jueves, 25 de agosto de 2011

Capitulo 18: Distracciones.


Un silencio incomodo nos envolvió a ambos.

No sabia que más decir. No sabia que era lo que el estaba pensando. Jake solo se quedo en silencio e inmóvil sobre el sofá.

“Desearía poder leer su mente”, pensé mientras lo miraba fijo y mordía mi labio inferior, señal –en mi- de nerviosismo y ansiedad.

Una sonrisa torcida se dibujo en su rostro, que aun miraba la nada.

-Esto debe ser una broma.- aun sonreía, sin mirarme.
-No lo es.- lo mire seria. Su mirada se clavo en mi, otra vez. Y esta vez, se puso serio y preocupado por aquello que le había contado.
-¿Y tu como… como te sientes?- su voz fue dulce y casi comprensible.
-Bueno…- suspire y me encamine de nuevo hacia el sofá. –…considerando el hecho de que encontré al hermano que estaba buscando y que me entere en el mejor momento de mi vida…- la ironía era algo natural en mí. Y salía a la superficie cuando me sentía ahogada por situaciones estresantes. –…te diría: ¡estoy bien, muy feliz! Pero solo te estaría mintiendo.- me senté a su lado, mientras el trataba de ocultar una risilla.
-¿Cómo…?- sonrió de lado.
-Antes de conocerte, le había contado a Billy lo del accidente.- lo interrumpí y lo mire. –El insistió tanto en que viniéramos a ver a Carlisle y así realizarme “un chequeo medico”.- dibuje con dos de mis dedos las comillas y el rió un poco. –Carlisle lo hizo, y extrajo de mi algo de sangre, lo cual utilizo para hacer un ADN.
-¿Y ellos te dijeron el resultado del…?
-No.- volví a interrumpirlo. –Los escuche hablando a ellos dos sobre el tema.- el asintió una vez, casi pensativo.
-¿Qué harás ahora?- susurro amablemente.
-No lo se.- lo mire por unos minutos y luego, cuando empecé a sentir que el llanto innecesario quería salir a la superficie, desvié mi mirada de el, colocando ambas manos en mi cabeza. –Esto es…
-Demasiado para ti.- concluyo mi frase.
-Si.- asentí. –No se que hacer, ni que pensar.- murmure.
-¿El lo sabe?- suspire para calmarme mientras el volvía su mirada a mi.
-Sabe que tiene una hermana.- lo mire. –Pero no que soy yo.- se quedo en silencio por unos minutos, como si dudara de la próxima pregunta que quería realizar.
-¿Se lo dirás?
-No.- desvié mi mirada de el. –No hasta saber que es lo que haré y hasta que todo esto haya pasado.- me puse de pie, dándole la espalda mientras seguía tratando, con todas mis fuerzas, de calmarme un poco. –No puede saberlo aun.- susurre. –Jake, prométeme que no se lo dirás. Prométeme que no se lo contaras a nadie mas.- me gire y lo mire fijo.
-¿A nadie mas? ¿Qué quieres decir? ¿Quién mas lo sabe?
-Solo tu padre, Carlisle y Sue.- suspire. –Y tu, claro.- hice un gesto con la mano hacia el, señalándolo. –Por favor, prométemelo.- volví a sentarme a su lado.
-Puedo prometerte que no se lo diré a el.- suspiro y se puso de pie, llevándose una mano a la cabeza para rascársela. –En cuanto a lo otro… bueno… tendras que incluir a otros en la lista.
-¿Qué quieres decir? ¿De que hablas?- aun lo miraba fijo, pero, esta vez, a su enorme espalda desnuda.
-Quiero decir que tu secreto estará a salvo dentro de…mi manada.- se giro y cruzo sus brazos en su pecho.
-¿Tu manada?- susurre. –Espera… ¿Me estas queriendo decir que existen dos manadas?- lo mire incrédula.
-Si.- sonrió. –La manada de Sam y la mía.- “Fue por eso que nunca veía a Jacob seguido. El tiene su propia manada”, pensé. “¿Pero quienes forman parte de ella?” –Prometo contarte toda la historia mas adelante.- debió ver en mi rostro algo de confusión para prometer tal cosa.
-Sigo sin entender.- sacudí mi cabeza un poco. – ¿Qué tiene que ver esto con lo de incluir a otros?- el suspiro pesadamente.
-Poseemos cierto… don, que solo se da cuando nos transformamos en lobos.- sonrió de lado. –Y ese son es la telepatía.
-¿Telepatía?- sonreí incrédula, mientras lo miraba levantando mi ceja izquierda.
-Si.- seguía sonriendo. –No importa la distancia a la que nos encontremos, siempre y cuando estemos en forma de lobos, podemos hablar telepáticamente y oír los pensamientos del otro.- explico.
-¿Qué hay de Sam? ¿El lo sabrá? ¿Sabrá que el es mi…?
-No.- se encamino hacia el sofá y se volvió a sentar a mi lado. –Cuando me separe de la manada de Sam, historia que prometí contarte…- me empujo suavemente con su hombro. –creí haberme librado de ello, pero eso cambio cuando algunos de la manada de Sam decidieron seguirme y unirse a mi.
-Y ellos son…- mi curiosidad era algo inevitable.
-Embry, Quil, Seth y Leah.- asentí sonriendo de lado mientras pensaba en un solo nombre, “Leah”. En parte, agradecí, internamente, de que Jared no formara parte de la manada de Jake. Una noticia como la mía, la utilizaría para su propio provecho personal, en son de venganza por la humillación que le había hecho pasar. Pero eso no era lo que me importaba, no mucho en realidad. Era Leah, a quien por alguna extraña razón no era de tu total agrado. ¿Pero porque? ¿Qué pude haberle hecho a ella?
-Es decir que ¿Embry, Quil, Seth y Leah son los únicos con los que puedes hablar telepáticamente y compartir sus pensamientos contigo y tu con ellos?
-Mmm...… en parte.- hizo una mueca de que había acertado, pero no del todo. –Sam y yo también podemos compartir ciertos pensamientos. Pero solo aquellos que el otro, ya sea Sam o yo, deseemos escuchar.- asentí lentamente mientras me quedaba en silencio. –No te mentí cuando te dije que no le diría nada a el.- me sonrió. –Tu secreto esta a salvo conmigo.- coloco su brazo en mis hombros.
-Gracias.- le sonreí.
-No hay de que.- seguía sonriéndome.

