jueves, 10 de mayo de 2012

Capitulo 25: Transformación



-¿A dónde vamos?- pregunte mientras le seguía el paso atravez del bosque, aun cubierto por la neblina.
-“A una reunión familiar.”- pensó, mientras giraba un poco para ayudarme a saltar un tronco.
-Estoy bien, puedo sola.- rechacé con una sonrisa su ayuda y él me devolvió otra.

La caminata atravez del bosque era tranquila.

El día ayudaba poco, dado a que las nubes no dejaban que el sol matutino se mostrara por completo. Pero aun así, estar con él, era tener un poco de vida normal y humana. Muy a pesar de que él era un lobo.

El bosque estaba tranquilo, lo que me hizo dudar en si estaba siendo controlada y vigilada por el nuevo espía… Fred.

Me coloque algo tensa al recordar que fue capaz de seguirme, escuchar mi conversación con Sam y los chicos, y encima de todo –y como si fuera poco- contarle todo a Jacob y Edward. Por lo que decidí estar en alerta a su olor, pensamientos y su futuro.

No tardamos mucho en llegar al extremo donde el bosque se unía al mar.

Sus ojos estaban clavados en mi persona al notar mi reacción de sorpresa y sonrió mas ampliamente, mientras se colocaba a mi lado.

El olor reinante de aquel lugar era más que claro, estábamos en territorio Quileute. Señalo un punto en la playa y allí, reunidos todos juntos, estaban Sam junto a su amada Emily, Quil con Claire, Paul junto a Rachel, Jared con Kim y, los menos afortunados y sin parejas, Embry, Collin y Brady.

Me gire y lo mire, regalándole una sonrisa en forma de agradecimiento por haberme invitado,  el sonrió y asintió, como si hubiese comprendido aquella reacción mía.

Me quite mis zapatillas, sintiendo por primera vez –después de mucho tiempo- el suelo húmedo bajo mis pies y la libertad que me hacía sentir normal. Pero antes de que disfrutara de aquella normalidad, antes de que pudiera sentirme libre y feliz por completa, Fred se apareció frente a mí, cortando mi paso hacia una diversión asegurada.

-Podrías al menos haberle avisado a Jacob que vendrías aquí.- dijo serio y con sus brazos cruzados sobre su pecho. –O al menos, y de última, a mí.
-Fred…- intervino Seth. Los ojos de Fred se posaron sobre el al instante.  –Fue mi culpa. Pero Row necesita distraerse un poco. Tanto entrenamiento solo la terminara agotando, más de lo que ya lo está.- su tensión crecía; pero no a causa de la presencia de Fred, se debía mas a Sam y a los chicos, quienes no dejaban de mirar a Fred cortando e impidiendo mi avanzar.
-¿Qué haces aquí?- murmure molesta y con pocas ganas de conocer su respuesta.
-Edward te está buscando.- volvió a mirarme, restándole importancia a lo que le había dicho Seth. – ¿A caso olvidaste lo que le prometiste?- sonrió malicioso.
-¡Maldición!- susurre. Recordar esa promesa solo me hacía sentir de nuevo las pesadas cadenas de la fastidiosa rutina de entrenamiento. Mire a Seth apenada, quien no comprendía lo que estaba sucediendo.
-“¿Qué sucede?”- pensó. –“¿Qué promesa de hiciste a Edward?”- aunque tratase de ocultarlo, Seth estaba más preocupado por el hecho de que, tanto Jacob como Edward, se las hubieran apañado para alejarme de él, así como de Sam y del resto de los chicos. Podía sentir aquella preocupación, tanto que me hizo dudar de las intensiones de Fred. ¿Lo estaba haciendo como un favor a Edward o solo lo hacía para alejarme de ellos?
-Tranquilo.- me gire del todo hacia él, dándole la espalda a Fred. –Le prometí a Edward ayudarlo con su don.- le sonreí apenada. –Solo serán unas horas.
-¿Lo prometes?- fijo sus ojos a los míos y vi en ellos el deseo de que así fuera.
-Siempre cumplo con mis promesas.- le entregue mis zapatillas, en garantía de que volvería. –Dile a Sam y a los chicos que volveré pronto.- sonreí.
-Lo hare.- volví a ver su sonrisa como devolución y sin poder evitarlo, bese su mejilla rápidamente.
-Tu…- mire a Fred seria. –Tendrás que llevarme a cuestas.- camine hacia su cuerpo inmóvil y me coloque en su espalda. Fred tardo en reaccionar, pero en cuanto lo hizo, se movió rápidamente atravesando el bosque, sin emitir palabra alguna ante lo que vio.

El viaje duro solo unos cuantos segundos, y antes de que pudiera preguntar nada, ya nos encontrábamos en un prado no muy lejos de la casa Cullen.

En él, se encontraba Edward de espaldas a la dirección por la que Fred y yo habíamos aparecido, acompañado por Eleazar, quien estaba frente a él serio.

