jueves, 25 de agosto de 2011

Capitulo 6: Secretos.


Me estaba volviendo loca con tantas preguntas, y ninguna, ni siquiera una sola, tenia respuesta. Al menos, no si no se las hacia a Billy. ¿Pero como decirle? ¿Cómo empezar con el tema?

El regreso fue tan silencioso como antes.

Carlisle le había dicho a Billy que tendría los resultados en un par de días, que lo llamaría si se confirmaba lo de los genes.

Seguía encontrando ventajas a lo que era. Y cada vez me gustaba más. Salvo por la parte de la sed, era lo único que detestaba.

De no ser por lo que era, no sabría que ocultaban algo; algo a lo cual solo entraría si se confirmaba lo de mis genes. ¿Pero que era lo que ocultaban? ¿Qué clase de secreto guardaban de mí?

En cuanto llegamos a la casa de Billy, Rachel no estaba. Había dejado una nota en la que decía que había comida en el refrigerador, que solo había que calentarla.

Unos momentos después, sonó el teléfono.

Sentí mi respiración cortarse de golpe.

-¿Hola?- pregunto Billy.
-Hola Billy, soy Sue.- esa voz la conocía. Era Sue Clearwater. La había conocido en la estación de policías de Forks; fue ella quien me ayudo a llegar a la casa de Billy.
-Hola Sue ¿Cómo estas?- sonrío Billy.
-Bien ¿y tu? ¿Cómo esta tu nueva inquilina?- pregunto Sue. –Nunca me cotaste que tenias amigas en Salt Lake.
-¿Cómo sabes que tengo una nueva inquilina? ¿Te contó Rachel?- pregunto Billy algo nervioso.
-No.- rió. –La conocí en Forks, en la estación de policías. Yo la ayude a encontrar tu casa. ¿No te lo dijo?- Sue parecía estar intrigada en saber por que no le conté a Billy que la conocía.
-No, no me dijo nada.- Billy miro de reojo en mi dirección. Yo estaba sentada en una de las sillas de la cocina, acariciando a Paúl, con la imagen de “no estar escuchando su conversación”.
-Se le debe de haber olvidado.- dijo Sue en mi defensa. –En fin… solo llamo para saber ¿si vendrás a comer? Ella también es bienvenida.- rió.
-Si, claro. Pero déjame que pregunte.- Billy sonrió.
-Esta bien. Pasare por tu casa en 2 horas.- dijo Sue.
-Bien. Nos vemos en 2 horas.- Billy parecía emocionado por la idea. “De seguro Sue era buena cocinera”, pensé.
-En 2 horas.- dijo Sue y colgó.

Billy se acerco a mí con media sonrisa.

-¿Por qué no me dijiste que conocías a Sue Clearwater?- me pregunto.
-La conocí en la estación de policías. Solo la vi una vez.- le dije mientras jugueteaba con el pelaje de Paúl. –No te lo dije por que se me olvido.- lo mire y le sonreí.- ¿Por qué?
-Ahh…Por nada. Solo nos invito a comer.- me dijo, aun con su mirada en mí.
-¿Te molesta si me quedo aquí? Todavía tengo revuelto el estomago.- fingí ese hecho. La verdad era que necesitaba estar sola por un buen tiempo, necesitaba pensar. Y por sobre todo, necesitaba saciar esa sed que estaba haciendo estragos en mi interior.
-Entonces nos quedaremos aquí.- dijo. –Le diré a Sue que lo deje para otra ocasión.- lo interrumpí antes de que su preocupación creciera.
-No, Billy. Ve tú. Yo estaré bien. Si, sigo sintiéndome mal solo me recostare y dormiré.- le dije mirándolo a la cara.
-No quiero dejarte aquí sola y menos si te sientes mal.
-Estaré bien, de veras.- le sonreí. –No huiré, si es eso lo que tanto te preocupa.- bromeé, solo para sacarle dureza al tema. –No te preocupes por mí, estaré bien. No quiero que dejes de hacer tus cosas solo por que estoy aquí. Y menos que dejes a Sue plantada.- seguía sonriéndole.
-¿Estas segura de que estarás bien aquí sola?- pregunto serio.
-Segura.- no pare de sonreírle. –Además, no estaré sola. Paúl estará aquí conmigo.- acaricie a mi perro.
-Esta bien.- sonrió a medias. –Pero te dejare anotado el numero de Sue por cualquier cosa que necesites.- se giro en dirección donde estaba el teléfono. Tomo un papel y un bolígrafo y anoto el número. –No dudes en llamarme si te sigues sintiendo mal, o si te sientes sola.
-Esta bien.- le dije. Billy era muy bueno conmigo, más de lo que realmente merecía.
-Tienes comida en el refrigerador. Solo debes calentarla un poco.- se giro para darme el papel con el numero. Lo tome y sonreí. -¿Qué harás mientras estés aquí?- pregunto.
-Mmm...… creo que revisaré el motor de mi auto.- le dije. Mire hacia fuera para comprobar que no estuviera lloviendo.
-Ok.- sonrió. –Jacob tiene herramientas en su garaje.- me señalo el enorme galpón que estaba a unos metros de la casa. –No dudes en sacarlas si las necesitas.- volvió a sonreír.
-¡Gracias!- le devolví la sonrisa.