El silencio volvió a rodearnos mientras devorábamos el resto del desayuno, lo cual nos tomo menos de 10 minutos. Y, después de no haber dejado rastros del exagerado desayuno, se ofreció a ayudarme a lavar cada plato, taza, tazón y cubierto utilizado.

Era fácil dejarse llevar por Jacob, haciendo que el momento compartido fuera placentero y de total distracción. Sin pensamientos negativos, ni planificaciones, ni preocupaciones. Solo disfrutar de su compañía, de su amistad.

Pero toda mi felicidad por su compañía se vio opacada cuando el fijo sus ojos en el reloj digital del microondas, que había en la cocina.

-¿Debes irte?- lo mire de reojo mientras le pasaba el ultimo tazón para que lo secara.
-Si.- me miro. –Debo hablar con Sam sobre… “tu amigo”.- su voz dejo entrever que Fred no era de su agrado.
-¿Puedo acompañarte?- lo mire fijo y seria.
-¿Estas segura de que quieres hacerlo?- en sus ojos había algo de asombro.
-Si.- asegure seria y convincente. Aunque, por dentro, había una vocecita que me decía todo lo contrario. Sus ojos se clavaron en mi rostro, estudiándolo detenidamente, buscando algún atisbo que le indicara que no era buena idea. Pero no encontró nada.
-Ok.- dijo sonriendo, después de varios minutos de estudiarme. –Pero deberás caminar varios kilómetros, através del bosque.
-Eso no será un problema para mi.- sonreí. –Estoy en excelente estado físico como para poder seguirte el ritmo.
-Bien… en ese caso… vámonos.- señalo con una mano el camino hacia la salida.
-Te sigo.- sonreí mas ampliamente y copie su gesto con la mano. Y al pasar por el Lavigne, tome mi reproductor mp3 del bolso y lo guarde en mi bolsillo, sin que el se diera cuenta.

El día estaba nublado. Gris.

El bosque, que rodeaba la residencia Cullen, estaba en completo silencio. Como si estuviera esperando nuestra presencia en el.

Caminamos en silencio, uno a la par del otro, atravesando el bosque, estudiándonos el uno al otro en total silencio.