-Gracias, Fred.- murmuro al momento que Fred me colocaba de pie, a unos escasos 3 metros de el. Fred no respondió, ni se despidió al momento de desaparecer. Estaba enojado, podía sentirlo. El creía que Seth solo alimentaba mis ganas de hacer permanente mi estadía aquí en Forks, pero más aun en La Push. Y eso no le agradaba nada. Consideraba a los Quileutes un peligro eminente.
-Buenos días, Eleazar.- lo mire mientras suspiraba y trataba de hacer oídos sordos a los pensamientos de Edward, quien se percato del enojo de Fred.
-¡Buenos días!- respondió cordialmente, mientras volvía a fijar sus ojos en Edward. –¿Empezamos?-  señalo con su mano izquierda en mi dirección para que el girara. Y así lo hizo, muy lentamente mientras repetía las palabras que Fred había utilizado en sus pensamientos. Pero a diferencia de Fred, el solo estaba preocupado por las consecuencias en cuanto Sam supiera la verdad. Temía que el tomara alguna represaría en contra mía, de Seth o su familia.
-“Edward”- pensé en forma de saludo hacia él.
-“Row”- pensó, sonriendo de lado mientras Eleazar nos observaba en completo silencio. –“Deberías tener más cuidado con lo que haces. Si Sam se entera de la verdad…”
-“No lo hará”.- interrumpí sus pensamientos. –“Se lo que hago Edward”.- fije mis ojos en el, seriamente. Y antes de que el pudiera decirme algo, Eleazar se aclaro la garganta.
-Bueno…- nos miro a ambos, pero ninguno de los dos lo miro. Teníamos nuestros ojos clavados uno en el otro, leyendo cada pensamiento. –Ambos son consientes y recuerdan el motivo por el cual nos encontramos aquí.- ¿y cómo no recordarlo? El motivo, o el objetivo, era intentar que Edward pudiera apagar el interruptor de su don. Y yo era la pieza clave para q eso sucediera.
-Paz interna.- susurro Edward, sonriendo de lado.
-No mas pensamientos ajenos y privacidad para los demás.- murmure imitando si sonrisa y postura.
-Exacto…- dijo Eleazar y ambos reímos un poco. –Si bien nos estamos basando en deducciones y cierta información, no perdemos nada con intentarlo, ¿verdad?- Eleazar nos miro uno al otro, y ambos negamos. Y tenía razón, las deducciones eran muchas y la información escasa.

Aquella sensación que había sentido al momento de conocer a Isabella, ese golpe de poder que había sentido recorrer mi cuerpo, se debía a que había absorbido su don. Y Jasper se había percatado de eso, informándole más tarde a Edward y a Eleazar.

Aquella sensación, aquel don que había absorbido de Isabella, parecía ser la clave para lograr que Edward lograra apagar aquel interruptor. Y si me había ofrecido a ayudarle, era porque conocía el deseo –por parte de Edward- de tener un poco de paz después de tantos años y años de escuchar pensamientos ajenos.

Pude llegar a imaginar cómo sería si yo no pudiera hacerlo, pero esa era la diferencia entre él y yo, yo podía apagarlo cuando quisiera, el no. Estaba condenado y en cierta forma bendecido por ese don.

Era lo menos que podía hacer por él, ayudarlo, darle esa paz, aunque fuera por unos minutos. Y no me detendría hasta lograrlo.

Eleazar nos había indicado varias cosas –comunes para Edward y para mi- pero que nos ayudarían –según él- a no tener que forzar nuestras mentes y dones.

-Cierren sus ojos. Relájense. Concéntrense uno en el otro.- indico, mientras ambos obedecíamos. Luego de unos minutos en completo silencio, y solo con los pensamientos de Edward y Eleazar en el aire, nuestro maestro se movió rápidamente hasta colocarse detrás de Edward. –Quiero que te concentres solo en oír los pensamientos de Row… Aísla los míos y los tuyos.- susurro casi inaudiblemente, como si solo tratase de que fuera un secreto entre él y Edward. Aunque ambos sabían, y eran consientes, de que podía oírlos claramente… Luego de que otros minutos pasaran, y de oír solos mis pensamientos en la cabeza de Edward, Eleazar se coloco a mis espaldas y susurro en mi oído. –Row…- me sobresalte un poco pero no abrí mis ojos ni me moví. –Quiero que leas tus propios pensamientos en la mente de Edward… concéntrate nada más que en ellos.- asentí una sola vez y obedecí.

Mi cuerpo estaba atento y en estado de alerta a todo lo que me rodeaba, por lo que me costó concentrarme. Pero en cuanto lo hice, y descubrí mis pensamientos en la mente de Edward, me sentí avergonzada y estúpida.

