara de una vez por todas de mí.

Y lo hizo… hundiendo todo mí alrededor en la más negra oscuridad…

Mi cuerpo temblaba ante cada movimiento de mis huesos y músculos, que iban dislocándose y desgarrándose. Podía oír el sonido que ellos producían. Podía sentir como mi cuerpo crecía en una forma casi irracional, casi desmesurada…

Me encontraba en una posición extraña contra el suelo y lo sentía –a este- de una forma más blanda… Sentía una carga, como el peso de una manta, que recorría todo mi cuerpo…

-¿Row?- la voz de Jacob hizo que abriera mis ojos, que en aquel momento estaban tratando de percibir aquellos nuevos cambios que ahora sentía.

Podía sentir cada nuevo cambio, mi respiración agitada y pesada, el latir de mi corazón mas desenfrenado, mi cuerpo más pesado y algo mas… ¿acaso me encontraba en cuatro patas?

Mire hacia el suelo -precipitadamente y asustada- y el lugar de ver mis manos, vi dos patas peludas blancas.

Instintivamente mire a Jacob. El estaba parado a unos escasos tres metros, mirándome fijamente… Me gire lentamente hacia él, tratando de no asustarlo, pero él no lo estaba. De hecho, se veía asombrado, curioso.

-“Lo logro”.- pensó, sin dejar de mirarme. Y en cuanto oí su pensamiento, me acerque un paso hacia él y el sonrió de lado al ver que lo hacía.

Al acercarme a él, note en sus ojos el asombro y la curiosidad que emanaba su cuerpo… pero también algo mas… una imagen. La imagen mostraba a un lobo blanco, grande y con una postura que para el resto hubiera sido temeraria y generadora del más grande miedo, pero no para aquel dueño de esos ojos, ya que no era la primera vez que veía algo así.

Absortos ambos por mi nuevo aspecto, perdimos concentración en todo lo que nos rodeaba, hasta que Seth apareció en forma de lobo, deteniéndose de seco al verme.

-“¿Row?”- pensó ladeando su cabeza. Propine un gemido bajo y medio moví mi cola en su dirección.
-“Si Seth, soy yo”.- pensé. Pero antes de que pudiéramos seguir con nuestra charla, Seth se coloco en posición de ataque.

Unos gruñidos a mis espaldas dieron cuenta del peligro en el que nos encontrábamos. Y el rostro de un lobo gris saliendo de entremedio de los arbustos, dio por sentado aquello.

La escena se estaba volviendo peligrosa, los gruñidos no cesaban y antes de que pudiera descubrir quién era aquel lobo gris, este decidió avanzar para atacarme…

-¡¡No Paul!!- grito Jacob, reaccionando y colocándose delante mío. ¿Así que era Paul? Me quede mirándolo.

Todo transcurrió en cámara lenta ante mis ojos… Seth se lanzo sobre el al ver que no se detenía y ambos comenzaron una batalla cuerpo a cuerpo. Pero no era el único que estaba allí y mientras Jacob trataba de detenerlos a ambos, quede son protección.

Un enorme lobo negro salió de entremedio de unos arbustos –que se ubicaban a mi lado izquierdo- a toda velocidad, chocando su enorme cuerpo contra el mío, atacándome.

Sabía quien era, y fue por esa razón que no lo ataque.

Sus mordidas atravesaban mi pelaje, desgarrando parte de él. Trataba de empujarlo, pero esto solo alimentaba su furia y continuaba atacando. Hasta que, de pronto, una mordida en mi cuello me dejo en el suelo y chillé ante el dolor.

-¡¡Sam, no!!- Jacob se travesó en su camino, evitando que el envistiera de nuevo contra mi. Pero Sam seguía furioso y decidido a acabar conmigo. –¡¡No dejare que la mates!!- volvió a gritar Jake. Mi cuerpo se iba debilitando a medida que perdía sangre y que el miedo, por ver a Sam actuar tan decididamente a matarme, se apoderaba de mí. Sam volvió a gruñir y a avanzar, pero Jacob volvió a frenarlo mientras lentamente mi cuerpo volvía a su forma humana. –¡¡Detente Sam!! ¡¡No dejare que mates a tu propia hermana!!- grito. Sam se detuvo, al igual que Paul y Seth.

Me arrastre lejos de ellos, desnuda y asustada, lloriqueando.

Mis lágrimas caían y el miedo invadía mi cuerpo haciéndome temblar…

-“¿Row?”- Pensó Sam mirándome atonito.