Había muchas preguntas que quería hacerle, pero no sabía si era el momento indicado, más que nada, no sabia si la manada de Sam podía oírnos, o si su manada podía oírnos.

Ana si, todo parecía tener poca importancia en su compañía.

“¡Maldición! ¿Qué es lo que tiene para hacerme sentir así?”, pensé mientras lo miraba de reojo.

-Dime una cosa…- su voz corto todo pensamiento mío hacia el. – ¿Cómo es que eres amiga de un chup…- trago saliva cambiando de palabra. –…de un vampiro como el?- me miro y luego miro hacia una rama y la arranco. –Quiero decir… ¿Cómo puedes ser su amiga después de lo que te hizo? ¿A caso no lo odias?- su voz era seria y de un tono acusador y de desaprobación. Lo mire seria, borrando mi sonrisa.
-Fred no fue quien mato a mi madre.- me adelante unos pasos mas adelante en mí caminar.
-Pero estuvo allí cuando todo paso.- podía oír como me seguía mientras yo caminaba sin saber bien hacia donde íbamos. –Quiero decir… el no hizo nada por detenerlos.- me frene de seco y me gire a mirarlo fijo. Estaba furiosa. ¿Pero por que?
-¡Salvo mi vida, Jacob!- por alguna extraña razón, había algo en su forma de hablar de Fred, que hizo que me enojara. ¿A caso quería culparlo de la muerte de mi madre? –Mira…- suspire y baje la mirada por unos minutos, tratando, otra vez, de calmarme. –Fred salvo mi vida esa noche.- lo mire algo mas calmada. –Pudo haberme dejado allí y que sus compañeros me mataran, o el mismo podría haberlo hecho…- un sonido, como el de un gruñido, salio de su pecho y desvió su mirada de mi hacia su costado derecho, haciendo un gesto de asco. –…pero no lo hizo. Decidió arriesgar su existencia por salvar la mía. Salvo mi vida, Jacob.- repetí seria y buscando que me mirara a los ojos. Y en cuanto lo hizo, pude notar en sus ojos que no lo entendía y que aun le molestaba.
-¿Es por eso que no lo odias?- dijo duramente.
-Por eso y por algo más.- seguía mirándolo fijamente. –Cuando me encontró en el bosque, volvió a ayudarme.- me gire y seguí caminando. –Me contó todo lo que había hecho por mi.- me detuve y lo mire. –Tu eres el que sabe el camino.- trate de sonreír un poco. El suspiro y se acerco a mi lado, señalando con un dedo el camino.
-Por aquí.- murmuro y camino lentamente. Lo seguí, quedándome un paso detrás de el. Sabia, en mi interior, que no debí reaccionar de esa forma con el. Pero, por alguna extraña razón, no pude evitarlo. –Dijiste que el te contó todo.- me miro y extendió su mano para ayudarme a traspasar un tronco enorme que había en el lugar.
-Si.- tome su mano, que estaba caliente, y salte el tronco. –Me contó que el tiempo que estuve internada, el se quedo a cuidarme. Paso meses sin alimentarse, solo para no dejarme sola.- volvió a girarse y me miro fijo.
-¡¿Qué?! ¿El hizo eso?- su voz se lleno de asombro.
-Lo hizo.- sonreí al ver su rostro. –Es por esa razón que no puedo odiarlo, Jake.- lo mire fijo. –Dejo de lado su vida, su alimentación, todo, solo para cuidarme y asegurarse de que estuviera bien.- recordar a Fred de esa manera, producía cierto dolo en mi pecho que no podía explicar el porque. Le debía mucho a el, incluso mi vida. Jake me miro por unos minutos y luego, se rindió y sonrió de lado.
-Aun sigo sin entenderlo.- murmuro y se coloco a mi lado de nuevo.
-Yo tampoco entiendo como es que tu y tu manada cumplen ordenes de un aquelarre como los Cullen.- lo mire fijo, copiando su sonrisa. –Digo… ¿Cómo es que no odias a los Cullen por lo que son?
-Forma parte de la historia que prometí contarte.- se enderezo un poco y volvió a empujarme suavemente con su hombro. –Y mi manda solo sigue ordenes mía y de nadie mas.- su mirada, algo seria y misteriosa, puso punto final al tema. Pero no se terminaría allí. Aun el debía contarme la historia. Me lo había prometido después de todo. –Ya casi llegamos al lugar de encuentro.- sonrió y se adelanto un poco. Y fue en ese preciso momento, que mi sed se hizo presente.