Mis pensamientos solo giraban en torno a él, a lo que quería lograr. Eran tan evidentes y claros, que debieron notarse en mi rostro en cuanto llegue, si no fuera por la máscara que los ocultaba. La máscara de enojo por lo anteriormente ocurrido. Ese recuerdo aun estaba fresco y aun me molestaba.

Eleazar aun se encontraba detrás de mi, mientras los minutos seguían pasando y mis pensamientos eran cada vez mas claros y humillantes.

-Ahora, Row…- volvió a susurrar. –Quiero que utilices el escudo que absorbiste de Bella… pero no en ti, sino en Edward.- me tense un poco.
-¿Cómo hago eso?- susurre, dejando en claro, en el tono de mi voz, que lo veía casi imposible.
-Expúlsalo fuera de ti.- contesto tranquilo. –Envuelve a Edward con él y corta su don.- pude sentir como Edward se tensaba, esperando tal vez lo peor de aquellos que Eleazar me ordenaba, pero sin perder el hilo de mis pensamientos.

Podía sentir el don de Isabella recorrer mi cuerpo y pujar por querer salir.

Era como sentir una electricidad recorrer cada parte de mi cuerpo, minimizando los otros dones absorbidos. Pero, más que nada, volviendo a hacerme sentir aquel fuego que tanto odiaba.

-Vamos Row, yo se que tu puedes.- susurro Eleazar a mi oído. –No permitas que Edward lea tus pensamientos.- mi mente se lleno de imágenes dolorosas, mientas el fuego seguía creciendo, haciendo que mis manos se ciñeran. –No dejes que él se meta en tu mente, Row.- susurro Eleazar. Y no lo dejaría. No quería que Edward viera esos recuerdos en mi mente, porque sabía que le causarían dolor, pero no el mismo dolor que yo sentía y que incrementaba con cada esfuerzo que hacía por sacar ese escudo de mí.
-¡No puedo!- susurre mientras mi cuerpo comenzaba a temblar, pero no abrí mis ojos no perdí la concentración.
-¡Si, si puedes! ¡Solo sácalo de ti y colócalo en Edward!- ordeno Eleazar serio. -¡Esfuérzate, Row!- Las imágenes seguían pasando por mi mente. Cada momento doloroso, cada palabra del pasado, cada rostro que mostrara desilusión solo alimentaba el fuego que sentía, haciendo crecer más aquel escudo. Pero no podía sacarlo de mi, era como si estuviera estancado en mi interior.
-“Row, detente”.- la voz de Edward sonaba lejana en mi mente, como si fuera solo un recuerdo.
-¡¡No, no lo hare!!- grite y aquel temblor bajo por mas piernas, haciendo que cayera de rodillas. Pero aun en el suelo, no perdí mi concentración ni abrí mis ojos.
-“No está funcionando, Row. ¡Detente!”- pensó Edward, pero aun así no lo hice y negué con mi cabeza, aun siendo consiente de que no podía verme más que Eleazar.
-¡¡Edward, concéntrate!!- ordeno Eleazar, mientras sentía como el fuego, el escudo y mis temblores aumentaban cada vez mas.
-¡No!- susurro el. Y en el momento que sentí sus manos tomar mis hombros, todo cambio.

Todo se había apagado. El fuego, el escudo, los temblores, solo desaparecieron.

Si tuviera que describir aquello que sentí, en ese momento, con una palabra, esa seria ‘alivio’.

Edward me obligo a ponerme de pie y a abrir mis ojos, y en cuanto lo hice, el estaba sonriendo como si nada pasara. Lo que hizo que me sintiera una inútil por no poder ayudarlo.

Bajo sus manos lentamente por mis brazos mientras seguía mirándome confortablemente, tratando de que olvidara el fracaso reciente. Pero al momento que tomo mis manos, y en medio de mis ganas de llorar por aquel fracaso, una descarga minima de electricidad hizo contacto con sus manos, aunque el no pareció sentirla.

Algo había cambiado, y podía sentirlo.