Billy se dirigió hacia la puerta, para esperar a Sue en la entrada de la casa. Paúl y yo lo seguimos.

Como no teníamos mucho que hablar, decidí jugar con Paúl mientras Billy esperaba a Sue. Encontré una varita y se la lance lejos a Paúl para que fuera por ella. Tuve que controlar mi fuerza, dado que Billy estaba presente, mirándonos fijo sonriendo.

Las 2 horas pasaron volando. Vimos que una camioneta se aproximaba y se paraba en frente de la casa. Era Sue.

-Hola, Billy.- saludo al bajar de la camioneta. Yo estaba a unos 5 metros de ellos, cerca de la entrada al bosque, fingiendo no escucharlos y jugando con Paúl.
-Ey, Sue ¿Cómo estas?- le dijo Billy.
-Bien ¿Listos para irnos?- le sonrió.
-Si. Pero solo seré yo.- le dijo arrastrando su silla hacia ella. –Row se quedara aquí. Se siente un poco mal.- Sue miro en mi dirección en el momento que yo lo hice. Solo la salude con la mano y sonreí. Ella hizo lo mismo.
-Se ve un poco pálida.- le dijo a Billy, ayudándolo a arrastrar su silla hasta la camioneta, mirándome de reojo.
-Me prometió que si sigue sintiéndose mal, me llamara a tu casa.- le dijo Billy.

Me acerque a ellos para saludar a Sue y para despedir a Billy, también para asegurarle a el de que estaría bien.

-¿Necesitas ayuda?- mire a Sue y sonreí.
-Estaré bien.- me dijo, devolviéndome la sonrisa. –Billy me dijo que no iras por que te sientes mal.- dijo mientras colocaba a Billy en el asiento del acompañante.
-Si, así es. Lo siento.- le dije. –Es mi estupido estomago.- hice un gesto de dolor.
-Esta bien. Será en la próxima.- me sonrió. –Pero ¿segura que estarás bien aquí sola?- me pregunto algo preocupada.
-Lo estaré. Me recostare en cuanto Uds. se vayan.- sonreí. –No se preocupen.- los mire a ambos. –Los llamare si mi estado cambia.
-Esta bien. De todas formas, traeré a Billy temprano.- lo miro y sonrió.
Tómense todo el tiempo que quieran, yo estaré bien. Les asegure.
-Entonces, nos veremos dentro de algunas horas.- me sonrió de nuevo.
-Bien.- despedí a Billy con la mano, sin decir nada más.

Se marcharon enseguida, Billy aun con cara de preocupación. No se por que, pero presentía de que llamaría en cuanto pisara la casa de Sue.

Me dirigí de nuevo hacia la casa; entre y tome las llaves que había dejado sobre la mesa. Volví a salir y puse en marcha el auto, adentrándolo en el garaje; y ponerme manos a la obra.

Si bien era en vano revisar el motor, por que estaba en perfectas condiciones, tenia que hacer algo en lo cual me distrajera de todas aquellas preguntas que estaban en mi cabeza, aun fresca como pintura.

Antes de poner mis manos en el motor, recordé algo que llevaba en el baúl. Las botellas con sangre. Debía verificar su estado.

Abrí el baúl, saque la pequeña heladerita y mire las dos botellas.

Coagulada. La sangre se había coagulado por falta de frío.

¡Maldición!

Eso significaba una cosa. Tendría que salir de casería.

Debía deshacerme de ella. ¿Pero como? ¿Dónde?