Camine unos 10 pasos mas, siguiendo a Jacob, cuando todo a mi alrededor giro violentamente, haciendo que perdiera el equilibrio y me tambaleara.

En mis oídos, se hacia presente un sonido escalofriante, como un pitido, que hacia que mi piel se erizara y cerrara mis ojos con fuerzas. Y bajo mis pies, la tierra parecía moverse, como si esta temblara.

-¡¡¡Row!!!- sentí las manos de Jake sostenerme por mis brazos, evitando que cayera. – ¿Qué tienes? ¿Estas bien?- su voz sonaba lejana, muy a pesar de que estaba frente a mi, mirándome preocupado.
-Estoy…- trague saliva. –Estoy bien.- murmure. Mi garganta ardía, como si hubiera tragado una bola de fuego.
-Será mejor que te sientes un momento.- un aullido a lo lejos, acallo el silencio del bosque. – ¡Maldición!- susurro. –Sam ya esta en el lugar, esperándome.- mi cabeza daba vueltas y dolía, pero no tanto como dolía y ardía mi garganta a causa de la sed que poseía. Pero no podía quedarme allí sentada, tenia que estar presente para cuando Jacob le contara todo a Sam, por lo que decidí colocarme de pie. – ¡Oh, no! Tú te quedas allí sentada y quieta.- me sostuvo por los hombros y me obligo a quedarme en mi lugar, adivinando mi intensión. Unas pisadas y respiración agitada, me distrajeron y evitaron que le contestara. Me exalte un poco. –Tranquila. Es Quil.- no quite mis ojos del lugar de donde provenían las pisadas.


Un enorme lobo, color chocolate y musculoso, atravesó los arbustos y nos miro fijo a Jacob y a mi. Su postura no reflejaba molestia alguna ante mi presencia, y fue cuando recordé que a Quil le agradaba, o al menos eso creí antes de que todo esto pasara.

Se acerco unos cuantos metros hacia Jacob y fijo su mirada en el –y Quil en Jake-, como si estuvieran manteniendo cierta conversación mental. Pero, al cabo de unos minutos, fijo su mirada en mí, de nuevo, ladeando un poco su enorme cabeza.

-Hola, Quil.- lo mire y le sonreí de lado. El produjo cierto sonido, como un ronroneo grueso que salio de su pecho. Jacob sonrió de lado mientras que Quil se enderezo y miro de nuevo a Jake, produciendo un sonido con su garganta, totalmente diferente al anterior. Pero, esta vez, en un cierto tono de acusación.
-Lo se. No debí dejar que me acompañara.- le dijo a Quil. Y ambos me miraron fijo.
-Estaré bien.- me puse de pie y los mire. Pero en cuanto quise acercarme a ellos, volví a tambalearme. Quil se acerco a mí rápidamente y se coloco a costado derecho, utilizando su peludo torso como soporte y apoyo de mi tonto y mareado cuerpo, mientras que Jacob tomaba mi brazo izquierdo y me obligaba a volver a sentarme.
-¡Si, claro! Estas tan bien que caes de bruces solo para abrazar al suelo ¿verdad?- reí un poco ante sus tontas palabras. Pero un aullido a lo lejos corto el sarcasmo de Jacob y volvió a rellenar el silencioso bosque. Jacob volvió a mirar a Quil. –Quédate con ella.- le ordeno. Quil solo asintió una sola vez mientras Jake se giraba para seguir caminando hacia el lugar donde vería a Sam.
-¡Genial!- masculle. –No necesito que Quil sea mi niñera.- pude sentir la mirada de Quil clavarse en mi, mientras Jacob reía y se giraba un poco para mirarme por sobre su hombro izquierdo.
-Regresare pronto.- me sonrió ampliamente mientras yo lo fulminaba con mi mirada. Se volvió a girar y corrió através del bosque, desapareciendo en el. Quil se hecho a mi lado, mirándome fijo.
-Supongo que solo somos tú y yo.- Quil ladro una vez y sonrió. –Lamento que tengas que quedarte aquí conmigo. Te perderás toda la charla entre Sam y Jake.- puso los ojos en blanco y apoyo su enorme cabeza en sus patas delanteras mientras bufaba bajo. Sonreí un poco ante aquel gesto lobuno de Quil mientras dejábamos que a ambos nos envolviera el silencio del bosque.