-Fue suficiente por hoy.- susurro mirándome fijamente pero sin soltar mis manos.
-¡¡Espera!!- ordeno Eleazar mirándonos a ambos con una expresión rara en sus ojos y rostro. ¿A caso estaba asombrado? ¿Pero porque? –“Creo que lo lograste”- pensó mirándome.
-¿Qué suce…?
-¡No puede ser!- farfulle asombrada y mire a Edward. Ambos nos quedamos mirándonos por varios minutos en un completo silencio.
-“Suelta sus manos”.- ordeno Eleazar y lo mire. –“Hazlo”.-  sonrió de lado y yo asentí una vez, algo confusa. Y en cuanto lo hice, Edward cerro sus ojos y bajo su cabeza, propinando un siseo bajo. –Lo que pensé.- dijo mirando a Edward y colocando una mano en mi hombro y la otra en el de él. –No solo has absorbido el escudo de Bella, señorita.- me miro sonriendo y casi con orgullo. –También lo has hecho con los de la joven Nessie.
-¡¿Qué?!- murmure.
-Eso explica porque estoy oyendo de nuevo sus pensamientos.- dijo Edward, tocando su sien y sonriendo de lado. –Nessie tiene el don de trasmitir sus pensamientos, ideas, sueños e incluso hablarte con solo tocar tu piel.- explico dulcemente.
-Eso lo explica todo.- susurre sintiéndome mareada y tambaleándome.
-¿Estás bien?- Edward me sujeto por los hombros, mientras yo trataba de controlar aquel mareo y los temblores de mis manos.
-Si…- murmure. –Solo necesito sentarme un momento.- y lo hice sin esperar ayuda por parte de él o de Eleazar.
-Creo que será mejor continuar mañana.- dijo Eleazar y podía sentir su mirada en mí, concentrada en mis manos, que oculte bajo mis piernas. –El primer paso ya está dado.- lo mire y sonreí de lado. –Solo habrá que trabajarlo.- miro a Edward quien se arrodillo a mi lado, sintiendo su felicidad por completo ante aquel hecho.
-Podemos seguir un poco mas.- le dije.
-¡No!... ¡Es suficiente por hoy!- discrepo Eleazar mirándonos a ambos seriamente.
-El tiene razón, Row.- dijo Edward sin dejar de sonreír ni de emanar aquella felicidad que sentía. –“Si espere este milagro por años, puedo esperar un poco más”.- pensó. Reí bajo al oír como llamaba a este suceso; “milagro”.
-Sera mejor que la llevemos a casa para que descanse.- le ordeno Eleazar a Edward y, este, asintió una vez.
-“No puedo volver a casa Edward”.- pensé mirándolo fijamente. –“Seth esta esperándome”.- El silencio nos rodeo por varios segundos.
-“Creo que necesitan estar a solas”.- pensó Eleazar al notar que ambos nos mirábamos sin decir nada en voz alta, pero diciéndonos mucho entre pensamientos. –Los veré en la casa.- se giro  y en pocos segundos, desapareció entre el bosque. Edward se coloco de pie, suspirando pesadamente. Me quede mirándolo desde el suelo, sintiendo aquello que ahora opacaba su felicidad. Miedo y preocupación.
-Entiendo.- susurre entre suspiros mientras bajaba la mirada. –Pero entiéndeme tú a mí, es la única forma que tengo de conocerlo y estar con él.- dije apenada. –“De imaginarlo como mi hermano”.- pensé. Luego de unos minutos, Edward extendió su mano izquierda ante mi rostro, la tome y me coloque de pie mirándolo detenidamente. Sus pensamientos seguían girando en torno a lo que sucedería si Sam descubría la verdad.
-Estas arriesgando mucho.- no soltó mi mano y su voz, al hablar, era dulce, como si tratara con mucho esfuerzo de no ser duro. –Y no debiste involucrar a Seth en esto.
-Lo sé, lo sé.- susurre apenada. –Pero créeme Edward, si hubiera otra forma de acercarme a él, si involucrar a Seth, lo haría.
-Cualquier cosa que hicieras no dejaría tranquilo a Jacob.- sonrió de lado.
-Si el aprendiera a confiar en mí, estaría tranquilo.- solté su mano. –Pero nadie lo hace. Y no los culpo, tienen motivos para no hacerlo.
-Confiamos en ti. Solo tratamos de protegerte.- su voz seguía siendo dulce y compresiva, aunque en el fondo, muy internamente, el trataba de convencerse de que todo estaría bien. –Sabes que no puedo ocultárselo… preguntara por ti.
-Lo se.- suspire y me gire dándole la espalda. Estaba comenzando a odiar el que Jake me protegiera demasiado.
-Algo se me ocurrirá.- se coloco a mi lado. –“Un paseo, compras…”-
-¡No!- interrumpí sus pensamientos sobre lo que haría y le diría a Jacob. –Si el pregunta, dile la verdad… Yo me encargare de él.- lo mire seria y con mis brazos sobre mi pecho.
-¿Estás segura?- asentí ante su pregunta una sola vez y el sonrió de lado. –OK…- suspiro. Sus pensamientos ahora giraban en las diferentes reacciones que Jacob tendría en cuanto supiera mi paradero, y estos iban de una simple discusión con él y conmigo en cuanto regresara a casa, hasta un posible rescate, seguido de una orden estricta a Seth de que se alejara de mí definitivamente.
-¡No lo permitiré!- mi voz se cargo de miedo y enojo ante ese pensamiento y posibilidad.
-No puedes hacer nada ante eso.- su voz cambio, colocándose fría y dura. –Él es el alfa. Y Seth tendrá que cumplirla.- mientras el miedo ante aquello me invadía, la repentina visión del futuro intervino en mi mente por completo. En ella, Jacob llegaba a la playa, donde me encontraba con Seth y el resto de los Quileutes, en su flamante moto negra, saludando a todos, incluso a Seth y a mí, y quedándose alerta a todo lo que hacía o decía; como un policía controlando a si preso. Edward rio bajo ante aquella extraña visión, cortándola del todo. –O bien podría pasar eso.- susurro sin dejar de reír. Su mirada se encontró con la mía y el noto mi sorpresa ante aquello que sucedería. Ambos sabíamos que Jake estallaba por mis constantes desapariciones y esta reacción que tendría, no era una de ellas. –“No dejes que esto arruine tu día de diversión”.- pensó, estirando su mano hacia mí. –Ven… te llevare con ellos.- su sonrisa, cómplice y traviesa, apareció, haciéndome olvidar todo aquello que me preocupaba. Tome su mano y me acerco a él… tomo mis piernas, levantándome en sus brazos y apoyando mi costado contra su pecho. –“Sujétate”.- pensó, echándose a correr por el bosque.