Mire alrededor, y solo pude ver un montón de chatarra, piezas de autos, herramientas y un tanque de combustible vacío. Volví mi mirada hacia aquel tanque. Era un buen lugar para esconderlas. Solo seria provisoriamente. Al parecer, nadie había puesto un pie en ese garaje hacia años.

Me dirigí hacia el tanque y coloque las 2 botellas allí.

Solo alguien con un súper olfato como el mío, se daría cuenta de que allí había sangre.

Volví hacia mi auto, abrí la puerta del acompañante y de la cajuela extraje mi reproductor Mp3. Me coloque los audífonos, poniendo música a todo el volumen posible, respire profundo y me puse manos a la obra con el motor.

Lo tome con calma. A velocidad humana. Lenta.

Desarme todo el motor y limpie, pieza por pieza, todo de el. Coloque las piezas en una lona, mientras cambiaba el aceite.

Volví a colocar las piezas limpias en el motor.

Todo estaba resultando relajante, tranquilo.

Paúl estaba conmigo, echado cerca del auto, mirando hacia la entrada del garaje. Estaba tranquilo, observando de reojo mis movimientos.

Pero todo cambio en una milésima de segundos.

Estaba tan concentrada en mi trabajo sobre el motor, en la música que sonaba en mis oídos, en el olor del aceite y la gasolina que tenia encima; que no escuche cuando entro. Muchos menos cuando Paúl se puso en alerta por su presencia.

Solo sentí una mano que ardía en mi hombro. Lo suficiente para que, instintivamente, reaccionara en forma de defensa.

Tome esa mano de mi hombro, me gire y lance el cuerpo de esa persona hacia el suelo, haciendo que girara en el aire hacia delante mío. Todo con una fuerza humana; “por las dudas”, pensé en cuanto sentí esa mano.

Solo esperaba no haberme sobrepasado con mi fuerza.

Su espalda sonó tan fuerte en el suelo, que pude oírlo a pesar de que todavía llevaba los audífonos puestos.

-¿Quién eres?- le pregunte mientras lo miraba en el suelo quejarse del dolor.

Su olor era igual que el de Billy. Estaba sin camiseta, con unos shorts hasta las rodillas y llevaba zapatillas, unas muy viejas y sucias.

-¿Quién eres tu?- dijo desde el suelo, mirándome a la cara. -¿Qué haces en el garaje de Jacob?- se incorporo de golpe, aun quejándose ¿O estaba fingiendo?
-No lo volveré a repetir ¿Quién eres y que haces aquí?- tome una llave que tenia cerca. En ese instante, oí unos pasos que se dirigían hacia mí. Un segundo chico entro.
-Wooouu…- dijo. –Déjame adivinar ¿la asustaste?- le dijo al chico que tenia en frente mio. Este no dejaba de mirarme. Estaba enojado.
-¿Quiénes son Uds. y que quieren aquí?- les dije en tono de amenaza. -¿Y bien?- ninguno contesto nada.

Se miraban uno al otro, como tratando de deliberar quien contestaría a mi pregunta. Luego volvían su mirada a mí.

-Buscamos a Jacob.- dijo el chico que estaba en la puerta del garaje. –Somos amigos de Jacob y Billy.- se fue acercando a la par del chico que tenia en frente muy lentamente, sin sacarme los ojos de encima. –Soy Embry y el es Jared.- extendió su mano para saludarme. Yo dude.
-Soy Row.- dije, tome su mano con mi mano libre, en la otra seguía sosteniendo la gran llave.

Su piel era caliente, como si tuviera fiebre o algo parecido.

-Mucho gusto.- dijo, soltando mi mano enseguida. -¿Sabes donde fue Billy?
-Billy se fue a lo de Sue Clearwater.- no le sacaba los ojos de encima al otro chico. Algo en sus ojos me decía que no lo hiciera, algo como enojo o furia, de la cual debía cuidarme.
-Oh… de seguro fue a comer allí.- dijo Embry sonriéndole a su amigo Jared. Este no dijo ni hizo nada al comentario de su amigo.
-¿De donde conoces a Billy y a Jacob?- pregunto Jared. En su voz destellaba el enojo por haberlo tirado.
-Mis padres eran amigos de Billy.- me gire para dejar la llave en la caja de herramientas. –A Jacob no lo conozco todavía. No lo he visto desde que vine aquí.- hablaba sin mirarlos. No quería que vieran el dolor en mis ojos. Todavía me dolía la muerte de ambos, y no quería contar la historia de nuevo, menos a unos extraños.
-¿Cómo puedes conocer a Billy sin conocer a Jacob?- al parecer Jared quería hacerme una guerra de preguntas. O cobrarse de algún modo por haberlo humillado. Su amigo interrumpió con otra pregunta.
-¿Es tu auto?- se acerco a mi sonriendo.
-Si.- le dije. Aun miraba a Jared.
-Guauuu… es un auto increíble. Jacob morirá si lo ve.- sonrió y se acerco a mirar el motor. -¡Se llevaran muy bien Uds. dos!
-Será mejor que nos vayamos.- dijo Jared; su enojo era cada vez más insoportable. Embry lo miro serio y se incorporo.
-Si, creo que si.- dijo. -¿Podrías decirle a Billy que estuvimos por aquí? Dile que volveremos pronto.- me sonrió.
-Claro.- le devolví la sonrisa.
-¡Vámonos!- ordeno Jared, dirigiéndose hacia la puerta. Embry solo se despidió con una sonrisa. Algo le causaba gracia.
-Oye… ¿Jared, verdad?- se giro a verme, sin decir nada. –Lamento mucho lo de...
-Olvídalo.- dijo sin dejarme terminar de disculparme. Se giro y siguió caminando. Embry iba por detrás de el riendo.

La actitud de Jared hizo que me irritara. Más aun de lo que ya estaba a causa de mi sed.

Tenia que salir a cazar, y tenia que hacerlo ahora.

La risa de Embry me distrajo. Puse atención para saber si Jared olvidaría lo que paso.

-Gran forma de comenzar el día ¿no Jared?- dijo entre risas. –Debe ser muy humillante que una chica te derribe tan fácilmente.- siguió riendo.
-¡Cállate Embry!- ordeno Jared. Al parecer no lo olvidaría ¿Había lastimado su hombría?
-¡Oh, vamos! No te enojes conmigo. Yo no fui quien te derribo.- volvió a reír. –Espera a que la manada se entere, eso si que será humillante. Creo que disfrutaremos mucho de ese recuerdo.- rió. –Lastima que no lo vi. Pero de seguro Jacob lo compartirá con nosotros, una vez que vuelva, claro.

Los pasos se detuvieron. Solo podía escuchar la risa de Embry.

-Hay algo raro en esa chica.- dijo Jared en voz casi baja, como un pensamiento expresado solo para el. Embry volvió a reír.
-Solo estas sensible por el golpe.- dijo.
-Hablo enserio. Algo oculta.- dijo Jared serio. Pude oír como golpeaba a Embry en el brazo. Fue un golpe muy fuerte, pero aun así Embry reía.
-¿Algo como que?- Embry lo tomaba con gracia.
-¡No lo se!- resoplo. –Pero dime una cosa ¿A caso no oliste sangre allí adentro?- su voz era baja, muy baja, como si conspirara. Embry rió.
-Sip…- mi respiración se corto al oír eso. -Solo estas sensible por el golpe.- dijo, y luego, desaparecieron sus voces en el bosque.

Su corta charla privada, agrego mas preguntas a mi cabeza. Nueva información llegaba a mí, sin ni siquiera tener que preguntar.

Una palabra retumbaba en mi mente.

Manada.

“Espera a que la manada se entere…” “…Seguro Jacob lo compartirá con nosotros, una vez que vuelva, claro” dijo Embry. Pero ¿Cómo? Jacob no estuvo presente en el momento que “humille” a Jared.

Algo no cerraba en todo aquello. ¿A que se referían con la palabra “manada”? ¿Era un nuevo término para referirse a una pandilla? ¿Era un club secreto? ¿Una secta de chicos fornidos con temperatura corporal alta?

Sonaba tonto, todo aquello lo era. “Estupida deducciones”, pensé.

Debía dejar de darle tanta importancia. Esto no tenía nada que ver conmigo, con lo que yo era.

De algo si debía preocuparme, y era de que de algún modo, Jared, se dio cuenta de la sangre que oculte. Pero ¿Cómo se dio cuenta?

Los secretos de este lugar me estaban volviendo loca.

Billy, Rachel, el doctor Cullen, y de seguro Embry, Jared, Jacob y mucha gente mas, ocultaban algo. Algo grande, algo que debía permanecer en secreto del resto de la gente.

Manada. Confirmación de genes.

¿Qué ocultaban? ¿Qué secreto hay detrás de estas palabras?

Y pensar que creí, todo este tiempo, que seria la única con un secreto.

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