Era increíble como mi vida se había convertido en una película de ciencia ficción, donde los personajes principales eran vampiros y hombres lobos.

Lo mas increíble aun, era saber que un chico como Quil Ateara, de una personalidad aniñada, dulce, amable y amigable, podía convertirse en un enorme lobo, que de solo verlo asustaría a cualquier otro ser, incluso a una vampira como yo.

Mientras admiraba a Quil con su forma lupina, saque mi reproductor mp3 de mi bolsillo.

-¿Te molesta si escucho algo de música?- me miro fijo y luego cerros sus ojos lentamente. –Tomare eso como un no.- le sonreí y me coloque los audífonos, presione play y enseguida un clásico de Aerosmith sonó con fuerza en mis oídos. Quil abrió un ojo y me miro. – ¿Te gusta esa canción?- volvió a cerrar su ojo y no pude evitar reír un poco.

Pero ni la música, ni mi admiración por Quil lobo, hicieron que dejara de pensar en Sam y Jacob. “A estas alturas deberían encontrarse ya uno frente del otro, hablando sobre Fred y sobre mi”, pensé. Por lo que decidí ahogar mi canción favorita -Cryin de Aerosmith- y concentrarme en la lejanía. Concentrarme en Jacob y Sam.

El corazón y la respiración de Jacob estaban agitados, por lo que deduje que no se transformo en lobo. Aun seguía en su forma humana.

Podía oírlo como avanzaba cada paso, como cada latido y respiración se iban calmando a medida que bajaba su ritmo al correr, hasta que, de pronto, se detuvo, acallando sus pasos.

Tres latidos nuevos acompañaban, a un ritmo desigual, los latidos de Jacob.

-Hola, Sam.
-Jacob.- oí como chocaban sus manos, en lo que supuse fue en forma de saludo. –Carlisle me dijo que tenias que hablar conmigo… bien… aquí estoy ¿De que querías hablar?
-Es sobre el chupasangre que persigue a Row.- suspiro. –Las sospechas de que ella lo conoce, son ciertas. El chupasangre salvo su vida la noche del accidente automovilístico.
-¿Y que es lo que quiere con ella? ¿Cobrarse el favor?- el segundo latir de un corazón, pertenecía a Paul, quien fue el que pregunto sarcásticamente.
-Solo quiere protegerla.- dijo Jacob duramente.
-¿Protegerla? ¿De quien?- Sam sonaba asombrado.
-De los Cullen.
-¿Los Cullen? ¿Qué tienen que ver los Cullen con ella?- el tercer latir le pertenecía a Jared. “¡Perfecto!”, pensé.
-Con ella…nada. Con el si.
-Explícate.- ordeno Sam.
-El chupasangre se llama Fred. Y fue creado por la pelirroja que quiso matar a Bella.- hubo unos gruñidos por parte de Paul y Jared.
-Con más razón debemos matarlo.- dijo este último y el que gruñó esta vez fue Sam, en señal de advertencia.
-Continua, Jake.- dijo. Jacob suspiro pesadamente y continúo.
-Minutos antes de que el ejercito de Victoria no hiciera frente, el huyo y se dirigió al lugar donde estaba Row internada. Y desde entonces la estado cuidando y protegiéndola.
-¿Es por esa razón que los Cullen decidieron desistir en darle caza?- Pregunto Sam.
-Si.- volvió a suspirar Jacob. –Carlisle cree que el solo esta confundido y mal informado.
-No por eso deja de ser un peligro para la gente local.- la voz de Leah se hizo presente en el lugar. – ¿O es que ya te olvidaste del cadáver que encontraron?- su enojo y furia era evidente en su voz.
-¿Qué haces aquí, Leah? Creí haberte dicho que fueras por Seth y regresaran a casa.- murmuro Jacob enojado.
-Leah tiene razón.- dijo Paul. –No podemos permitir que ese chupasangre siga matando gente local.- su voz se fue llenando de odio. – ¡Estamos aquí para hacer cumplir el nuevo tratado, que dice claramente que si los Cullen no pueden encargarse de un vampiro asesino, nosotros lo haríamos y lo mataríamos!
-¡¿Y poner la vida de Row en peligro?!- Jacob elevo su voz. – ¡Ella es capas de enfrentarse a cualquiera con tal de salvar la vida de su amigo chupasangre, incluso entregar su vida!
-¡¡Entonces ella también morirá!!- Quil gruño a mi costado ante las palabras llenas de odio de Jared.
-¡Sobre mi cadáver!- gruño Jacob y Quil se coloco de pie, mirando en la dirección por la se dirigió Jake. Mi piel se erizo ante todo aquello, dejándome inmóvil en el lugar. ¿A caso Jacob se enfrentaría a ellos con tal de defenderme? ¿Se enfrentaría a sus propios amigos por mí? ¿Pero porque?
-¡¡¡YA BASTA!!!- grito Sam ordenándoles. Los gruñidos cesaron un poco. – ¡El cadáver que encontramos no es de ningún humano que haya vivido aquí! ¡Era un turista!- hizo una pausa. –Carlisle me dijo que hace unas horas reportaron el robo de un cadáver y varias bolsas de sangre de la morgue del hospital central de Forks.
-¡¿Qué?!- dijo Leah algo nerviosa.
-Lo que escuchaste, Leah.- contesto Sam, mas calmado ahora. –El turista llevaba muerto una semana en la morgue. Al parecer, murió de causas naturales… un infarto, creo. La primera vez que lo encontraron fue en las montañas.
-Espera… ¿Estas queriendo decir que la sanguijuela asesina no lo mato?- Jared parecía molesto y asombrado a la vez.
-Así es.- contesto Sam. –Utilizo el cadáver como…
-Distracción.- concluyo Paul, quien también parecía asombrado. Reprimí en mi interior una risa de alivio y nerviosa.
-Exacto.- murmuro Sam.
-¿Qué pasara ahora?- pregunto Leah.
-Paul, Jared… vayan a casa de Emily y en el camino busquen a Collin y Brady.- les ordeno serio Sam. –Estaré con ustedes en unos minutos.- ambos interpelados suspiraron pesadamente.
-Tu amiguita tiene mucha suerte.- murmuro molesto Jared.
-¡AHORA, JARED!- ordeno Sam. Pude oír como ambos se marchaban del lugar.
-¡Tu también vete, Leah!- le ordeno Jacob. –Busca a tu hermano y llévalo a tu casa y descansen.- estaba molesto. –Los veré después de que vea y me asegure de que Row este mejor.- Leah no dijo nada y también la oí marcharse del lugar, pisando fuerte y enfadada.
-¿Le sucedió algo a Row?- pregunto Sam.
-Ella esta bien. Solo sufrió un mareo. Quil la esta cuidando.- hizo una pausa y suspiro. –Ella quería hablar contigo, contarte todo sobre su amigo, pero cuando veníamos hacia aquí se mareo y la obligue a quedarse.
-¿Ella esta aquí?- Sam parecía asombrado y preocupado a la vez. El saber eso solo me hizo sentir culpable por ocasionarle esos sentimientos. Pero el movimiento de Quil hizo que me distrajera de aquella culpabilidad, evitando que llegara a convertirse en un dolor en mi pecho.

Conocía la postura que había empleado Quil. Y eso solo me preocupo e hizo que me colocara de pie, mientras el se posicionaba delante mío, como escudo.

Miraba un punto fijo, hacia los arbustos, mientras gruñía y enseñaba sus dientes.

Lentamente, quite mis audífonos para escuchar aquel sonido que Quil había oído y que lo hizo ponerse en posición de ataque.

-¿Qué sucede? ¿Quién es?- susurre bajo, conciente de que el podía escucharme. No podía oler nada. Ya que, fuera quien fuera, venia en sentido contrario al que soplaba el viento, haciendo imposible identificar si era vampiro u hombre lobo.
-¡¡¡TRANQUILO!!!- una voz familiar grito. – ¡¡SOY YO!! ¡¡EMBRY!!- Embry salio de entre medio de los arbustos. Quil relajo de inmediato su postura y se sentó sobre sus patas traseras, mirándolo fijamente.
-¡Por poco me matas del susto!- mentí. – ¿Qué haces aquí, Embry?- lo mire.
-Jacob me mando para que lleve de regreso a la casa de los Cullen.- se acerco unos pasos y sonrió.
-Estaré bien. Esperare a Jacob aquí.
-¡Oh, por favor!- se acerco más. –No hagas que Jacob me regañe por no llevarte allí. Son órdenes del alfa y debo cumplirlas. Por favor.- me miro detenidamente. Quil también lo hizo. Suspire pesadamente rindiéndome.
-Esta bien. Pero solo por que no quiero que el alfa Jacob te condene por mi culpa.- comence a caminar por donde habiamos llegado.
-Gracias.- sonrio ampliamente Embry.
-Si, si.- murmure.

El caminar de regreso a la casa de los Cullen, fue mas tedioso y agotador, que ir en busca de Sam. Y solo se debia a que llevaba dos guardaespaldas-enfermeros a ambos costados mio. Embry sosteniendo mi brazo izquierdo y Quil –aun en su forma lobuna- a mi costado derecho, como un enorme muro peludo y caliente.

Detestaba toda esa atención hacia mi persona. No lo merecia. Ni lo necesitaba.

Me frene de seco y solte la mano de Embry de mi brazo.

-¡¡Estoy bien!! ¡¡Puedo sola!!- los mire a ambos. Embry solo rió un poco y levanto sus manos, en señal de rendición.

El resto del camino fue silencioso.

Quil ahora se coloco adelante mio, sirviendo como guía. Mientras que Embry iba detrás, controlando mi torpe caminar, y asegurándose de que no tuviera otro mareo.

Durante todo mi caminar, lo único que hacia era pensar en Jacob y en Sam.

¿En que pudo haber terminado esa charla? ¿Qué sucedería ahora? ¿Qué decisiones tomaría Sam? ¿Y cuales Jacob?

Las preguntas iban y venían en mi mente, y solo giraban en torno a la promesa de Jacob de no decirle nada a Sam sobre que éramos hermanos.

Confiaba en el y en su palabra. Pero ¿podía confiar de la misma manera en su manada? ¿Podía confiar en que Leah no se lo diría?

Pensar en Leah, solo me enojaba. ¿Qué pude haberle hecho para que me odiara tanto?

Me deje llevar tanto por mis pensamientos, que en cuanto Quil se detuvo, caí en la cuenta de que habiamos llegado a la residencia Cullen.

Cuando pase por el costado de Quil y lo mire, note que su nariz estaba arrugada, como si hubiera olido algo desagradable.

-¿Qué le sucede?- mire a Embry, quien caminaba a mi lado, acompañándome hasta el porche de la casa.
-Nuestra nariz es algo delicada ante el aroma dulzón de un vampiro.- sonrio de lado. –Es como oler alcohol puro.
-¡Oh!- mire a Quil, quien se quedo en el bosque. –Bueno… gracias por traerme de regreso. A ambos.- los mire a los dos y sonreí de lado. Pero antes de que Embry pudiera decirme nada, se escucho un aullido a lo lejos y débilmente.
-Es Jacob.- murmuro Embry. Quil se giro y se interno de nuevo en el bosque.
-¿Qué sucede?- mire a Embry, quien se quedo mirando la reacción de Quil.
-No lo se.- susurro. Minutos más tarde, Quil salio del bosque, pero esta vez como humano. Y, mirándome fijo, se acerco hacia nosotros.
-¿Qué sucede? ¿Qué quiere Jacob?- Embry bajo las escaleras se coloco en frente de Quil, quien no dejaba de mirarme fijo, mientras que yo me quede a mitad de los escalones.
-¿Es verdad?- los ojos de Quil mostraban sorpresa.
-¿Qué cosa?- Embry lo miraba fijo.
-¿Ya lo sabes?- el asintió lentamente aun sin creerlo. –Si, es verdad.- lo mire fijo, tratando, sin éxito, de sonreír.
-¿Qué cosa es verdad?- Embry estaba ansioso por saber de que hablábamos.
-De que ella es hermana de Sam.- susurro, aun sin dejar de mirarme.
-¡¿Qué?!- Embry clavo su mirada en mí.
-¿Es por eso que Jacob los esta llamando?- pregunte, aun mirando a Quil.
-Si. Quiere explicarnos y contarnos todo, antes de ir a ver a Sam.- otro aullido de Jacob resonó en el bosque.
-Será mejor que se vayan.- los mire a ambos. Embry no parecía creer aquello que oía y se quedo varios segundos mirándome. Desvíe un poco mi mirada de el.
-No será fácil, pero…- suspiro. –Tu secreto esta, también, a salvo conmigo.- sonrio de lado. –Cuentas conmigo, Row.
-Gracias, Quil.- sonreí un poco. Otro aullido volvió a resonar. –Ya, vallasen. No quiero que Jake los regañe.- ambos asintieron mientras que Quil se giro lentamente en dirección al bosque, arrastrando a Embry con el, y desapareciendo ambos.

Todo volvió a estar en silencio.

La casa parecía ser el doble de su tamaño, al encontrarme solamente yo en ella así parecía ser.

Trate, con todas mis fuerzas, de oír aquella charla de Jacob con su manada. Pero no lo logre. Por lo que deduje que debían estar en forma de lobos para mayor seguridad. ¿Pero que tan lejos se encontraban?

Necesitaba ocupar mi cabeza en otra cosa. Alguna distracción que me ayudara a no pensar ni en Sam, ni en Jacob, ni en nada.

“Música”, pensé, “la música siempre me distrae”. Pero en cuanto saque mi reproductor mp3, note que no tenía batería.

-¡Maldición!- dije en voz alta y me senté en el sofá. –Veamos que hay en la tele.- la encendí y comencé a cambiar los canales sin encontrar nada que llamara mi atención. -¡Nada! ¡Genial!.- apague el televisor y me quede mirando alrededor.

La luz que entraba por los ventanales, iba disminuyendo. Por lo que deduje que la noche se estaba haciendo presente. “Que rápido pasaron las horas”, pensé. Y fue en ese momento que recordé algo que me ayudaría a distraerme.

Baje las escaleras, hasta el primer piso, y allí lo vi. Un piano de cola color negro. Sonreí como tonta al acercarme hacia el.

Una ráfaga de recuerdos invadió mi mente en el momento que me senté en pequeño banquillo. Recuerdos de clases de piano y canto, recuerdos de conciertos escolares y familiares. Pero hubo uno solo, que me hizo emocionar, hasta el punto de llorar. Uno donde tocaba y cantaba para mi madre, donde ella sonreía y aplaudía. Un recuerdo de ella en un estado feliz y alegre.

Mis dedos temblaron y recorrieron cada tecla de marfil, sin presionarlas aun.

Luego de varios minutos de llanto y admiración ante aquel piano, seque mis lagrimas y decidí tocar y cantar una canción que no podía sacar de mi cabeza, el día que volví a la vida.

Mis dedos presionaron las teclas, dándole vida a aquel olvidado piano de cola.

-♫♪ Come on skinny love just last the year
Pour a little salt we were never here
My, my, my, my, my, my, my, my
Staring at the sink of blood and crushed veneer
I tell my love to wreck it all
Cut out all the ropes and let me fall
My, my, my, my, my, my, my, my
Right in the moment this order’s tall
And I told you to be patient
And I told you to be fine
And I told you to be balanced
And I told you to be kind
And in the morning I’ll be with you
But it will be a different “kind”
Cause I’ll be holding all the tickets
And you’ll be owning all the fines…♫♪

Mientras tocaba y cantaba, cada recuerdo venia a mi mente con imágenes duraderas y bien definidas, ahogando todo el dolo por todo lo perdido y por todo lo ganado.

-♫♪ Come on skinny love what happened here
Suckle on the hope in lite brassiere
My, my, my, my, my, my, my, my
Sullen load is full; so slow on the split
And I told you to be patient
And I told you to be fine
And I told you to be balanced
And I told you to be kind
And now all your love is wasted?
Then who the hell was I?
Cause now I’m breaking at the britches
And at the end of all your lines… ♫♪

Pero aun cantando fuerte, no podía evitar que el rostro de Sam apareciera en mi cabeza.

-♫♪ Who will love you?
Who will fight?
Who will fall far behind?
Come on skinny love…
My, my, my, my, my, my, my, my
My, my, my, my, my, my, my, my… ♫♪

Para cuando termine, mis lágrimas habían mojado parte de las teclas y mis mejillas. Pero eso no fue todo. Alguien, a mis espaldas, aplaudió.

-Es una bella canción.- me sobresalte y apreté todas las teclas graves. –Lo siento. No quise asustarte.- dijo dulcemente y apenado.

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