El viento golpeaba mi rostro, y aunque el viaje duro solos unos minutos, aquel poco viento ayudo a relajar mi semblante que denotaba preocupación ante la visión y Jake.

Reconocí el lugar, en donde Edward se detuvo, de inmediato. Era el mismo de cual había partido horas atrás, y a unos pocos metros de donde nos detuvimos, se encontraba Seth esperándome… No se había movido de allí en ningún momento…
-¡¡Regresaste!!- dijo, encaminándose hacia nosotros al momento que Edward me colocaba en el suelo. -¡Hey, Edward! ¿Cómo estás?- extendió su mano para saludarlo mientras sonreía.
-Seth.- tomo su mano. –Todo bien ¿y tú?- sonrió amablemente.
-No me quejo… ¿Te quedaras un rato?- pregunto mientras se colocaba a mi lado.
-¡Oh, no! Solo vine a dejarla.- me miro.
-“Gracias”.- pensé devolviéndole la sonrisa.
-“De nada”.- pensó. –Bueno… cuídala.- le ordeno sin dejar de sonreír.
-Estará a salvo aquí.- dijo Sam, tomándonos por sorpresa, dejando a Seth con la palabra en la boca. Detrás de el, se encontraba Paul y Embry… Mientras Embry mostraba estar relajado y sonriente, Paul mostraba lo contrario y podía sentirlo.
-Sam.- saludo respetuosamente Edward, pero sin dejar de sonreír.
-Saluda a Bella y a Nessie. Y diles que aun nos deben una visita a Emily y a mi.- dijo relajado Sam, pero seriamente.
-Se los hare saber.- Edward me miro. –Te veré en casa, Row.- asentí una sola vez. –“Divierte”.- pensó.
-“Lo hare”.- sonreí. Segundos después, Edward se giro y desapareció.
-Deberías vivir aquí.- dijo Paul mirándome. –Al menos tendrás privacidad.
-¿Y dejar toda esa comodidad? ¡¿A caso estás loco?!- discrepo irónicamente Embry, empujando a Paul. –¿A caso has visto esa casa por dentro? Privacidad es lo que más tiene y no le falta nada. ¡Los Cullen si que saben vivir!- Seth y yo reímos mientras caminábamos junto a Sam de regreso a la playa.
-¡Wow! Ya suenas como Seth… todo un fan Cullen.- Seth se abalanzó sobre Paul, empujándolo y luego los tres, Paul, Embry y Seth, comenzaron una riña entre risas, burlas y empujones mientras corrían por la playa, dejándome sola con Sam caminando mientras reíamos al verlos.
-¿Todo bien, Row?- pregunto sonriendo de lado y en ese momento que mis ojos se fijaron en el, pude ver en los suyos aquello que pensaba y se preguntaba insistentemente. Sam no entendía por qué tanta preocupación y protección por parte de los Cullen y Jacob.
-Todo bien, Sam.- sonreí. Agradecí en ese momento que Edward no estuviera cerca para leer los pensamientos de Sam, aunque de seguro ya lo habría hecho. El grito de Emily, llamándonos a comer, hizo que ambos concentráramos nuestras miradas en ella y apresuráramos un poco el paso.

El día estaba resultando ser lo que había deseado, lleno de normalidad y diversión.

Risas, charlas y juegos acallaban el silencio de la playa, volviendo el día en unos de mis favoritos, el cual no olvidaría.

Las horas pasaron veloces. Y con ellas, trajeron la realización de la visión que había tenido. Jacob se acercaba para hacerse presente con su flamante moto negra.

Sus ojos estaban clavados furiosamente sobre mi y Seth, quien se encontraba a mi lado. Solo rogaba que la visión no cambiara y se transformara en una de horror.

-¡¡Jake!!- grito Collin mientras este se acercaba. Todos los presentes lo miraron y nombraron en forma de saludo.
-¡Hey familia! ¿Qué onda?- disimulo muy bien su enojo en aquellas palabras al momento de acercarse al grupo. –Sam ¿todo bien?
-Todo bien, Jake. Qué alegría verte por aquí.- Jacob se detuvo a mi costado izquierdo, ocultando bajo una sonrisa el enojo que sentía y me hacía sentir. –¿Qué haces por aquí? Creí que estarías disfrutando del regreso de Nessie.- Sam estaba tranquilo porque no tenía ni idea de lo que sucedía.
-Solo vine a divertirme, como lo está haciendo parte de mi manada.- miro a Embry, Quil y Seth fijamente uno por uno, y en sus ojos vi aquel dominio alfa que hizo que ellos bajaran sus cabezas. Y esto solo me enfureció.
-Eres más que bienvenido.- dijo Sam todo sonriente.

Mientras las horas pasaban, Jake relajo su postura al ver que me comportaba como una simple humana entre ellos, sin decir no hacer nada que llamara la atención.

Si… esa postura la relajo contra Embry y Quil, permitiéndoles divertirse, pero no contra Seth. Su mirada de macho alfa dominante aun estaba sobre él y esto solo aumento mi enojo, haciendo que volviera a sentir mis temblores. Lo cual era extraño, nunca los sentía cuando me enojada.

Me quede sentada en un tronco -mientras el resto participaba de un juego de futbol playero-  observando a Emily y Rachel armar lo que pronto seria una fogata.

-Row ¿Estás bien?- me pregunto Emily al notar en mi rostro la seriedad y el enojo. –¿Sucede algo?- cerré mis ojos tratando de borrar aquello de mi rostro antes de contestarle.
-Ehmm… sí, estoy bien.- sonreí y me coloque de pie. –Las ayudare con esto…- señale el circulo de piedras muy bien acomodado. –Iré por más ramas.
-¿Quieres que te acompañe?- se ofreció Rachel amablemente, encaminándose hacia mí.
-No, no, quédate. Puedo sola.- sonreí. –Además, creo que Emily te necesitara para repartir la comida y las bebidas.
-¡Es es cierto!- rio irónicamente Emily, contagiándonos a Rachel y a mí. –Ten cuidado, ¿sí?
-Lo tendré.- asegure girándome hacia el bosque. No lo cumpliría con lo que me había ofrecido, sino que también utilizaría ese momento a solas para calmarme y calmar lo que ahora dominaba mi cuerpo… los temblores.

A medida que me adentraba en el bosque y juntaba las ramas secas –que servirían para la fogata- el rostro de Jacob se aparecía constantemente en mi mente con aquella postura de macho dominante. Y eso solo alimentaba más aquel fuego que recorría por mi cuerpo y aumentaba los temblores de mis manos.

Estaba más que enojada por el hecho que Jacob no confiara en mí, pero más aun por como trato  al pobre de Seth, arruinando su diversión y arruinando la mía.

Mis sentidos estaban tan alertas, que escuche con claridad como los pasos de Jacob se acercaban hacia Emily y Rachel.

-¿Dónde está Row?- pregunto. Me detuve y mire hacia atrás, seria y aun temblando, soltando las pocas ramas que había recogido.
-Fue a buscar ramas secas para la fogata.- le contesto Emily. Los pasos de Jacob volvieron a sonar en la arena, pero esta vez con dirección hacia donde yo me encontraba. –¿Sucede algo Jacob?- pregunto Emily.
-No, nada. Iré a ayudarla.- contesto Jake sin dejar de caminar. Pero yo no quería ayuda y menos la de él en estos momentos, por lo que me adentre mas en el bosque, tratando de ser sigilosa para que no descubriera mi posición. Y mientras lo hacía, algo comenzó a cambiar en mi.

Una extraña fiebrecilla se hizo presente en todo mi cuerpo, haciendo que el aire que golpeaba mi cuerpo se sintiera como miles de agujas pinchando por todos lados. Acompañando a esta, mi respiración y mi ritmo cardiaco se elevaron repentinamente, acompasándose con el fuego y los temblores, volviéndose así uno solo.

Me detuve de seco y lleve mi mano derecha, al notar y sentir, que una gota de sudor recorría el lado derecho de mi rostro.

¿Qué estaba sucediendo conmigo? Nunca antes había sentido esto, ni mucho menos el cansancio que inundaba ahora mi cuerpo…. ¿Qué estaba pasando?...

Mire mis manos, aun temblorosas, tratando de entender que estaba sucediendo conmigo o que significaban todos estos síntomas.

-¡¡Row!! ¡¿Dónde estás?!-  el grito sorpresivo de Jacob me altero y mire de forma desorientada hacia atrás, buscando el lugar de donde provenía. Estaba cerca, muy cerca. Podía saberlo por el sonido de sus pasos y el ruidoso bombear de sangre de su corazón… Pero detrás de el había otros ruidosos pasos.
-¿Qué sucede, Jake?- era Seth. –¿Qué haces aquí?
-Estoy buscando a Row.- contesto. –Necesito hablar con ella.- había seriedad en su voz.
-Escucha Jake, se que lo que hice estuvo mal ¿sí? Pero…- Seth suspiro pesadamente. –Tengo todo bajo control. Confía en Row, ella sabe lo que hace.
-Lo sé. Y es por eso que quiero hablar con ella. Le debo una disculpa… y a ti también.- suspiro y ambos se quedaron en silencio por unos segundos.
-Te ayudare a buscarla.- dijo Seth con cierta tristeza en su voz. ¿Pero por qué? ¿Qué vio en Jacob para que sintiera eso? –No debe estar muy lejos.
-Gracias.- murmuro Jake. –Yo seguiré este camino, tu ve por tu derecha y en cuanto la encuentres, transfórmate y aúlla.- ordeno.
- Lo hare.- contesto Seth. –¡¡Row!!- grito y oí como se alejaba del lugar.

Ese grito, y los pasos de Jake acercándose, me despertaron de aquella extraña conversación que había oído entre ellos dos.

No podía permitir que Jacob me viera en el estado que me encontraba, no ahora que había empezado a confiar en mí.

En mi desesperación por huir de Jake, me moví rápidamente por el bosque, alejándome de asechador insistente. Pero antes de que pudiera avanzar más, un fuerte dolor en mi estomago me detuvo de golpe y caí a los pies de un enorme árbol.

Arrastrándome, y sintiendo aquel desgarrador dolor apoderarse de mi cuerpo, me senté a los pies de aquel árbol para tratar de calmar aquello que estaba sintiendo. ¿Pero qué es lo que me estaba sucediendo? ¿Por qué sentía esto ahora?

En mi intento de aminorar aquel dolor, golpee mi cabeza contra el ancho tronco, haciendo que este temblara hasta sus ramas más altas, cayendo sobre mi algunas de sus hojas…

-¿Row? ¿Eres tú?- el dolor había apagado mis instintos a tal punto que no oí cuando Jake se detuvo.
-¿Jake?- susurre ahogando un grito de dolor, retorciéndome en el suelo. –¿Qué haces aquí?
-¿Estás bien? ¿Te suce…?- su preocupación lo hizo avanzar un poco.
-¡No te acerques! ¡No quiero verte!- lo interrumpí y oí como se detenía de seco. –¿Qué quieres Jake? Ya oí tus disculpas.- sabía que estaba siendo dura con él, pero era la única forma de que no se acercara, de mantenerlo a salvo de esto que estaba sintiendo, y de que siguiera confiando en mi como había comenzado a hacerlo.
-¿Lo hiciste?- pregunto asombrado.
-Si.- conteste ahogando otro grito mientras mis lágrimas recorrían mis mejillas. –Te oí hablar con Seth.- mi cuerpo temblaba violentamente; tuve que recostarme en el suelo y tomar mis piernas para tratar de controlarlo, pero no podía. Aquel dolor y temblor ya se había apoderado de mí y cumpliría con aquello por lo que había aparecido. ¿Pero qué?
-Escucha… sé que me equivoque al  no confiar en ti y quiero pedirte disculpas por eso.- no podía hablar. El dolor se había apoderado de todo mí ser. Me costaba respirar e incluso seguir consiente. No podía decirle a Jacob que se fuera, ni siquiera pedirle ayuda. –¿Row?- mi cuerpo seguía temblando y sin poder aguantar más, grite.
-¡¡¡¡Ahhhh!!!!- mi grito se hizo eco en todo el bosque.
-¡¡Row!!- Jacob se acerco hacia mí, colocando sus manos en mi torso, tratando de girarme para averiguar que sucedía conmigo.
-¡¡Duele, duele!!- lloriqueé. Podía oír como mis huesos se dislocaban de sus uniones, como mis músculos ardían y se estiraban, como mi respiración se agitaba junto con los latidos de mi corazón.
-Está sucediendo… te estás transformando, Row.- murmuro Jacob entre el asombro y el terror. –Te llevare a otro lugar…- me tomo en brazos y corrió por el bosque. Podía sentir la brisa golpear mi cuerpo como agujas de hielo, muy frías para mi nueva temperatura.
-¡¡¡Detente, detente!!!- rogué al no poder aguantar más aquel dolor. El me coloco sobre el suelo con delicadeza y sostuvo mi mano.
-Deja que suceda… No pelees contra el.- murmuro, pero mi cuerpo ya no quería obedecer aquello que él me ordenaba. Solté su mano y me retorcí, sintiendo como mis costillas se salían de su lugar.
-¡¡¡¡Ahhhh!!!!- volví a gritar, hundiendo mi rostro en el suelo y agarrándome a él con la poca fuerza que me queda. El dolor se estaba volviendo cada vez más insoportable, cada vez mas dueño de mi ser, cortando mi posibilidad de algún control sobre él. ¿Cuánto más duraría? ¿Acaso este era el castigo que tenía que pagar por ser lo que era? ¿Un inquietante e insoportable dolor?... ¿Lo aguantaría mi cuerpo?
-¿Row?- la voz de Jacob se oía lejana otra vez.
-¡¡Aléjate de mi!!- grite entre el miedo y el dolor por lo que estaba pasando. Y fue en ese momento que deje de pelear… deje que, fuera lo que fuera que estaba sucediendo conmigo, se apoderara de una vez por todas de mí.

Y lo hizo… hundiendo todo mí alrededor en la más negra oscuridad…

Mi cuerpo temblaba ante cada movimiento de mis huesos y músculos, que iban dislocándose y desgarrándose. Podía oír el sonido que ellos producían. Podía sentir como mi cuerpo crecía en una forma casi irracional, casi desmesurada…

Me encontraba en una posición extraña contra el suelo y lo sentía –a este- de una forma más blanda… Sentía una carga, como el peso de una manta, que recorría todo mi cuerpo…

-¿Row?- la voz de Jacob hizo que abriera mis ojos, que en aquel momento estaban tratando de percibir aquellos nuevos cambios que ahora sentía.

Podía sentir cada nuevo cambio, mi respiración agitada y pesada, el latir de mi corazón mas desenfrenado, mi cuerpo más pesado y algo mas… ¿acaso me encontraba en cuatro patas?

Mire hacia el suelo -precipitadamente y asustada- y el lugar de ver mis manos, vi dos patas peludas blancas.

Instintivamente mire a Jacob. El estaba parado a unos escasos tres metros, mirándome fijamente… Me gire lentamente hacia él, tratando de no asustarlo, pero él no lo estaba. De hecho, se veía asombrado, curioso.

-“Lo logro”.- pensó, sin dejar de mirarme. Y en cuanto oí su pensamiento, me acerque un paso hacia él y el sonrió de lado al ver que lo hacía.

Al acercarme a él, note en sus ojos el asombro y la curiosidad que emanaba su cuerpo… pero también algo mas… una imagen. La imagen mostraba a un lobo blanco, grande y con una postura que para el resto hubiera sido temeraria y generadora del más grande miedo, pero no para aquel dueño de esos ojos, ya que no era la primera vez que veía algo así.

Absortos ambos por mi nuevo aspecto, perdimos concentración en todo lo que nos rodeaba, hasta que Seth apareció en forma de lobo, deteniéndose de seco al verme.

-“¿Row?”- pensó ladeando su cabeza. Propine un gemido bajo y medio moví mi cola en su dirección.
-“Si Seth, soy yo”.- pensé. Pero antes de que pudiéramos seguir con nuestra charla, Seth se coloco en posición de ataque.

Unos gruñidos a mis espaldas dieron cuenta del peligro en el que nos encontrábamos. Y el rostro de un lobo gris saliendo de entremedio de los arbustos, dio por sentado aquello.

La escena se estaba volviendo peligrosa, los gruñidos no cesaban y antes de que pudiera descubrir quién era aquel lobo gris, este decidió avanzar para atacarme…

-¡¡No Paul!!- grito Jacob, reaccionando y colocándose delante mío. ¿Así que era Paul? Me quede mirándolo.

Todo transcurrió en cámara lenta ante mis ojos… Seth se lanzo sobre el al ver que no se detenía y ambos comenzaron una batalla cuerpo a cuerpo. Pero no era el único que estaba allí y mientras Jacob trataba de detenerlos a ambos, quede son protección.

Un enorme lobo negro salió de entremedio de unos arbustos –que se ubicaban a mi lado izquierdo- a toda velocidad, chocando su enorme cuerpo contra el mío, atacándome.

Sabía quien era, y fue por esa razón que no lo ataque.

Sus mordidas atravesaban mi pelaje, desgarrando parte de él. Trataba de empujarlo, pero esto solo alimentaba su furia y continuaba atacando. Hasta que, de pronto, una mordida en mi cuello me dejo en el suelo y chillé ante el dolor.

-¡¡Sam, no!!- Jacob se travesó en su camino, evitando que el envistiera de nuevo contra mi. Pero Sam seguía furioso y decidido a acabar conmigo. –¡¡No dejare que la mates!!- volvió a gritar Jake. Mi cuerpo se iba debilitando a medida que perdía sangre y que el miedo, por ver a Sam actuar tan decididamente a matarme, se apoderaba de mí. Sam volvió a gruñir y a avanzar, pero Jacob volvió a frenarlo mientras lentamente mi cuerpo volvía a su forma humana. –¡¡Detente Sam!! ¡¡No dejare que mates a tu propia hermana!!- grito. Sam se detuvo, al igual que Paul y Seth.

Me arrastre lejos de ellos, desnuda y asustada, lloriqueando.

Mis lágrimas caían y el miedo invadía mi cuerpo haciéndome temblar…

-“¿Row?”- Pensó Sam mirándome atonito.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario