-¿A dónde vamos?- pregunte
mientras le seguía el paso atravez del bosque, aun cubierto por la neblina.
-“A una reunión familiar.”-
pensó, mientras giraba un poco para ayudarme a saltar un tronco.
-Estoy bien, puedo sola.- rechacé
con una sonrisa su ayuda y él me devolvió otra.
La caminata atravez del bosque
era tranquila.
El día ayudaba poco, dado a que
las nubes no dejaban que el sol matutino se mostrara por completo. Pero aun así,
estar con él, era tener un poco de vida normal y humana. Muy a pesar de que él
era un lobo.
El bosque estaba tranquilo, lo
que me hizo dudar en si estaba siendo controlada y vigilada por el nuevo espía…
Fred.
Me coloque algo tensa al recordar
que fue capaz de seguirme, escuchar mi conversación con Sam y los chicos, y
encima de todo –y como si fuera poco- contarle todo a Jacob y Edward. Por lo
que decidí estar en alerta a su olor, pensamientos y su futuro.
No tardamos mucho en llegar al
extremo donde el bosque se unía al mar.
Sus ojos estaban clavados en mi
persona al notar mi reacción de sorpresa y sonrió mas ampliamente, mientras se
colocaba a mi lado.
El olor reinante de aquel lugar
era más que claro, estábamos en territorio Quileute. Señalo un punto en la
playa y allí, reunidos todos juntos, estaban Sam junto a su amada Emily, Quil
con Claire, Paul junto a Rachel, Jared con Kim y, los menos afortunados y sin
parejas, Embry, Collin y Brady.
Me gire y lo mire, regalándole
una sonrisa en forma de agradecimiento por haberme invitado, el sonrió y asintió, como si hubiese comprendido
aquella reacción mía.
Me quite mis zapatillas,
sintiendo por primera vez –después de mucho tiempo- el suelo húmedo bajo mis
pies y la libertad que me hacía sentir normal. Pero antes de que disfrutara de
aquella normalidad, antes de que pudiera sentirme libre y feliz por completa,
Fred se apareció frente a mí, cortando mi paso hacia una diversión asegurada.
-Podrías al menos haberle avisado
a Jacob que vendrías aquí.- dijo serio y con sus brazos cruzados sobre su
pecho. –O al menos, y de última, a mí.
-Fred…- intervino Seth. Los ojos
de Fred se posaron sobre el al instante. –Fue mi culpa. Pero Row necesita distraerse un
poco. Tanto entrenamiento solo la terminara agotando, más de lo que ya lo está.-
su tensión crecía; pero no a causa de la presencia de Fred, se debía mas a Sam
y a los chicos, quienes no dejaban de mirar a Fred cortando e impidiendo mi
avanzar.
-¿Qué haces aquí?- murmure
molesta y con pocas ganas de conocer su respuesta.
-Edward te está buscando.- volvió
a mirarme, restándole importancia a lo que le había dicho Seth. – ¿A caso
olvidaste lo que le prometiste?- sonrió malicioso.
-¡Maldición!- susurre. Recordar
esa promesa solo me hacía sentir de nuevo las pesadas cadenas de la fastidiosa
rutina de entrenamiento. Mire a Seth apenada, quien no comprendía lo que estaba
sucediendo.
-“¿Qué sucede?”- pensó. –“¿Qué
promesa de hiciste a Edward?”- aunque tratase de ocultarlo, Seth estaba más
preocupado por el hecho de que, tanto Jacob como Edward, se las hubieran
apañado para alejarme de él, así como de Sam y del resto de los chicos. Podía
sentir aquella preocupación, tanto que me hizo dudar de las intensiones de
Fred. ¿Lo estaba haciendo como un favor a Edward o solo lo hacía para alejarme
de ellos?
-Tranquilo.- me gire del todo
hacia él, dándole la espalda a Fred. –Le prometí a Edward ayudarlo con su don.-
le sonreí apenada. –Solo serán unas horas.
-¿Lo prometes?- fijo sus ojos a
los míos y vi en ellos el deseo de que así fuera.
-Siempre cumplo con mis
promesas.- le entregue mis zapatillas, en garantía de que volvería. –Dile a Sam
y a los chicos que volveré pronto.- sonreí.
-Lo hare.- volví a ver su sonrisa
como devolución y sin poder evitarlo, bese su mejilla rápidamente.
-Tu…- mire a Fred seria. –Tendrás
que llevarme a cuestas.- camine hacia su cuerpo inmóvil y me coloque en su
espalda. Fred tardo en reaccionar, pero en cuanto lo hizo, se movió rápidamente
atravesando el bosque, sin emitir palabra alguna ante lo que vio.
El viaje duro solo unos cuantos
segundos, y antes de que pudiera preguntar nada, ya nos encontrábamos en un
prado no muy lejos de la casa Cullen.
En él, se encontraba Edward de
espaldas a la dirección por la que Fred y yo habíamos aparecido, acompañado por
Eleazar, quien estaba frente a él serio.
-Gracias, Fred.- murmuro al
momento que Fred me colocaba de pie, a unos escasos 3 metros de el. Fred no
respondió, ni se despidió al momento de desaparecer. Estaba enojado, podía
sentirlo. El creía que Seth solo alimentaba mis ganas de hacer permanente mi
estadía aquí en Forks, pero más aun en La Push. Y eso no le agradaba nada.
Consideraba a los Quileutes un peligro eminente.
-Buenos días, Eleazar.- lo mire
mientras suspiraba y trataba de hacer oídos sordos a los pensamientos de Edward,
quien se percato del enojo de Fred.
-¡Buenos días!- respondió
cordialmente, mientras volvía a fijar sus ojos en Edward. –¿Empezamos?- señalo con su mano izquierda en mi dirección
para que el girara. Y así lo hizo, muy lentamente mientras repetía las palabras
que Fred había utilizado en sus pensamientos. Pero a diferencia de Fred, el
solo estaba preocupado por las consecuencias en cuanto Sam supiera la verdad. Temía
que el tomara alguna represaría en contra mía, de Seth o su familia.
-“Edward”- pensé en forma de
saludo hacia él.
-“Row”- pensó, sonriendo de lado
mientras Eleazar nos observaba en completo silencio. –“Deberías tener más
cuidado con lo que haces. Si Sam se entera de la verdad…”
-“No lo hará”.- interrumpí sus
pensamientos. –“Se lo que hago Edward”.- fije mis ojos en el, seriamente. Y antes
de que el pudiera decirme algo, Eleazar se aclaro la garganta.
-Bueno…- nos miro a ambos, pero
ninguno de los dos lo miro. Teníamos nuestros ojos clavados uno en el otro,
leyendo cada pensamiento. –Ambos son consientes y recuerdan el motivo por el
cual nos encontramos aquí.- ¿y cómo no recordarlo? El motivo, o el objetivo,
era intentar que Edward pudiera apagar el interruptor de su don. Y yo era la
pieza clave para q eso sucediera.
-Paz interna.- susurro Edward,
sonriendo de lado.
-No mas pensamientos ajenos y
privacidad para los demás.- murmure imitando si sonrisa y postura.
-Exacto…- dijo Eleazar y ambos
reímos un poco. –Si bien nos estamos basando en deducciones y cierta
información, no perdemos nada con intentarlo, ¿verdad?- Eleazar nos miro uno al
otro, y ambos negamos. Y tenía razón, las deducciones eran muchas y la
información escasa.
Aquella sensación que había
sentido al momento de conocer a Isabella, ese golpe de poder que había sentido
recorrer mi cuerpo, se debía a que había absorbido su don. Y Jasper se había
percatado de eso, informándole más tarde a Edward y a Eleazar.
Aquella sensación, aquel don que
había absorbido de Isabella, parecía ser la clave para lograr que Edward
lograra apagar aquel interruptor. Y si me había ofrecido a ayudarle, era porque
conocía el deseo –por parte de Edward- de tener un poco de paz después de
tantos años y años de escuchar pensamientos ajenos.
Pude llegar a imaginar cómo sería
si yo no pudiera hacerlo, pero esa era la diferencia entre él y yo, yo podía
apagarlo cuando quisiera, el no. Estaba condenado y en cierta forma bendecido
por ese don.
Era lo menos que podía hacer por él,
ayudarlo, darle esa paz, aunque fuera por unos minutos. Y no me detendría hasta
lograrlo.
Eleazar nos había indicado varias
cosas –comunes para Edward y para mi- pero que nos ayudarían –según él- a no
tener que forzar nuestras mentes y dones.
-Cierren sus ojos. Relájense.
Concéntrense uno en el otro.- indico, mientras ambos obedecíamos. Luego de unos
minutos en completo silencio, y solo con los pensamientos de Edward y Eleazar
en el aire, nuestro maestro se movió rápidamente hasta colocarse detrás de
Edward. –Quiero que te concentres solo en oír los pensamientos de Row… Aísla
los míos y los tuyos.- susurro casi inaudiblemente, como si solo tratase de que
fuera un secreto entre él y Edward. Aunque ambos sabían, y eran consientes, de
que podía oírlos claramente… Luego de que otros minutos pasaran, y de oír solos
mis pensamientos en la cabeza de Edward, Eleazar se coloco a mis espaldas y susurro
en mi oído. –Row…- me sobresalte un poco pero no abrí mis ojos ni me moví.
–Quiero que leas tus propios pensamientos en la mente de Edward… concéntrate
nada más que en ellos.- asentí una sola vez y obedecí.
Mi cuerpo estaba atento y en
estado de alerta a todo lo que me rodeaba, por lo que me costó concentrarme.
Pero en cuanto lo hice, y descubrí mis pensamientos en la mente de Edward, me
sentí avergonzada y estúpida.
Mis pensamientos solo giraban en
torno a él, a lo que quería lograr. Eran tan evidentes y claros, que debieron
notarse en mi rostro en cuanto llegue, si no fuera por la máscara que los
ocultaba. La máscara de enojo por lo anteriormente ocurrido. Ese recuerdo aun
estaba fresco y aun me molestaba.
Eleazar aun se encontraba detrás
de mi, mientras los minutos seguían pasando y mis pensamientos eran cada vez
mas claros y humillantes.
-Ahora, Row…- volvió a susurrar.
–Quiero que utilices el escudo que absorbiste de Bella… pero no en ti, sino en
Edward.- me tense un poco.
-¿Cómo hago eso?- susurre,
dejando en claro, en el tono de mi voz, que lo veía casi imposible.
-Expúlsalo fuera de ti.- contesto
tranquilo. –Envuelve a Edward con él y corta su don.- pude sentir como Edward
se tensaba, esperando tal vez lo peor de aquellos que Eleazar me ordenaba, pero
sin perder el hilo de mis pensamientos.
Podía sentir el don de Isabella
recorrer mi cuerpo y pujar por querer salir.
Era como sentir una electricidad
recorrer cada parte de mi cuerpo, minimizando los otros dones absorbidos. Pero,
más que nada, volviendo a hacerme sentir aquel fuego que tanto odiaba.
-Vamos Row, yo se que tu puedes.-
susurro Eleazar a mi oído. –No permitas que Edward lea tus pensamientos.- mi
mente se lleno de imágenes dolorosas, mientas el fuego seguía creciendo,
haciendo que mis manos se ciñeran. –No dejes que él se meta en tu mente, Row.-
susurro Eleazar. Y no lo dejaría. No quería que Edward viera esos recuerdos en
mi mente, porque sabía que le causarían dolor, pero no el mismo dolor que yo
sentía y que incrementaba con cada esfuerzo que hacía por sacar ese escudo de
mí.
-¡No puedo!- susurre mientras mi
cuerpo comenzaba a temblar, pero no abrí mis ojos no perdí la concentración.
-¡Si, si puedes! ¡Solo sácalo de
ti y colócalo en Edward!- ordeno Eleazar serio. -¡Esfuérzate, Row!- Las
imágenes seguían pasando por mi mente. Cada momento doloroso, cada palabra del
pasado, cada rostro que mostrara desilusión solo alimentaba el fuego que
sentía, haciendo crecer más aquel escudo. Pero no podía sacarlo de mi, era como
si estuviera estancado en mi interior.
-“Row, detente”.- la voz de
Edward sonaba lejana en mi mente, como si fuera solo un recuerdo.
-¡¡No, no lo hare!!- grite y
aquel temblor bajo por mas piernas, haciendo que cayera de rodillas. Pero aun
en el suelo, no perdí mi concentración ni abrí mis ojos.
-“No está funcionando, Row.
¡Detente!”- pensó Edward, pero aun así no lo hice y negué con mi cabeza, aun
siendo consiente de que no podía verme más que Eleazar.
-¡¡Edward, concéntrate!!- ordeno
Eleazar, mientras sentía como el fuego, el escudo y mis temblores aumentaban
cada vez mas.
-¡No!- susurro el. Y en el
momento que sentí sus manos tomar mis hombros, todo cambio.
Todo se había apagado. El fuego,
el escudo, los temblores, solo desaparecieron.
Si tuviera que describir aquello
que sentí, en ese momento, con una palabra, esa seria ‘alivio’.
Edward me obligo a ponerme de pie
y a abrir mis ojos, y en cuanto lo hice, el estaba sonriendo como si nada
pasara. Lo que hizo que me sintiera una inútil por no poder ayudarlo.
Bajo sus manos lentamente por mis
brazos mientras seguía mirándome confortablemente, tratando de que olvidara el
fracaso reciente. Pero al momento que tomo mis manos, y en medio de mis ganas
de llorar por aquel fracaso, una descarga minima de electricidad hizo contacto
con sus manos, aunque el no pareció sentirla.
Algo había cambiado, y podía
sentirlo.
-Fue suficiente por hoy.- susurro
mirándome fijamente pero sin soltar mis manos.
-¡¡Espera!!- ordeno Eleazar
mirándonos a ambos con una expresión rara en sus ojos y rostro. ¿A caso estaba
asombrado? ¿Pero porque? –“Creo que lo lograste”- pensó mirándome.
-¿Qué suce…?
-¡No puede ser!- farfulle
asombrada y mire a Edward. Ambos nos quedamos mirándonos por varios minutos en
un completo silencio.
-“Suelta sus manos”.- ordeno
Eleazar y lo mire. –“Hazlo”.- sonrió de
lado y yo asentí una vez, algo confusa. Y en cuanto lo hice, Edward cerro sus
ojos y bajo su cabeza, propinando un siseo bajo. –Lo que pensé.- dijo mirando a
Edward y colocando una mano en mi hombro y la otra en el de él. –No solo has
absorbido el escudo de Bella, señorita.- me miro sonriendo y casi con orgullo.
–También lo has hecho con los de la joven Nessie.
-¡¿Qué?!- murmure.
-Eso explica porque estoy oyendo
de nuevo sus pensamientos.- dijo Edward, tocando su sien y sonriendo de lado.
–Nessie tiene el don de trasmitir sus pensamientos, ideas, sueños e incluso
hablarte con solo tocar tu piel.- explico dulcemente.
-Eso lo explica todo.- susurre
sintiéndome mareada y tambaleándome.
-¿Estás bien?- Edward me sujeto por
los hombros, mientras yo trataba de controlar aquel mareo y los temblores de
mis manos.
-Si…- murmure. –Solo necesito
sentarme un momento.- y lo hice sin esperar ayuda por parte de él o de Eleazar.
-Creo que será mejor continuar
mañana.- dijo Eleazar y podía sentir su mirada en mí, concentrada en mis manos,
que oculte bajo mis piernas. –El primer paso ya está dado.- lo mire y sonreí de
lado. –Solo habrá que trabajarlo.- miro a Edward quien se arrodillo a mi lado,
sintiendo su felicidad por completo ante aquel hecho.
-Podemos seguir un poco mas.- le
dije.
-¡No!... ¡Es suficiente por hoy!-
discrepo Eleazar mirándonos a ambos seriamente.
-El tiene razón, Row.- dijo
Edward sin dejar de sonreír ni de emanar aquella felicidad que sentía. –“Si
espere este milagro por años, puedo esperar un poco más”.- pensó. Reí bajo al
oír como llamaba a este suceso; “milagro”.
-Sera mejor que la llevemos a
casa para que descanse.- le ordeno Eleazar a Edward y, este, asintió una vez.
-“No puedo volver a casa Edward”.-
pensé mirándolo fijamente. –“Seth esta esperándome”.- El silencio nos rodeo por
varios segundos.
-“Creo que necesitan estar a
solas”.- pensó Eleazar al notar que ambos nos mirábamos sin decir nada en voz
alta, pero diciéndonos mucho entre pensamientos. –Los veré en la casa.- se
giro y en pocos segundos, desapareció
entre el bosque. Edward se coloco de pie, suspirando pesadamente. Me quede
mirándolo desde el suelo, sintiendo aquello que ahora opacaba su felicidad.
Miedo y preocupación.
-Entiendo.- susurre entre
suspiros mientras bajaba la mirada. –Pero entiéndeme tú a mí, es la única forma
que tengo de conocerlo y estar con él.- dije apenada. –“De imaginarlo como mi
hermano”.- pensé. Luego de unos minutos, Edward extendió su mano izquierda ante
mi rostro, la tome y me coloque de pie mirándolo detenidamente. Sus
pensamientos seguían girando en torno a lo que sucedería si Sam descubría la
verdad.
-Estas arriesgando mucho.- no
soltó mi mano y su voz, al hablar, era dulce, como si tratara con mucho
esfuerzo de no ser duro. –Y no debiste involucrar a Seth en esto.
-Lo sé, lo sé.- susurre apenada.
–Pero créeme Edward, si hubiera otra forma de acercarme a él, si involucrar a
Seth, lo haría.
-Cualquier cosa que hicieras no
dejaría tranquilo a Jacob.- sonrió de lado.
-Si el aprendiera a confiar en
mí, estaría tranquilo.- solté su mano. –Pero nadie lo hace. Y no los culpo,
tienen motivos para no hacerlo.
-Confiamos en ti. Solo tratamos
de protegerte.- su voz seguía siendo dulce y compresiva, aunque en el fondo,
muy internamente, el trataba de convencerse de que todo estaría bien. –Sabes
que no puedo ocultárselo… preguntara por ti.
-Lo se.- suspire y me gire
dándole la espalda. Estaba comenzando a odiar el que Jake me protegiera
demasiado.
-Algo se me ocurrirá.- se coloco
a mi lado. –“Un paseo, compras…”-
-¡No!- interrumpí sus
pensamientos sobre lo que haría y le diría a Jacob. –Si el pregunta, dile la
verdad… Yo me encargare de él.- lo mire seria y con mis brazos sobre mi pecho.
-¿Estás segura?- asentí ante su
pregunta una sola vez y el sonrió de lado. –OK…- suspiro. Sus pensamientos
ahora giraban en las diferentes reacciones que Jacob tendría en cuanto supiera
mi paradero, y estos iban de una simple discusión con él y conmigo en cuanto
regresara a casa, hasta un posible rescate, seguido de una orden estricta a
Seth de que se alejara de mí definitivamente.
-¡No lo permitiré!- mi voz se
cargo de miedo y enojo ante ese pensamiento y posibilidad.
-No puedes hacer nada ante eso.-
su voz cambio, colocándose fría y dura. –Él es el alfa. Y Seth tendrá que
cumplirla.- mientras el miedo ante aquello me invadía, la repentina visión del
futuro intervino en mi mente por completo. En ella, Jacob llegaba a la playa,
donde me encontraba con Seth y el resto de los Quileutes, en su flamante moto
negra, saludando a todos, incluso a Seth y a mí, y quedándose alerta a todo lo
que hacía o decía; como un policía controlando a si preso. Edward rio bajo ante
aquella extraña visión, cortándola del todo. –O bien podría pasar eso.- susurro
sin dejar de reír. Su mirada se encontró con la mía y el noto mi sorpresa ante
aquello que sucedería. Ambos sabíamos que Jake estallaba por mis constantes
desapariciones y esta reacción que tendría, no era una de ellas. –“No dejes que
esto arruine tu día de diversión”.- pensó, estirando su mano hacia mí. –Ven… te
llevare con ellos.- su sonrisa, cómplice y traviesa, apareció, haciéndome
olvidar todo aquello que me preocupaba. Tome su mano y me acerco a él… tomo mis
piernas, levantándome en sus brazos y apoyando mi costado contra su pecho.
–“Sujétate”.- pensó, echándose a correr por el bosque.
El viento golpeaba mi rostro, y
aunque el viaje duro solos unos minutos, aquel poco viento ayudo a relajar mi
semblante que denotaba preocupación ante la visión y Jake.
Reconocí el lugar, en donde
Edward se detuvo, de inmediato. Era el mismo de cual había partido horas atrás,
y a unos pocos metros de donde nos detuvimos, se encontraba Seth esperándome…
No se había movido de allí en ningún momento…
-¡¡Regresaste!!- dijo, encaminándose
hacia nosotros al momento que Edward me colocaba en el suelo. -¡Hey, Edward!
¿Cómo estás?- extendió su mano para saludarlo mientras sonreía.
-Seth.- tomo su mano. –Todo bien
¿y tú?- sonrió amablemente.
-No me quejo… ¿Te quedaras un
rato?- pregunto mientras se colocaba a mi lado.
-¡Oh, no! Solo vine a dejarla.-
me miro.
-“Gracias”.- pensé devolviéndole
la sonrisa.
-“De nada”.- pensó. –Bueno…
cuídala.- le ordeno sin dejar de sonreír.
-Estará a salvo aquí.- dijo Sam,
tomándonos por sorpresa, dejando a Seth con la palabra en la boca. Detrás de
el, se encontraba Paul y Embry… Mientras Embry mostraba estar relajado y
sonriente, Paul mostraba lo contrario y podía sentirlo.
-Sam.- saludo respetuosamente
Edward, pero sin dejar de sonreír.
-Saluda a Bella y a Nessie. Y
diles que aun nos deben una visita a Emily y a mi.- dijo relajado Sam, pero
seriamente.
-Se los hare saber.- Edward me
miro. –Te veré en casa, Row.- asentí una sola vez. –“Divierte”.- pensó.
-“Lo hare”.- sonreí. Segundos
después, Edward se giro y desapareció.
-Deberías vivir aquí.- dijo Paul
mirándome. –Al menos tendrás privacidad.
-¿Y dejar toda esa comodidad? ¡¿A
caso estás loco?!- discrepo irónicamente Embry, empujando a Paul. –¿A caso has
visto esa casa por dentro? Privacidad es lo que más tiene y no le falta nada.
¡Los Cullen si que saben vivir!- Seth y yo reímos mientras caminábamos junto a
Sam de regreso a la playa.
-¡Wow! Ya suenas como Seth… todo
un fan Cullen.- Seth se abalanzó sobre Paul, empujándolo y luego los tres,
Paul, Embry y Seth, comenzaron una riña entre risas, burlas y empujones
mientras corrían por la playa, dejándome sola con Sam caminando mientras
reíamos al verlos.
-¿Todo bien, Row?- pregunto
sonriendo de lado y en ese momento que mis ojos se fijaron en el, pude ver en
los suyos aquello que pensaba y se preguntaba insistentemente. Sam no entendía
por qué tanta preocupación y protección por parte de los Cullen y Jacob.
-Todo bien, Sam.- sonreí.
Agradecí en ese momento que Edward no estuviera cerca para leer los
pensamientos de Sam, aunque de seguro ya lo habría hecho. El grito de Emily,
llamándonos a comer, hizo que ambos concentráramos nuestras miradas en ella y
apresuráramos un poco el paso.
El día estaba resultando ser lo
que había deseado, lleno de normalidad y diversión.
Risas, charlas y juegos acallaban
el silencio de la playa, volviendo el día en unos de mis favoritos, el cual no
olvidaría.
Las horas pasaron veloces. Y con
ellas, trajeron la realización de la visión que había tenido. Jacob se acercaba
para hacerse presente con su flamante moto negra.
Sus ojos estaban clavados
furiosamente sobre mi y Seth, quien se encontraba a mi lado. Solo rogaba que la
visión no cambiara y se transformara en una de horror.
-¡¡Jake!!- grito Collin mientras
este se acercaba. Todos los presentes lo miraron y nombraron en forma de
saludo.
-¡Hey familia! ¿Qué onda?-
disimulo muy bien su enojo en aquellas palabras al momento de acercarse al
grupo. –Sam ¿todo bien?
-Todo bien, Jake. Qué alegría
verte por aquí.- Jacob se detuvo a mi costado izquierdo, ocultando bajo una
sonrisa el enojo que sentía y me hacía sentir. –¿Qué haces por aquí? Creí que
estarías disfrutando del regreso de Nessie.- Sam estaba tranquilo porque no tenía
ni idea de lo que sucedía.
-Solo vine a divertirme, como lo
está haciendo parte de mi manada.- miro a Embry, Quil y Seth fijamente uno por
uno, y en sus ojos vi aquel dominio alfa que hizo que ellos bajaran sus
cabezas. Y esto solo me enfureció.
-Eres más que bienvenido.- dijo
Sam todo sonriente.
Mientras las horas pasaban, Jake
relajo su postura al ver que me comportaba como una simple humana entre ellos,
sin decir no hacer nada que llamara la atención.
Si… esa postura la relajo contra
Embry y Quil, permitiéndoles divertirse, pero no contra Seth. Su mirada de
macho alfa dominante aun estaba sobre él y esto solo aumento mi enojo, haciendo
que volviera a sentir mis temblores. Lo cual era extraño, nunca los sentía
cuando me enojada.
Me quede sentada en un tronco
-mientras el resto participaba de un juego de futbol playero- observando a Emily y Rachel armar lo que
pronto seria una fogata.
-Row ¿Estás bien?- me pregunto
Emily al notar en mi rostro la seriedad y el enojo. –¿Sucede algo?- cerré mis
ojos tratando de borrar aquello de mi rostro antes de contestarle.
-Ehmm… sí, estoy bien.- sonreí y
me coloque de pie. –Las ayudare con esto…- señale el circulo de piedras muy
bien acomodado. –Iré por más ramas.
-¿Quieres que te acompañe?- se
ofreció Rachel amablemente, encaminándose hacia mí.
-No, no, quédate. Puedo sola.-
sonreí. –Además, creo que Emily te necesitara para repartir la comida y las
bebidas.
-¡Es es cierto!- rio irónicamente
Emily, contagiándonos a Rachel y a mí. –Ten cuidado, ¿sí?
-Lo tendré.- asegure girándome
hacia el bosque. No lo cumpliría con lo que me había ofrecido, sino que también
utilizaría ese momento a solas para calmarme y calmar lo que ahora dominaba mi
cuerpo… los temblores.
A medida que me adentraba en el
bosque y juntaba las ramas secas –que servirían para la fogata- el rostro de
Jacob se aparecía constantemente en mi mente con aquella postura de macho
dominante. Y eso solo alimentaba más aquel fuego que recorría por mi cuerpo y
aumentaba los temblores de mis manos.
Estaba más que enojada por el
hecho que Jacob no confiara en mí, pero más aun por como trato al pobre de Seth, arruinando su diversión y
arruinando la mía.
Mis sentidos estaban tan alertas,
que escuche con claridad como los pasos de Jacob se acercaban hacia Emily y Rachel.
-¿Dónde está Row?- pregunto. Me
detuve y mire hacia atrás, seria y aun temblando, soltando las pocas ramas que
había recogido.
-Fue a buscar ramas secas para la
fogata.- le contesto Emily. Los pasos de Jacob volvieron a sonar en la arena,
pero esta vez con dirección hacia donde yo me encontraba. –¿Sucede algo Jacob?-
pregunto Emily.
-No, nada. Iré a ayudarla.-
contesto Jake sin dejar de caminar. Pero yo no quería ayuda y menos la de él en
estos momentos, por lo que me adentre mas en el bosque, tratando de ser
sigilosa para que no descubriera mi posición. Y mientras lo hacía, algo comenzó
a cambiar en mi.
Una extraña fiebrecilla se hizo
presente en todo mi cuerpo, haciendo que el aire que golpeaba mi cuerpo se
sintiera como miles de agujas pinchando por todos lados. Acompañando a esta, mi
respiración y mi ritmo cardiaco se elevaron repentinamente, acompasándose con
el fuego y los temblores, volviéndose así uno solo.
Me detuve de seco y lleve mi mano
derecha, al notar y sentir, que una gota de sudor recorría el lado derecho de
mi rostro.
¿Qué estaba sucediendo conmigo?
Nunca antes había sentido esto, ni mucho menos el cansancio que inundaba ahora
mi cuerpo…. ¿Qué estaba pasando?...
Mire mis manos, aun temblorosas,
tratando de entender que estaba sucediendo conmigo o que significaban todos
estos síntomas.
-¡¡Row!! ¡¿Dónde estás?!- el grito sorpresivo de Jacob me altero y mire
de forma desorientada hacia atrás, buscando el lugar de donde provenía. Estaba
cerca, muy cerca. Podía saberlo por el sonido de sus pasos y el ruidoso bombear
de sangre de su corazón… Pero detrás de el había otros ruidosos pasos.
-¿Qué sucede, Jake?- era Seth.
–¿Qué haces aquí?
-Estoy buscando a Row.- contesto.
–Necesito hablar con ella.- había seriedad en su voz.
-Escucha Jake, se que lo que hice
estuvo mal ¿sí? Pero…- Seth suspiro pesadamente. –Tengo todo bajo control. Confía
en Row, ella sabe lo que hace.
-Lo sé. Y es por eso que quiero
hablar con ella. Le debo una disculpa… y a ti también.- suspiro y ambos se
quedaron en silencio por unos segundos.
-Te ayudare a buscarla.- dijo
Seth con cierta tristeza en su voz. ¿Pero por qué? ¿Qué vio en Jacob para que
sintiera eso? –No debe estar muy lejos.
-Gracias.- murmuro Jake. –Yo seguiré
este camino, tu ve por tu derecha y en cuanto la encuentres, transfórmate y aúlla.-
ordeno.
- Lo hare.- contesto Seth.
–¡¡Row!!- grito y oí como se alejaba del lugar.
Ese grito, y los pasos de Jake
acercándose, me despertaron de aquella extraña conversación que había oído
entre ellos dos.
No podía permitir que Jacob me
viera en el estado que me encontraba, no ahora que había empezado a confiar en
mí.
En mi desesperación por huir de
Jake, me moví rápidamente por el bosque, alejándome de asechador insistente.
Pero antes de que pudiera avanzar más, un fuerte dolor en mi estomago me detuvo
de golpe y caí a los pies de un enorme árbol.
Arrastrándome, y sintiendo aquel
desgarrador dolor apoderarse de mi cuerpo, me senté a los pies de aquel árbol
para tratar de calmar aquello que estaba sintiendo. ¿Pero qué es lo que me
estaba sucediendo? ¿Por qué sentía esto ahora?
En mi intento de aminorar aquel
dolor, golpee mi cabeza contra el ancho tronco, haciendo que este temblara
hasta sus ramas más altas, cayendo sobre mi algunas de sus hojas…
-¿Row? ¿Eres tú?- el dolor había
apagado mis instintos a tal punto que no oí cuando Jake se detuvo.
-¿Jake?- susurre ahogando un
grito de dolor, retorciéndome en el suelo. –¿Qué haces aquí?
-¿Estás bien? ¿Te suce…?- su
preocupación lo hizo avanzar un poco.
-¡No te acerques! ¡No quiero
verte!- lo interrumpí y oí como se detenía de seco. –¿Qué quieres Jake? Ya oí
tus disculpas.- sabía que estaba siendo dura con él, pero era la única forma de
que no se acercara, de mantenerlo a salvo de esto que estaba sintiendo, y de
que siguiera confiando en mi como había comenzado a hacerlo.
-¿Lo hiciste?- pregunto
asombrado.
-Si.- conteste ahogando otro
grito mientras mis lágrimas recorrían mis mejillas. –Te oí hablar con Seth.- mi
cuerpo temblaba violentamente; tuve que recostarme en el suelo y tomar mis
piernas para tratar de controlarlo, pero no podía. Aquel dolor y temblor ya se
había apoderado de mí y cumpliría con aquello por lo que había aparecido. ¿Pero
qué?
-Escucha… sé que me equivoque
al no confiar en ti y quiero pedirte
disculpas por eso.- no podía hablar. El dolor se había apoderado de todo mí
ser. Me costaba respirar e incluso seguir consiente. No podía decirle a Jacob
que se fuera, ni siquiera pedirle ayuda. –¿Row?- mi cuerpo seguía temblando y
sin poder aguantar más, grite.
-¡¡¡¡Ahhhh!!!!- mi grito se hizo
eco en todo el bosque.
-¡¡Row!!- Jacob se acerco hacia mí,
colocando sus manos en mi torso, tratando de girarme para averiguar que sucedía
conmigo.
-¡¡Duele, duele!!- lloriqueé. Podía
oír como mis huesos se dislocaban de sus uniones, como mis músculos ardían y se
estiraban, como mi respiración se agitaba junto con los latidos de mi corazón.
-Está sucediendo… te estás
transformando, Row.- murmuro Jacob entre el asombro y el terror. –Te llevare a
otro lugar…- me tomo en brazos y corrió por el bosque. Podía sentir la brisa
golpear mi cuerpo como agujas de hielo, muy frías para mi nueva temperatura.
-¡¡¡Detente, detente!!!- rogué al
no poder aguantar más aquel dolor. El me coloco sobre el suelo con delicadeza y
sostuvo mi mano.
-Deja que suceda… No pelees
contra el.- murmuro, pero mi cuerpo ya no quería obedecer aquello que él me
ordenaba. Solté su mano y me retorcí, sintiendo como mis costillas se salían de
su lugar.
-¡¡¡¡Ahhhh!!!!- volví a gritar,
hundiendo mi rostro en el suelo y agarrándome a él con la poca fuerza que me
queda. El dolor se estaba volviendo cada vez más insoportable, cada vez mas
dueño de mi ser, cortando mi posibilidad de algún control sobre él. ¿Cuánto más
duraría? ¿Acaso este era el castigo que tenía que pagar por ser lo que era? ¿Un
inquietante e insoportable dolor?... ¿Lo aguantaría mi cuerpo?
-¿Row?- la voz de Jacob se oía
lejana otra vez.
-¡¡Aléjate de mi!!- grite entre
el miedo y el dolor por lo que estaba pasando. Y fue en ese momento que deje de
pelear… deje que, fuera lo que fuera que estaba sucediendo conmigo, se
apoderara de una vez por todas de mí.
Y lo hizo… hundiendo todo mí
alrededor en la más negra oscuridad…
Mi cuerpo temblaba ante cada
movimiento de mis huesos y músculos, que iban dislocándose y desgarrándose.
Podía oír el sonido que ellos producían. Podía sentir como mi cuerpo crecía en
una forma casi irracional, casi desmesurada…
Me encontraba en una posición
extraña contra el suelo y lo sentía –a este- de una forma más blanda… Sentía
una carga, como el peso de una manta, que recorría todo mi cuerpo…
-¿Row?- la voz de Jacob hizo que
abriera mis ojos, que en aquel momento estaban tratando de percibir aquellos
nuevos cambios que ahora sentía.
Podía sentir cada nuevo cambio,
mi respiración agitada y pesada, el latir de mi corazón mas desenfrenado, mi
cuerpo más pesado y algo mas… ¿acaso me encontraba en cuatro patas?
Mire hacia el suelo
-precipitadamente y asustada- y el lugar de ver mis manos, vi dos patas peludas
blancas.
Instintivamente mire a Jacob. El
estaba parado a unos escasos tres metros, mirándome fijamente… Me gire
lentamente hacia él, tratando de no asustarlo, pero él no lo estaba. De hecho,
se veía asombrado, curioso.
-“Lo logro”.- pensó, sin dejar de
mirarme. Y en cuanto oí su pensamiento, me acerque un paso hacia él y el sonrió
de lado al ver que lo hacía.
Al acercarme a él, note en sus
ojos el asombro y la curiosidad que emanaba su cuerpo… pero también algo mas…
una imagen. La imagen mostraba a un lobo blanco, grande y con una postura que
para el resto hubiera sido temeraria y generadora del más grande miedo, pero no
para aquel dueño de esos ojos, ya que no era la primera vez que veía algo así.
Absortos ambos por mi nuevo
aspecto, perdimos concentración en todo lo que nos rodeaba, hasta que Seth
apareció en forma de lobo, deteniéndose de seco al verme.
-“¿Row?”- pensó ladeando su
cabeza. Propine un gemido bajo y medio moví mi cola en su dirección.
-“Si Seth, soy yo”.- pensé. Pero
antes de que pudiéramos seguir con nuestra charla, Seth se coloco en posición
de ataque.
Unos gruñidos a mis espaldas
dieron cuenta del peligro en el que nos encontrábamos. Y el rostro de un lobo
gris saliendo de entremedio de los arbustos, dio por sentado aquello.
La escena se estaba volviendo
peligrosa, los gruñidos no cesaban y antes de que pudiera descubrir quién era
aquel lobo gris, este decidió avanzar para atacarme…
-¡¡No Paul!!- grito Jacob,
reaccionando y colocándose delante mío. ¿Así que era Paul? Me quede mirándolo.
Todo transcurrió en cámara lenta
ante mis ojos… Seth se lanzo sobre el al ver que no se detenía y ambos
comenzaron una batalla cuerpo a cuerpo. Pero no era el único que estaba allí y
mientras Jacob trataba de detenerlos a ambos, quede son protección.
Un enorme lobo negro salió de
entremedio de unos arbustos –que se ubicaban a mi lado izquierdo- a toda
velocidad, chocando su enorme cuerpo contra el mío, atacándome.
Sabía quien era, y fue por esa
razón que no lo ataque.
Sus mordidas atravesaban mi
pelaje, desgarrando parte de él. Trataba de empujarlo, pero esto solo
alimentaba su furia y continuaba atacando. Hasta que, de pronto, una mordida en
mi cuello me dejo en el suelo y chillé ante el dolor.
-¡¡Sam, no!!- Jacob se travesó en
su camino, evitando que el envistiera de nuevo contra mi. Pero Sam seguía
furioso y decidido a acabar conmigo. –¡¡No dejare que la mates!!- volvió a
gritar Jake. Mi cuerpo se iba debilitando a medida que perdía sangre y que el
miedo, por ver a Sam actuar tan decididamente a matarme, se apoderaba de mí.
Sam volvió a gruñir y a avanzar, pero Jacob volvió a frenarlo mientras
lentamente mi cuerpo volvía a su forma humana. –¡¡Detente Sam!! ¡¡No dejare que
mates a tu propia hermana!!- grito. Sam se detuvo, al igual que Paul y Seth.
Me arrastre lejos de ellos,
desnuda y asustada, lloriqueando.
Mis lágrimas caían y el miedo
invadía mi cuerpo haciéndome temblar…
-“¿Row?”- Pensó Sam mirándome atonito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario